Te Odio
—Deberías ir a descansar o cambiarte de ropa, Harper —levanto la cabeza para verlo, se agacha para tomar mis manos y ahora debo ver hacia abajo.
—Es mi hermano, no lo voy a dejar, es mi única familia.
—Harper, de igual manera no van a dejar que hoy lo veas.
—Pero no quiero abandonarlo, por favor, no me hagas salir de este hospital —pido con miedo y no lo esperaba así como tampoco sabía que lo necesitaba. Es por ello que adoro sentir sus brazos rodeando mi cuerpo.
Scott se sienta a mi lado y me invita a apoyar mi cabeza en su hombro mientras esperamos a que el doctor me diga si mi hermano ha evolucionado o todavía sigue en estado Gravísimo cómo me dijeron cuando llegó.
—Tienes que avisar a los fans de tu hermano, su celular no deja de sonar y sus amigos te dijeron que lo hagas.
—Me siento culpable —murmuro viendo su celular entre mis manos.
—No es tu culpa, Princesa, sácate eso de la cabeza.
—Está ahí y no debería. No sé de redes sociales, no soy experta.
—Pide ayuda a sus amigos —dice suavemente, es demasiado comprensivo.
Tomo mi celular y reviso los mensajes, Simon, Dan y Noah han dicho que vienen de camino desde Maryland, a Usher no le queremos decir porque es obvio que podría ser capaz de regresar y está en su luna de miel, no queremos arruinarle nada. Miro el chat con mi mejor amiga, quien me dice que vendrá a dejarme una muda de ropa porque de acá no me muevo.
—¿Cómo hago?
—¿Qué cosa?
—No lo sé, me aseguras que estará bien ¿Pero si no es así?
—No pienses de manera negativa, tu hermano es joven y fuerte, puede luchar —comenta con calma, es demasiado pacifico y me llega a perturbar que sea así.
—Lo había olvidado —salto de pronto, fue gracias a que me acomodé y su olor me hizo reaccionar—. ¿Sauvage?
—Cuando encontré a Lety y a Victor les pregunté, estaba en tu armario dormido entre tu ropa, a salvo.
—¿Cómo es eso de encontré?
—Tu hermano los ocultó en la sala de juegos, de hecho cuando llegué encontré a tu hermano y luego seguí el ruido que hacía el sujeto que buscaba a la chica, lo sometí justo antes de que llegara la policía.
—¿Mi hermano estaba consciente cuando llegaste?
—Sí, me dijo donde estaban y me pidió que no dejara que los encontraran.
—Te dijo algo más —insisto cuando noto que no me dice todo, trata de alejarse, pero vuelvo a tomar su mano—. ¿Qué fue? ¿Qué te dijo?
—Me pidió que no te dejara, que esté a tu lado mientras él no pudiera hacerlo.
—Pero —interrumpo y frunce el ceño para luego alzar una ceja que inmediatamente me hace callar.
—Y le prometí que estaría a tu lado cada que me pidieras y cuando no también, no te dejaré sola.
—No quiero que te sientas presionado —murmuro evitando ver a sus ojos como hacía anteriormente, no me gusta que me vea así, cómo si incluso toda llorosa me estuviera no lo sé, queriendo.
—No me siento así, te lo aseguro. No hay ni otro lugar en donde quisiera estar, Princesa.
Siento que de verdad no respiro, pero esta vez no es porque tenga un ataque de ansiedad o algo así, esta vez es porque me asombra que pueda decir algo así, es cómo si asumiera por completo que quiere estar conmigo porque le nace y no porque se sienta obligado, el único que ha hecho algo así es Usher, Tanya y Lety.
—¿Puedes publicar tú el estado de mi hermano?
—¿Sabes por qué no tengo Instagram? —niego con la cabeza con demasiada curiosidad—. Porque no sé nada de ello.
Dejo salir una risita y me inclino a rodear su cuello con mis brazos apoyando mi mentón en su hombro, mientras que él me abraza por la cintura y me acerca hacia él. En eso comienza a sonar el celular de mi hermano, se trata de Usher.
—Tienes que decirle, su padrino de bodas, su mejor amigo casi su hermano está respirando gracias a una máquina. Imagina cómo te sientes tú aquí, cerca de él quieres ver a tu hermano, sentirlo —juro que lo quiero ahorcar, de verdad, es demasiado bueno.
Sabe lo que siento por Usher y me insta a hablar con él, aunque claro, ahora es por mi hermano y tiene razón. Me acomodo en el asiento y deslizo el círculo verde para contestar la llamada.
—Iré por café y algo de comer —avisa palmeando suavemente mi rodilla con naturalidad mientras que a mí me hace jadear y no sé porqué.
—Hola hermano, oye ¿Va todo bien? Me siento extraño y luego sentí la necesidad de llamarte. Le escribí a los chicos y no contestan, por suerte tú sí —jadeo y trato de no soltar lágrimas ¿Cómo le digo?
—Usher —susurro manteniendo la voz firme.
—¿Harper? —no puedo, de sólo pensar en mi hermano, un sollozo escapa entre mis labios—. Harper, dime por favor que todo está bien.
Su ruego hace que me suelte a llorar otra vez, siento presión, ya no respiro y es que yo misma me obligo a no respirar y no sé cómo. Al escuchar nuevamente su voz y desespero es que me doy el valor para decirle.
—Está bien, o al menos eso dicen los doctores —su jadeo me pone en alerta y el grito de Collin en sobre aviso—. ¿Usher?
—¿Cómo que el doctor? Harper, dime qué mierda está pasando —exclama con la voz rota.
—Un tipo fue a mi casa a buscar a cierta chica que llevé a vivir conmigo como un favor, Alex la ocultó y evitó que este la encontrara, pero lo golpeó repetidas veces con un bate de béisbol, lo que le provocó sangrado interno, una fractura rota y colapso pulmonar lo que le llevó a una SDRA. Cuando llegó le drenaron la sangre del pulmón y controlaron las hemorragias, ahora está conectado a un respirador mecánico y no puedo verlo hasta dentro de 24 horas.
—No puede ser —susurra casi derrotado—. ¿Dónde estabas tú?
—En el trabajo, fue porque el idiota me envió un mensaje por el selular de Alex y le pedí ayuda a un amigo para que fuera a mi casa y pues, luego llegaron las autoridades.