Corazón En Guerra

*Cinco*

El hijo del Senador

Entro casi que en blanco, por qué tenía que escuchar eso. Maldición ¿Y si alguien más nos escuchó? Voy a la cocina donde escucho a las chicas, están sentadas en el área de descanso de la misma. 

—¿Pasa algo? —pregunta Leticia preocupada.

—¿Y esa ropa? —me señala Tanya.

Me siento en uno de los sofás y oculto mi rostro entre mis manos. No quiero creer lo que está pasando, ahora considero que fue un error haberle confesado eso a Usher, sobre todo porque el lugar no era precisamente el correcto y mucho menos el momento.

—¿Nos puedes decir lo que está pasando? —insiste mi mejor amiga.

—Le dije a Usher —ambas me miran sorprendidas, de seguro juraban que no lo haría—. Lo hice. Fue cuando estábamos en el momento de la fiesta, me presentaba a demasiados hombres y ya me estaba cansando, le dije que necesitaba hablar con él y lo alejé de la fiesta, me percaté de que no había nadie y se lo confesé.

—¿Cómo reaccionó?

—Mal, muy mal. Me echó de la fiesta —ambas se ven sorprendidas—, y conocí al hijo del Senador.

—Dicen que es muy guapo ¿Es cierto? —asiento con la cabeza.

—De hecho, él me vino a dejar. La cosa es que durante la ceremonia, la cual no quería presenciar, entonces choqué con él, que tampoco quería estar presente. Estuvimos hablando y no me preocupé de quienes se casaban, fue una buena distracción. Pero luego se me perdió de vista.

—¿Puedes hablar más rápido?

—Me despedí de todos los que conocía y Alex me acompañó a buscar al chofer que me había traído, pero este no estaba y justo Scott estaba en la entrada para salir, se estaba escapando. La cosa es que mi hermano juró que este sería el indicado para lidiar con mi miedo, cosa que fue acertada. Para cuando llegamos me dijo que él había escuchado algo mientras huía de su padre.

—No puede ser ¿El lo sabe? —asiento con la cabeza.

—Santa Virgen Bendita —musita Tanya casi en otro mundo.

—Me voy a dar una ducha.

—¿Lo vas a ver otra vez? —frunzo el ceño—. Lo digo suponiendo que sus cosas, no tenías esa ropa.

—Me dijo que me las quede —digo encogiendome de hombros.

Subo las escaleras llevando la mochila conmigo. Lanzo todo a mi cama, me quito su chamarra y los pantalones de su madre, su gorro lo dejo ahí también. Voy al baño y me quito mi ropa, entro a la ducha y me quedo ahí por el tiempo que sea necesario. Salgo y me seco el cuerpo sin hacer nada de hidratación porque estoy cansada cómo para eso. 

Me pongo un short y una camiseta de algodón. Abro la mochila para sacar mis cosas y poder guardar las de él. Encuentro el ramo y mi abrigo, guardo sus cosas. La dejo sobre mi sofá y bajo llevando el ramo conmigo. Me quitaré el maquillaje en la cocina.

—¿Y eso? —pregunta Tanya.

—El ramo de la novia, cayó en mi cara —lo dejo en la barra de la cocina.

—Explícate, por favor.

—Cuando me fui a despedir de ellos, Collin no aceptó que me viniera sin antes lanzar el ramo, entonces me quedé y cuando una chica no lo agarró, hizo que el ramo cambiara de dirección y cayó en mi cara. Fin de la historia —musito desganada.

Me quito el maquillaje y ellas me miran cómo si hubiera algo más que no les he comentado, pero eso es todo. Termino de desmaquillarme y me sirven un poco de vino. Cuando veo la pared y veo una foto de mi hermano en su graduación es cuando recuerdo que le debo avisar que he llegado bien a casa.

—¿Han visto mi bolso? —les pregunto a las mujeres que invaden mi hogar.

—Llegaste sólo con la mochila.

—Maldición —lloriqueo—. ¿Me pasas tu celular para poder avisarle a Alex que ya llegué?

—Claro.

Mi amiga me entrega su celular, busco el contacto de mi hermano y le marco. Me contesta al tercer tono.

—¿Hola, Tanya?

Soy Harper, ya llegué a casa, mi celular está descargado, por eso te llame de este.

Que bueno, ¿Scott te dijo hacia dónde iba o algo?

—No. Sólo me pasó a dejar y luego se fue.

Bueno. Por la tarde voy a ir a verte, para hablar contigo.

—Bueno.

—Te quiero.

Corta la llamada y le paso el celular a mi amiga, me quedo mirando un punto fijo ¿Ahora cómo recupero mis cosas? 

—Podemos buscar alguna manera de contactarlo —propone Leticia.

—Veré si tiene instagram —dice Tanya.

Mientras ellas buscan información sobre el hijo del Senador Turner, yo comienzo a repasar toda la maldita noche, cada chico que Usher me presentó, cada uno de ellos eran muy diferentes de él.

—Lo encontré ¿Es él?

Miro el celular, hay tres chicos con sólo short de baño, están en la playa y uno de ellos es Scott. Asiento con la cabeza, sonríen cómo psicópatas y un poco más hasta lupa utilizan para verlo mejor. 

—Bien, entonces supongo que este es su amigo y debe tener algún contacto, porque Turner no tiene instagram. Vamos a hablar con el amigo.

—Seguro te responde —digo sarcásticamente mientras ella escribe.

Me levanto y voy a servir más vino, ni idea de qué hora es, miro la pared y el reloj marca que faltan quince minutos para que sean las tres de la madrugada. 

—Contestó —chilla mi amiga y la miro sorprendida—. Dice: Hola, Tanya. No te puedo dar el contacto de Scott, pero él está aquí conmigo, entonces si tu amiga envía un audio o una foto para comprobar que sí la conoce. 

—Dame —presiono el botón del micrófono—. Hola, Trevor. Y hola, Scott. Soy Harper London. Hace unos minutos noté que olvidé mi bolso que llevaba. Sospecho que se me quedó en tu habitación. Si la encuentras, por favor, avisa a este instagram. Gracias y gracias Trevor.

Le regreso el celular y bebo el vino, mi amiga sonríe y mami me mira sorprendida. No quiero que me sigan mirando de la manera en que ahora hacen, es incómodo porque no sé qué quieren.

—¿Qué pasó con Scott?




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