Estúpida
*
Soldado
No es Harper, es Princesa y te consta
Creí que serias más valiente
Prometiste que vendrías
¿Para qué?
Ya tienes compañía, Harper
Dijiste que con el Adiós te conformabas y ya está
*
—¿Todo bien?
—Sí, le decía a Adele que estás bien —mi hermano sonríe con melancolía.
Si bien le dije que fui y que me hizo bien charlar con ella, omití que fui acompañada y que ahora egoístamente no quiero dejar libre al chico que estuvo conmigo en ese momento y en muchos otros, pero mi egoísmo no es sólo por capricho, es que siento que lo necesito, es mi necesidad.
—Mientes, Princesa —volteo a verlo con la respiración agitada—. ¿Por qué no lo llamas?
—¿Co-cómo sabes?
—Me hice el dormido hace un rato cuando te escuché hablar con Tanya. Está muy molesta contigo y eso sólo significa que algo has hecho mal —me dan ganas de golpearlo, sinceramente, pero el verlo sonreír y achinar sus ojos me emociona hasta para querer ir a abrazarlo—. ¿Quién es el chico?
—No es importante.
—Lo es —su voz suena ahogada y frunzo el ceño—. Perdón es que no me puedo reír.
—Idiota.
—Gracias —sonrío y le tomo una foto para poder hacer la publicación, me ha dicho que yo continúe controlando su perfil por unos días hasta que se sienta mejor—. Salí mal, tómala de nuevo.
—No vas a salir más guapo —le dice Usher entrando a la habitación.
—Ya quisieras ser igual de perfecto que yo —ambos ríen y yo niego, pero es bueno verlos felices.
—Oye, tengo que hacer una llamada importante —musito terminando de escribir la descripción de la publicación.
Si bien los chicos publicaron algunas cosas y algunas historias con lo que los seguidores de mi hermano pueden saber de él, aún falta la publicación de su perfil y eso me corresponde a mi. Veo a mi hermano y su mejor amigo, ellos están pendientes de mi.
—Cuidense —salgo de la habitación y voy hasta un lugar donde pueda hablar con calma, la cafetería es la mejor opción.
Tomo asiento en una de las mesas que tienen vistas hacia el exterior del lugar, tomo mi celular y repaso su contacto varias veces antes de decidirme a llamar, lamentablemente me frustro demasiado cuando no me contesta al segundo intento, creo que no me va a responder y ya quiero llorar, de verdad que este no puede ser el final, no puede ser así, no quiero. Intento otra vez y esta vez noto que ha contestado por el repentino corte en el timbrado, mas no dice nada.
—Hasta que te dignas de contestar —trato de sonar animada.
—¿Qué quieres? —me sienta mal su manera de responder, tanto que me borra la sonrisa y me entra el tic nervioso, pero me obligo a sonreír para mi.
—Auch, eso fue frío y duro hasta para ti mismo, Soldado —él nunca me habló así, salvo cuando me dijo desconocida y no se sintió como ahora, ahora me sabe diferente, ahora duele—. ¿Todo bien?
—Sí —lo escucho soltar un suspiro, de seguro se ha acostado, a ese punto nos conocemos—. ¿Qué quieres, Harper?
—Ahora mismo, disfrutaría una buena hamburguesa —trato de hacer más suave nuestro entorno, nuestra burbuja, sonrío para volver a animarme. Pues es obvio, fingir una sonrisa por un tiempo luego se vuelve real y eso es lo que necesito, no sentir el corazón romper—. O incluso podría ser una pizza viendo una película navideña. Pero para eso necesitaría que vinieran a buscarme, preferentemente en moto porque ya no me da miedo ni ansiedad —quiero recordarle mis logros gracias a él, quiero que entienda que soy mejor con él y que eso me hace sentir mejor a mi—. Por cierto, creo que antes no entendiste soldado, es Princesa y no Harper a secas.
—No me refería a eso y lo tienes claro —la sonrisa se vuelve a ir de mi rostro y ya no me obligo a regresarla, ya entendí que esto será así, con el silencio en la línea no le queda de otra que hablar—. ¿Para qué me buscas? Estoy 100% seguro de que hay alguien mucho mejor que yo para acompañarte.
—¿Cómo? ¿Cómo sabes? —cuestiono confundida, trago saliva amargamente cuando entiendo, sabía que esto no era sólo porque sí, mi Soldado no es así—. Nos viste, a mi y a Usher.
—Espero seas feliz, Princesa —y aunque lo dice, no se siente como siempre, es cómo si lo dijera para reconfortarme ahora que sabe voy a llorar.
—Scott, espera —ruego y se que puede ser patético—. No es necesario que hagas esto.
—Princesa, ya te lo dije y lo he demostrado varias veces, ya ni sé cómo decirlo porque creo que hasta ridículo sueno. No puedo ser sólo tu amigo y me dejaste claro que ese es el único lugar que puedo tener en tu vida. Lo siento por ti, pero me tengo que querer más a mi —su voz es suave, casi como si aun con su corazón roto no quisiera romperme a mi, tiene cuidado con sus palabras y eso me gusta, pero no evita mis lágrimas porque ya sé cuales son sus siguientes palabras—. Adios, Princesa, por favor no llores.
Pero ya es muy tarde, porque ya soy un mar de lágrimas, ya estoy sollozando contra el dorso de mi mano luego de que me haya colgado. No quería que esto acabara así, de hecho, no quería que acabara.
—¿Estás bien?
—Estaba pensando, Usher —toma mi mano y se sienta frente a mi—. Si te esperé, quiero que valga la pena.
—Tengo esposa, Harper —sabía que eso pasaría, o sea, yo tengo claro donde me estoy metiendo.
—Pero me dijiste que te esperara, Usher —y eso es lo que me molesta, porque habría sido por nada.
—Y necesito al menos una semana, Harper, necesito acostumbrarme a esto primero, no me puedo arriesgar.
—Es injusto —musito aunque sé que tiene razón, no se quiere arriesgar y lo entiendo, pero si me quiero quejar, porque yo soy la primera en esta historia, yo tengo mi lugar asegurado.