Corazón En Guerra

*Veintisiete*

Las Matemáticas del Destino

—Scott, estoy demasiado cansada.

—Pero entonces dame mi lado —pide picando mis costillas.

—Te detesto —mascullo y termino dandole su tan preciado lado derecho de la cama—. Por favor, duerme en tu lado y no desparrames tu cuerpo como hace un rato.

—Estoy cansado, Princesa.

Blanqueo los ojos y apago la luz, la respiración de Scott, el calor de la cama y su perfume en las sabanas son el elixir perfecto para hacerme dormir, pero su voz no colabora.

—No tengo sueño.

—Eso es obvio si estuviste durmiendo toda la tarde y ya son las 3 o 4 de la madrugada, es cómo obvio que tu cuerpo descansó lo suficiente —me quejo acomodando la almohada.

—¿Si mejor hablamos?

—¿De qué quieres hablar? —pregunto entre un bostezo.

—No lo sé ¿Qué tal la fiesta?

—Bien, fue divertido y la boda fue muy linda, el atardecer hacía un rol muy importante —admito y me giro a ver el cielo de la habitación.

—Yo ya no quiero saber de bodas —susurra y algo hace click en mi memoria.

—Tu no viniste por la boda de Collin, viniste por Trevor —digo sorprendida y deja salir una risita melancólica.

No dice nada por un buen tiempo, me giro a verlo y tiene la mirada perdida en un punto en el cielo. Siento que en cualquier momento se pondrá a llorar y eso hace que se me comprima el pecho, quizás cuánto ha cargado en este tiempo que lleva siendo mi contención, se ve muy fuerte por dentro pero quizás esté muy fragil por dentro.

—No, yo me enteré de la boda cuando llegué y vi al idiota junto con la que se suponía era mi hermanastra pasearse cómo si nada por la que había sido mi casa y de la familia que conformabamso papá, mamá y yo —recuerdo que yo tuve que recibir a Collin y Usher en mi casa, desde ahí se quejaban de él diciendo que era una persona intolerable.

—¿Te molestó? —se gira a verme y sonríe con ironía, pero luego suaviza su mirada.

—Obvio, lo sentía como una falta de respeto.

Y lo entiendo, empatizo con él porque debe de haber sido muy difícil salir de una y llegar a otra situación que es mucho más confusa. Por ello me acerco y lo abrazo, él rodea mi espalda con uno de sus brazos y apoyo mi cabeza en su hombro mientras veo el cielo igual que él.

—¿Y ahora? 

—Ahora, no quiero pensar en eso. No quiero odiar a mamá y pues, siento que le debo demasiado a Meredith, a Collin, pero sobre todo a Papá. 

—Pero es que habían cosas que tú no sabías —susurro a la vez que es deja salir un suspiro cansado.

—De igual manera, no escuché cuando me lo iban a decir.

—Venías en un estado vulnerable a donde se supone podrías ser simplemente tu.

—Princesa, deja de justificar mis malas acciones —dice entre una risita y yo me muestro asombrada, es injusto consigo mismo—. Además, soy más yo en cualquier parte que no sea esa casa.

—Donde duela igual es tu hogar, el que puedas mantener una sonrisa para todos no es tu casa.

—Princesa, pones mi mundo de cabeza con una simple frase —me inclino y lo veo directamente a los ojos como él hace conmigo.

—Tu igual puedes equivocarte, sufrir, llorar.

—Es muy difícil cuando no tienes un hombro en el que hacerlo.

—Te presto el mío —deja salir una risita y niega.

—Deberías estar dormida, Princesa, es tarde.

—Quería dormir, pero un Soldado no me dejaba y ahora trata de huir de lo que ha provocado. Que yo sepa los soldados no retroceden ni le hacen el quite a la batalla.

—Hay distintas estrategias, Princesa.

—Deja de darle la vuelta, Scott Turner —le riño y este se ríe relajado, su pecho vibra y me hace reír.

—Duerme, Princesa —susurra.

Me acomodo en donde estaba porque si se siente muy cómodo y su respiración me relaja tanto cómo su aroma. Luego de unos minutos ya estoy comenzando a cerrar los ojos y creo que él también, pues sus caricias en mi espalda ya casi son inexistentes. Va a ser una buena noche.

***

Cuando despierto no tengo ni idea de donde me encuentro, una terrible sensación. Me siento en la cama y peino, o más bien quito, el cabello que estaba cubriendo mi rostro. Miro a mi lado y ahí está Scott dormido con la cara enterrada en la almohada ¿Cómo respira? Además, me ha dejado un espacio pequeño en donde yo podía estar.

Me levanto de la cama y voy al baño, mi vejiga era la que se estaba quejando y por ello me he despertado. Ya habiendo orinado, me lavo las manos y el rostro para poder despertar un poco más, abro la puerta y me encuentro con Scott ahora utilizando toda la cama.

—¿A qué hora tenemos que irnos?

—Si estás despierto ¿Por qué abarcas toda la cama?

—Pensé que ya no ibas a dormir.

—Me dormí siendo las cuatro de la madrugada —me vuelvo a acostar a su lado.

—Luego de abrazarte me quedé dormido super rápido —musita dándome mi espacio.

—Lo noté, me pasó igual, dormí muy bien,

—¿A qué hora tenemos que salir?

—A medio día —murmuro cerrando los ojos para tratar de dormir.

—¿No trabajas?

—Hoy no —abro los ojos y lo encuentro mirándome—. Luego de trabajos como este donde hay que viajar, entonces nos dan el día libre.

—¿Y qué planes tienes para hoy?

—Visitar a Alex para que siga de insinuoso con la pobre enfermera y no lo sé, tal vez vea a Adele o a Tanya —frunce el ceño y ya sé lo que está pensando—. Y puede que vea a Usher.

—Mjm.

—Oye, sé que es el esposo de tu hermana —me disculpo pero me corta, en realidad ni siquiera debería disculparme.

—Descuida, me da igual —se sienta en la cama y veo que lleva esa placa metálica colgante que sólo había visto en películas.

—¿Seguro?

—Haga lo que haga, igual lo golpearé y prestaré mi hombro a alguna diciendo “Te lo dije” —me sorprendo aunque no debería, pero es que ¿Se cree justiciero?

—Lo tienes muy claro —musito mientras lo veo caminar hasta su mochila.




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