Víctor
Salgo de mi habitación y justo cuando lo hago veo a la pequeña que dobla una esquina corriendo, frunzo el ceño y sin saber la razón exacta camino rápido detrás de ella, solo que hay varias puertas cerradas por el pasillo que he tomado, bufo deteniéndome sin saber para donde ir hasta que veo las puertas de la biblioteca abiertas, teniendo un leve presentimiento voy hacia esta y tenso mi mandíbula cuando la escucho, ella parece estar llorando y odio eso, a medida que me adentro voy mirando hacia todos lados hasta que la veo en una esquina y me detengo.
—¿Estás llorando? —no responde, sigue abrazada de sus piernas escondiendo su cabeza y me acerco más a ella —oye ¿qué pasa pequeña? —ella me da la espalda, pero me siento a su lado —¿no quieres hablarme? —no dice nada —te caíste o
—Mamá no quiere decirme cómo se llama mi papá y así no podremos encontrarlo nunca —escucharla rompe mi corazón y tenso mi mandíbula —y yo quiero encontrarle —respiro hondo y una pregunta surge en mi mente.
—¿Y por qué quieres encontrar a tu papá Elizabeth? —ella no responde —quizás tu mamá no te habla sobre él porque él no quiere estar en tu vida —sé que mis palabras le hacen daño, pero necesito saber que piensa la pequeña, además, sé que todo su dolor es mi culpa, seguro Aylin le dijo que no le diría y claro, yo le acabo de decir a esta que no quería ser padre de su hija, aún recordar eso me hace sentir como el peor canalla de la historia. Elizabeth me mira, sus ojos rojos me rompen por dentro.
—Porque entonces podré conocerlo y cuando le conozca le diré que le quiero mucho —la pequeña de enorme corazón sonríe —y que quiero ser su hija, que no lo odio por no estar conmigo y que podemos ser una familia, entonces él podría quererme —dejo de mirarla y siento mis ojos llenos de lágrimas, ahora si me siento un monstruo —soy buena, Víctor, ¿crees que no me quiera? —la miro y veo el miedo en sus ojos.
—Creo —me callo mirando sus ojos llenos de lágrimas —creo que cualquiera querría tener una hija como tú —ella sonríe —y que tu papá cuando te conozca va a amarte mucho —su sonrisa aumenta
—¿Ves? Por eso debo encontrarle —asiento con lentitud y algo extraño se instala en mi pecho perdido en sus ojos.
—Tengo una idea pequeña para buscar a tu papi —su mirada se ilumina
—¿Me dices? —se acerca más a mí —haré cualquier cosa —sonrío
—Solo debes traerme tu cepillo de dientes —la niña no lo duda y asiente rápido, la observo con el alma hecha pedazos y luego sonrío, ella quiere un padre, ella quiere que le quieran y yo debo darle eso. —Eso sí, no dirás nada a tu mami —la señalo y niega
—Te lo daré en un rato y no, mamá no sabrá nada
—Perfecto —me pongo de pie
—Víctor —la miro cuando me habla —¿cómo te llamo? ¿Tío o Víctor? —sigo mirando sus ojos
—Víctor está bien —expreso con la palabra papá dando vueltas en mi cabeza, ella asiente —te enfadaste con mamá ¿verdad? —vuelve a asentir y deja de mirarme —apuesto a que ella solo quiere lo mejor para ti Elizabeth y no te dice porque no quiere luego que estés triste o que te ilusiones en vano —sigue mirando el suelo —¿por qué no vas y le pides que te disculpe por tu enojo? Abrazala y bésala, sé que tu mamá te quiere mucho.
—¿Cómo lo sabes? —sonrío
—Porque eso se nota pequeña —le guiño un ojo y luego solo me alejo de ella, tendré lo que necesito, pero ahora solo tengo unas ganas inmensas de gritar que soy su padre porque sí, no necesito pruebas, solo las hago para que Aylin no pueda negarme nada y luego... luego debo buscar la manera de decirle a la niña que sí que tiene un papá, que soy yo y que la quiero mucho porque a ella, es imposible no quererla.
Paso las manos por mi rostro cuando salgo de la biblioteca, Aylin va a creer que estoy loco, primero le digo que no quiero saber nada y ahora haré una prueba a sus espaldas, pero no aguanto volver a ver a la niña llorando por mi causa. Al entrar a mi habitación envío un rápido mensaje y luego voy hacia el baño.
—Te ves bien —expresa Aby cuando entra a la habitación y me ve sin camisa, solo la ignoro mientras envío un mensaje —Amor desde que llegaste a esta casa no hemos hecho nada —habla colocándose a mi espalda —entiendo que quieras respetar lo que mi padre pidió, pero si no te sientes cómodo aquí podemos ir a un hotel —pasa sus manos por mi espalda —o a otro lugar —deja un beso en mi cuello —yo —se calla —o a casa de tus padres —susurra en mi oído —podríamos cenar con ellos y —cansado me pongo de pie
—Aby no te llamé para eso —soy claro buscando una camisa
—Víctor estamos a punto de casarnos
—Precisamente de eso quiero hablarte —digo mientras me visto —es mejor esperar —su ceño se frunce.
—¿De qué hablas? —Aby medio sonríe confundida
—De que este mes no será la boda —sus ojos se abren como platos
—¿Estás bromeando Víctor? —ella sale de la cama —incluso hice que mi hermana viniera, que por cierto —bufa —la invitación me ha salido cara porque se quedará a vivir aquí y tú me dices que
—No estoy cancelando la boda, estoy
—No puedes hacerme esto —masculla señalándome —además, necesitas casarte conmigo para no perder la herencia —suspiro —¿cómo voy a hablar con mi familia? Yo
—Ya hablé con tu padre —su boca se abre sorprendida
—¿Que hiciste qué?
—Aby
—Claro —ríe demasiado molesta —ya obtuviste lo que querías —me acusa —vas a invertir en la empresa de mi padre, pero si no te casas conmigo yo
—No invertiré solo en ella —la interrumpo porque sus palabras no me gustan —seré accionista de esta quieras o no, me case o no —su mandíbula se tensa —Aby desde siempre has sabido por qué acepté casarme contigo tan rápido
—Sí, y ahora no entiendo por qué no quieres hacerlo Víctor —sus ojos se llenan de tristeza —¿hice algo mal?
—Siento que te conozco poco —me alejo un poco de ella que se echa a reír
—No vengas con esas gilipolleces —brama enfadada —ambos sabemos que no me amas, pero te gusto y conmigo la pasas bien Víctor, me dijiste que este mes nos casaríamos —hace que la mire —incluso te dije que podías invertir tu dinero —ella lleva sus manos a mi rostro —¿Víctor que te ha hecho cambiar de opinión? ¿Ya no te gusto? —me pierdo en sus ojos.