Corazón En Guerra

*Treinta y Uno*

Debilidad

—Necesito hablar contigo —señala y en sus ojos hay algo distinto, Usher frunce el ceño confundido y Collin junto con Tanya entienden.

—Nunca le dijiste la razón —dicen ambas y muerdo mi labio evitando sus miradas.

—No, nunca me dijo —asegura y Tanya me ve sin dar crédito, incluso creo que va a llorar. Ahora le habla a las chicas y no a mi, lo que me hace espectadora y me duele verlo así, porque se culpa de algo—. Y yo no tuve consideración, yo la obligaba intentando entender sus miedos, la cobijé pero es cierto que la empujaba a un abismo ¿Te das cuenta que pude generar algo muchísimo peor? ¡Dios, Harper! Jugué con tus miedos sin saber nada de esto y ¿Si algo hubiese salido mal?

—Pero me ayudaste, Scott. Estoy muchísimo mejor ahora y es gracias a ti —aseguro queriendo que entienda el gran significado de todo lo que hizo—. El que no lo supieras me sirvió mucho más, porque no me tuviste lástima, no fuiste compasivo como todos aquellos que sí lo saben.

—Harper —susurra dolido con ganas de decir algo más, pero nuevamente evita el contacto visual y sólo abre la puerta para marcharse.

—Nosotros tenemos que  irnos —dice Usher sin saber cómo lidiar con la situación y sinceramente yo tampoco sé.

—Claro, tiras la piedra y escondes la mano —le reclama Tanya a Usher, me da ansiedad ver a mi mejor amiga llorar.

—Yo voy con mi hermano —dice Collin preocupada, me abraza y besa mi mejilla antes de salir.

—Yo no lo sabía, Tanya, creí que le había dicho antes, ni yo entiendo esto —mi amiga bufa molesta y se zafa del agarre del chico, dispuesta a irse—. No tengo ni puta idea de que pasó entre Scott y Harper porque no dicen nada. Uno se entera por parte y ni siquiera ellos se conocen pero dan pasos de gigantes.

—Pero entonces no vengas a reprochar nada porque no te corresponde.

—Me corresponde porque es mi novia —insiste y Tanya niega frustrada quitando las lágrimas de sus mejillas.

—¡Estás casado, Imbécil! y no es con Harper —verla así me rompe ¿Cómo es que puedo creer que no se preocupa por mi felicidad? Odio ser egoísta y siento que no la merezco—. ¿No te das cuenta de que lo que haces está mal?

—Tanya, detente —pido para calmarle, pero no lo entiende así, abre la boca y ríe de manera sarcástica antes de subir las escaleras.

Miro a Usher que sonríe apenado y se me acerca, toma mi rostro entre sus manos y deja un beso delicado en mis labios. Lo abrazo y oculto mi rostro en su cuello.

—Lo siento, siento no haberte dicho nada, pero es que con Scott es todo muy raro y hasta a mi me deja sin palabras.

—¿Es cierto? ¿Sientes que te tenemos lástima? —asiento y él suspira sin soltarme—. Nunca más creas eso, yo particularmente te admiro y eso no va a cambiar.

—¿Entonces por qué viniste si ya sabías que no iba a ir?

—Porque tengo que admitirlo, si me siento un poquito celoso de ese idiota —arruga la nariz y me recuerda a Scott por el gesto y obviamente porque lo nombra.

—Descuida, con Scott lo que fué, ya terminó —asiente y vuelve a besarme.

—Eso espero —sonrío contra sus labios y lo beso castamente ¿Mis ojos brillarán tanto cómo los de él?

—¿Por cuánto te vas?

—Dos días máximo. Te avisaré para cuando venga —asiento y no lo quiero soltar—. Te amo.

Sonrío y me despido para luego verlo salir e ir hacia la camioneta. Cierro la puerta y suspiro yendo a la cocina por una botella de vino y unas copas, mi gato sigue dormido en el sofá, no sé en qué momento llegó ahí porque sinceramente lo había olvidado. Subo las escaleras hasta mi habitación y la encuentro en el sofá junto a la ventana, se encuentra viendo hacia el exterior.

—¿Crees que sentimos lástima? —cuestiona entre sollozos y me parte el alma—. No es así, Harper, simplemente duele no poder ayudarte. No entiendes lo importante que eres para mi y Usher tiene razón, no nos haces parte de tus logros cuando sólo queremos estar para ti en las buenas y en las malas como tu haces con todos nosotros. Ser débil ante alguien más no te hace menos valiente.

—¿Quieres vino?

—Eso no se pregunta, estúpida —toma la copa que le tiendo—. Todos saben que las lágrimas con alcohol saben mejor.

Apoya su cabeza en mi hombro cuando me siento a su lado, suspiro y pues, no soy de palabras, no lo sé, siento que simplemente estar es mejor que hablar. Nos bebemos la botella completa antes de abrazarnos y bajar nuevamente a la primera planta donde volvemos a ver Locura de Amor en Las Vegas.

—¿Por qué él es tan lindo? —dice de pronto y la miro, está con esos ojos soñadores igual que cuando me hablaba de Trevor.

—¿Ashton Kutcher?

—Sí, tiene un algo que lo hace no lo sé, atractivo —me encojo de hombros viéndolo fijamente—. Debemos parecer idiotas viendo así la pantalla.

Río y acaricio a Sauvage que pide amor. Sigo pendiente de la película sólo porque a mi mejor amiga le gusta, tiene que comentarla con alguien. 

—Oye ¿Si vamos a Las Vegas?

—¿Nosotras dos? —asiente aun viendo la televisión.

—Sí, ponte tu que ganamos semejante premio.

—¿Nos casamos también?

—No, eso lo dejamos para alguien más —admite sonriendo y con las mejillas coloradas, la miro fijamente y se cubre la cara con las manos cuando ya no soporta mi escrutinio—. No me veas así.

—¿No te quieres casar conmigo? —me hago la ofendida y ríe a carcajadas.

—Antes de seguro te decía que sí.

—¿Te das cuenta que discutimos si nos casamos o no cuando en realidad ni siquiera iremos a Las Vegas? —asiente riendo.

—Pero soñar no cuesta nada.

—Dos boletos de avión sí —reímos como hace mucho no hacíamos.

Pasamos todo el día juntas y ya cuando preparamos nuestra noche de chicas, con las mascarillas y todo es que Tanya toma su celular y la pierdo, porque no para de textear y supongo de quien se trata sólo por su sonrisa y el color de sus mejillas.




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