Corazón En Guerra

*Dieciocho*

¿Me vas a besar?

Salgo de casa viendo la hora, se supone que en treinta minutos comienza la visita de la mañana y tengo que recibir el reporte del doctor. Frente a mí hay una moto que reconozco demasiado bien para mi gusto, sonrío y se quita el casco casi en cámara lenta aun estando montado en su vehículo motorizado de dos ruedas.

—Llueve a cántaros y decides venir es esto.

—¡Ey! Más respeto que si no no te llevo —amenaza sonriendo.

Viene con un jeans negro, botines estilo militar y una chaqueta de ecocuero en color negro, hoy su outfit es allblack. Me acerco y cruzo los brazos frente a él.

—Da igual, puedo caminar —me encojo de hombros y ríe negando con la cabeza.

—¿Vienes?

—¿Me llevarás? —niega soltando aire fastidiado pero con obviedad—. Dame el casco.

Me tiende el casco y me lo pongo mientras que él se acomoda para hacerme espacio delante de él, con cuidado subo en ese espacio y se pone su casco nuevamente. Se inclina y con su pierna indica que mueva la mía para pasarla por sobre la de él. 

—Podrías hablar.

—Shh —río y él acelera bruscamente.

—Me dan ganas de golpearte —digo en un gruñido porque sí me asusté.

Su risa me relaja y que sus brazos me tipo “protejan” me hace ir tranquila, no al nivel de disfrutar, pero si voy bien. Llegamos a la Clínica y aparca en la zona de motocicletas que es la más lejana a la entrada. Espero a que primero se baje él y me tiende la mano para ayudarme a mi. 

—Dame el casco —se lo tiendo y acomodo mi cabello—. ¿Vas a tardar mucho?

—Tengo que hablar con el Doctor.

—¿Quieres que vaya contigo?

—Si quieres acompañarme no me quejaría tanto cómo si te quedas acá —dejo eso en el aire y le sonrío antes de ir a la entrada.

Casi a la mitad del camino siento que me sigue y sonrío con suficiencia, freno en seco para esperarlo y que vaya a mi lado, pero es tan idiota que choca contra mi y dejo salir una carcajada divertida, es cómo cuando choque con él en la boda, sólo que esa vez fue mi culpa porque yo iba retrocediendo. Un Deja Vú.

—Ten cuidado —dice riendo—. ¿Cómo sabías que venía? No había manera de que frenaras porque se te cruzó algo.

—Tengo ojos en la espalda.

Entramos a la clínica y mientras él se queda en la sala de esperas, yo le informo a la chica de recepción que he venido para hablar con el Doctor que atiende a mi hermano. Vuelvo y busco a Scott que no aparece por ningún lado, se suponía que estaría esperando. Resignada me voy a sentar esperando a que vengan a decirme algo sobre mi hermano.

—Princesa.

—Señorita London.

Me entran ganas de reirme por cómo me hablaron al mismo tiempo pero de extremos diferentes, tengo que recurrir a mi gran habilidad de contención para poder levantarme a hablar con el Doctor.

—¿Cómo amaneció mi hermano?

—Está bien, yo creo que dentro de unos días podríamos desconectar del ventilador mecánico y el drenaje ya lo hemos dado por finalizado, pero tenemos que estar revisando porque puede volver a pasar algo.

—¿Cuánto tiempo estaría hospitalizado?

—Mínimo dos semanas —dice con claridad y no me queda más que agradecer.

—Muchas gracias, Doctor.

—Nos vemos, Señorita London.

Vuelvo y veo a Scott sentado en el lugar que yo estaba, frunzo el ceño y lo señalo fingiendo molestia, pues mientras que el doctor me explicaba él me estaba pateando mi pie. Me sonríe fingiendo inocencia y arruga la nariz, es un niño pequeño en este momento.

—¿Cuánto tiempo tenemos?

—Pues, te traeré justo a la hora de visita de la tarde —aclara cruzándose de brazos.

—Bien, iré a saludar a Alex y vuelvo —asiente y yo camino rápido hasta la habitación de mi hermano.

Abro la puerta y me encuentro con Simon dormido en el sofá, decidieron que se van a turnar para pasar la noche con Alex y así yo me puedo ir tranquila a mi casa. A diferencia de ayer, hay muchos globos y decoración de Iron Man, el superhéroe favorito de mi hermano. Sonrío y lo cubro con la manta antes de ir a tomar la mano de mi hermano.

—Hola niño, siento no estar contigo, pero me han invitado a un viaje que debo por haber obligado a comer conmigo. Te vengo a ver a la tarde ¿Sí? Te amo mucho —como siempre que tomo su mano y le digo lo último, siento esa presión de su mano contra la mía.

—¿Con quien sales, hermanita? —doy un salto en mi lugar y Simon ríe.

—Idiota —me abraza y le correspondo—. Podrías lavarte la cara, tienes la saliva marcada en la cara, si tus seguidores te vieran así de inmediato darían el Unfollow.

—¿Me traes desayuno?

—No puedo —canturreo yendo a la puerta luego de haber besado la frente de mi hermano.

—Cierto, que tienes una cita.

—No es cita —insisto saliendo de la habitación y él se ríe.

Camino dándome mi tiempo y le escribo a Tanya, ella ayer me dijo que no era aconsejable que saliera tanto con Scott, y yo sinceramente no la entiendo, primero me dice que me atreva, luego me dice que vaya con cuidado, creo que por eso mismo ella no sale con nadie, pues lanza la piedra y luego esconde la mano.

Llego a la sala de espera y Scott sigue en la misma silla donde quedó, revisa su celular y ni siquiera me nota hasta que ya estoy a su lado, pero lo entiendo, no todos son tan perseguidos cómo yo que hasta el más mínimo acercamiento le altera, llego a ser neurótica y por eso soy consciente de la cercanía de cualquiera.

—¿Nos vamos?

—Cuando tu digas, Princesa.

—Pues vamos —se levanta, acomoda su ropa y a la par vamos a la salida.

Antes de salir ya noto que afuera llueve mucho más, con mayor intensidad que cuando llegamos. 

—Insisto, pésima idea que hayas traído la moto.

—Es que es mucho mejor para lo que tengo en mente —se excusa mientras vamos hasta la motocicleta.

Cuando llegamos a ella, me tiende el casco y sube dejándome espacio delante de él, pero cuando estoy por subir donde siempre llegan dos patrullas de policías y tenemos que cumplir con lo que la ley del tránsito indica. 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.