LA CONFESIÓN
—Tu intención es buena, pero no necesito conocer a nadie más. Ya estoy enamorada.
Me mira a los ojos y sé que muchas preguntas pasan por su cabeza, pero sólo voy a responder una.
—Estoy enamorada de ti, Usher —digo de una vez por todas y cerrando los ojos para no ver su reacción—. Desde hace ya cuatro años —susurro para que esté al tanto de que no es sólo ahora que se casó.
—Vete de mi boda, no te quiero aquí —escupe las palabras y no voltea a verme.
—Bien, al cabo que ni quería estar aquí, vine sólo por compromiso —termino hablando sola.
Vuelvo a la fiesta porque me tengo que despedir de los padres de Usher y de los chicos, claro está. Además de los novios y padres de la novia. Fuerzo una sonrisa y me acerco a su mesa.
—Hola, perdón, es que se me ha hecho tarde y ya estoy muy cansada, venía a despedirme —digo a los padres de Usher.
—Claro, cariño. Un gusto haberte visto nuevamente —dicen ambos, que podrían haber sido mis suegros en un mundo paralelo.
—Igualmente. Me iré a despedir de los demás.
Llego donde los chicos, quienes ya están un poco pasados de copa, mi hermano es el único que está bien.
—Yo ya me voy, es que es tarde y estoy cansada.
—Claro, mañana iré a tu casa. ¿Te despediste de los novios? —niego con la cabeza.
—Es que está el Senador y su esposa —digo un tanto incómoda, en realidad es por lo mismo que digo, no voy a ir donde nadie me ha presentado y ahora Usher me detesta.
—Yo te llevo —mi hermano me abraza por los hombros y me lleva donde están los recién casados.
—Alex —saluda la señora que abraza a mi hermano con cariño.
—Les presento a mi hermana Harper —Usher ni siquiera me mira, además besa a Collin.
—Mucho gusto, yo soy la madre de Collin, Meredith. ¿Te quieres servir algo? —pregunta amablemente, mientras que su esposo me mira de pies a cabeza.
—No, muchas gracias. Yo ya me iba a ir, es que ya es tarde y no suelo salir mucho de fiesta —digo sonriendo amable, pues ella no me ha hecho nada.
—Bueno linda, muchas gracias por venir.
—No, espera —protesta Collin—. Aún no he lanzado el ramo.
—No importa, de todos modos no creo que me llegue a casar —digo sonriendo con pesar, a pesar de que su madre igualmente señala que debo ir, no puede hacerles el desplante.
—No, tu espera —dice ella decidida.
Va al mini escenario donde todos le dedicaron palabras a los novios. Toma el micrófono y avisa que ha adelantado el momento de lanzar el ramo porque una “amiga” se tenía que marchar.
—Ve —insta mi hermano ahora con mejor humor que antes, e incluso noto algo de compasión hacia mi persona.
Le dejo mi bolso a Alex y voy a donde todas las chicas mas menos de mi edad, se han reunido, quedo al fondo y Collin nos da la espalda, comienza a contar hasta que lanza el ramo, una chica no lo alcanza a atrapar y lo lanza directo hacia mi cara, y lo termino atrapando.
—Acepto —gritan los chicos y de fondo escucho la carcajada de mi hermano que me hace sonreír.
Todos me felicitan, llego donde mi hermano y Collin me abraza emocionada.
—Así funciona el destino —dice feliz—. Yo lo atrapé hace dos años y ahora mírame.
Sonrío sólo por formalidad, me despido de todos mientras que escucho al Senador preguntarle a todo el mundo si es que han visto a su hijo. Mi hermano me acompaña y cuando me entregan mi abrigo es cuando recuerda.
—Mierda —protesta sobresaltandome—. Lo había olvidado ¿Cómo llegaste?
—Peter tiene un don natural para distraer a las personas.
—Veré si está Peter, espera aquí —me quedo en la entrada y él se va a buscar a un chofer.
Miro el ramo y recuerdo la reacción de Usher, maldito sea el destino y maldito seas Cupido, tus flechas han fallado demasiadas veces.
—Hola —me giro y veo a Scott salir de la puerta principal.
—Hola —saludo sonriendo—. Te estaban buscando.
—Tuve una pequeña discusión con mi padre.
Sonrío, ahora viene con un pantalón estilo militar y una chaqueta de cuero con muchos bolsillos o solo cierres. Se me acerca mientras juega con una llave entre sus manos, se despeina y mira hacia todos los lados posibles.
—¿Atrapaste el ramo? —pregunta mirando mis manos.
—Sí, tu hermana lo quiso…
—Hermanastra —corrige.
—Tu hermanastra lo quiso lanzar antes de que yo me vaya —digo sonriendo por lo tierna que es Collin.
—¿Entonces esperas casarte? —sonrío con melancolía.
—No —musito quedita.
Levanto la mirada y lo descubro mirándome, pero en vez de apartar sus ojos de mi, de hecho me mira con más intensidad. Mojo mis labios con nerviosismo y miro hacia cualquier otro lado.
—Oye, escuché algo hace un rato y pues, estuve en el lugar incorrecto en el momento incorrecto y —se comienza a dar vueltas.
—¿Qué?
—Si quieres te puedo llevar a tu casa —muerdo mi labio inferior—. ¿Pasa algo?
—Es que le tengo fobia a los medios de transporte, sea cual sea —murmuro avergonzada.
—¿Cómo llegaste? —pregunta confundido.
—Peter tiene un gran poder de disuasión y es muy precavido.
—¿Peter King? —asiento con la cabeza—. Es el chofer de mi papá, no creo que esté ahora, su turno debe haber terminado hace dos horas.
—Cómo sea, Alex lo está buscando. ¿Qué escuchaste? —pregunto mirándole su perfil, es realmente muy guapo este chico y eso mismo me lleva a preguntar algo que no va ni viene con el tema—. ¿Tienes novia?
—No —responde cortante—. ¿Viene tu hermano?
—No lo sé.
—Harper, no está Peter —dice mi hermano llegando—. Hola Scott, te estaban buscando.
—Alex —abraza a mi hermano con esos saludos fríos pero cercanos a la vez—. Yo voy a la ciudad, te puedo llevar —propone el chico.
—¿Ya te dijo de su fobia?
—Amigo, llevo en la milicia desde que tengo 14 años. Te aseguro que puedo con su fobia —dice cómo si nada.