Corazón En Guerra

*Veinticuatro*

Una Cita

—Realmente te necesito, Soldado —me abraza y siento que lo tengo nuevamente.

—Con una condición, Princesa —besa mi cabello y respiro lentamente su aroma.

—Dime.

—Vas a hacer algo por ti —frunzo el ceño confundida—. Irás a recibir atención de salud mental.

—¿Por qué?

—La necesitas, por algo aún te aterran los vehículos y tienes que hablarlo con alguien —susurra besando mi ceño fruncido.

—Está bien —accedo y me inclino a besar su mejilla—. Pero serás tú quien me lleve a cada sesión.

—Princesa, no juegas limpio —sonrío inocente y le guiño un ojo divertida—. Tenemos un trato, por ahora, porque en algún momento tendré que regresar a mi trabajo.

—Entiendo —una inevitable mueca de tristeza se apodera de mis facciones faciales, de igual manera lo abrazo—, ¿Vienes a la tarde?

—Creo haber escuchado a Usher, tiene planes contigo y como buen amigo te recomiendo que arregles tu maquillaje.

—¿De verdad? —cuestiono emocionada porque Usher si se va a arriesgar.

—Sí, lo tienes corrido.

—Se me cruzaron las líneas —comento riendo y al parecer el entiende porque ríe conmigo.

Al final nos despedimos con la promesa de que mañana me pasará a buscar a casa para llevarme al trabajo porque mañana regreso ya que mi hermano está mejor y evoluciona muy bien en su recuperación así que no es necesario que esté con él todo el tiempo. Adele me sonríe y se despide para seguir a Scott quien le ofrece su brazo que ella acepta gustosa, los veo alejarse y en eso siento que alguien me abraza por la espalda y besa mi mejilla, no es necesario ver para saber quien es.

—No sabía de ella.

—Es de la familia, casi como tu.

—¿Por qué casi?

—Porque aún no eres mi novio —digo sonriendo y me giro entre sus brazos para besarlo, sus labios acarician los míos y no evito la sonrisa que representa lo infinitamente feliz que me siento.

—¿Eres de Pizza o Hamburguesa?

—Confío en que sabrás elegir por mi —asiente divertido y yo juego con su cabello.

—Paso por ti a las 6:30. ¿Te parece?

—Perfecto —concedo y vuelve a besarme.

—Nos vemos más tarde.

Pasa su brazo por mis hombros y así vamos a la habitación donde nos esperan, Collin había pedido a Usher que le llevara un chocolate y por ello pasamos por la cafetería primeramente. Abro la puerta y encuentro a Collin en el sofá mientras que mi hermano está sentado en la camilla enseñando todas los moretones y marcas que tiene ya sea por los golpes o por todas las intervenciones que han hecho los médicos y enfermeros.

—Se ve terrible —dice Usher sorprendido por los moretones en el área de las costillas—. Y eso que han pasado semanas.

—Eso no es nada, estaba peor, esto ya no es nada —dice Savannah ingresando a la habitación cómo si nada para revisar a mi hermano—. Ahora, tengo que llevarme a Alex para realizar una radiografía y se los devuelvo.

—No les molesta, me puedes llevar por el tiempo que quieras —dice mi hermano sonriendo coqueto y la chica niega sonriendo tímidamente, se sonroja con facilidad.

—Alex —advierto y mi hermano ríe divertido.

Collin toma la mano de Usher y se sientan juntos mientras que yo ayudo a mi hermano y a Savannah para que esta pueda llevárselo en la silla de ruedas. Me siento en la cama y los veo mientras que ella lo mira con admiración, se ve muy enamorada del chico mientras que yo debo reprimir todo lo que ella enseña.

Me recuesto en la cama, que por cierto no huele muy bien pero me sirve, en ese momento comienzo a recordar lo que no quiero, pero es que tal vez Scott tenga razón ¿Qué tal si ahora voy al psicólogo y funciona? Puede que ahora sí esté abierta a intentar sanar, porque en este momento de mi vida estoy dando oportunidades. Cierro los ojos y me relajo pensando en el chico con el que en poco tiempo he vivido más de lo que he imaginado.

—¿Estás bien? —giro mi cabeza y abro los ojos para ver a Collin.

—Sí. 

—Es que te ves cómo si no estuvieras aquí, como le pasa a Scott.

—Así que son hermanos de verdad —sonríe y asiente orgullosa de ello—. De seguro te va a consentir mucho.

—Pues, se va a ir nuevamente —se encoge de hombros con melancolía—. Además, creo que conoció a una chica y le rompió el corazón así que no creo que quiera quedarse acá por mucho.

—O tal vez simplemente sea que quiere volver a su zona de confort, además, en cualquier parte del mundo le pueden romper el corazón —digo con calma viendo su rostro angustiado.

—Tienes razón, pero es que no se escoge a quien amar —y ha acertado, lo admito, no por nada sigo amando a un hombre casado—. ¿Alguna vez te has enamorado?

—Una vez, sí.

—¿Ahora mismo?

—No lo sé —esquivo sus ojos, es una buena chica, pero no me quiero hacer responsable ni de ella ni de sus sentimientos.

—Igual es difícil, amar y estar enamorado no es lo mismo, además o bien sientes los dos por una persona o también puedes amar a uno y estar enamorada de otro —abro la boca para coger aire, esa chica es inteligente y me da miedo—. No todos tienen la suerte de sentir ambos por una misma persona e incluso llegar a ser correspondido.

—¿De qué hablan? —veo a Usher y sonrío por inercia, pues en mi mente no para de procesar las palabras de la chica y quiero terminar con el engaño, pero soy mucho más egoísta y no voy a darme por vencida.

Estar los tres en la misma habitación es un tanto incómodo, pero no me pienso mover de aquí y si alguien se tiene que ir es Collin porque ella llegó al último. Mi celular me salva de la horrible situación, pues comienza a sonar y es una llamada de mi jefa, por tanto debo atender, me siento en la cama y miro hacia la ventana dándole la espalda a la parejita.

—Holis.

—Cariño, no tengo a nadie más que haga esto por mí y confío plenamente en ti —frunzo el ceño, ella jamás está nerviosa ni suplica, al menos que se trate de su hija.




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