Corazón En Guerra

*Treinta y Tres*

Amar Con Libertad

—Pero no entiendo, tú aceptaste sabiendo todo —dice confundido y con el ceño fruncido ¿No me explico claro o porqué no entiende?

—Y por eso te digo, mientras yo no sea tu numero 1, tú tampoco serás el mío —abre la boca ofendido y se sonroja mientras que con un gesto se le marca muchisimo mas la mandíbula ¿Está bien que me guste así?

—¿Estás diciendo que de igual manera vas a salir con alguien más?

—No dije eso —admito notando que de verdad se le han ido ideas—. Dije que mi hermano va a ser mi número 1, no que iba a salir con alguien más, y de igual manera eso no debería importar.

—Importa, porque si no no tendría razón para estar con esto —eso fue un golpe directo al estómago y sabe horrible.

—¿Cómo que no tendría razón? ¿Y todo lo que sentimos donde queda? 

—Pero es que por eso que sentimos no tendrías que buscar a alguien más.

—Dale, lo entiendo y lo respeto —tiene razón, porque el que arriesga un matrimonio es él, pero tampoco debería importar porque ahí no tiene amor destinado.

—Entonces…

—Chicos, lo siento por interrumpir Harper, pero estás en horario laboral y tu sabes que no tolero este tipo de conductas así que si tienen algun tema que discutir que sea luego de las 7 cuando se haya dado por finalizada tu jornada —dice Lety llamando mi atención, asiento y la veo bastante autoritaria tirando a molesta, ya sé que no le agrada Usher.

—Hablamos luego —Usher da media vuelta y se marcha sin el mejor de los ánimos.

—Me voy a volver loca.

—No sé si hablo por todas, pero prefiero al otro chico —dice Dana y algunas asienten señalando que están de acuerdo con ella.

—Pues es mi gusto y no el suyo —aclaro firmemente y voy a buscar mis cosas.

Marco en mi registro la salida del trabajo el día de hoy, como había prometido y ya me había decidido, camino hasta la clínica. En todo momento voy repasando la conversación que tuve con Usher, es que no entiendo porqué tenemos que discutir algo que es obvio, al menos para mi. Siento que me voy a volver loca.

Llego a la Clínica y voy hacia donde está Savannah, la chica me sonríe y me lleva hasta la habitación donde está Alex y Adele, no sé en qué me estoy metiendo con estos dos juntos pero siento que no va a salir muy bien que digamos. 

—Holanda Malandras —saluda mi hermano y mira con los ojos entrecerrados a la chica que me acompaña—. No viniste a hacer mi terapia.

—No podía, tuve que atender una emergencia —dice esta con obviedad, se encoge de hombros y antes de salir mi hermano dice:

—¿Una emergencia es más importante que yo? —la chica asiente y ahora sí sale, río divertida.

—Con que la enfermera —dice Adele con un tono bastante insinuante—. ¿Ya te las diste de coqueto?

—Eso es poco —suelto dejando mis cosas en el sofá y luego voy a la cama con mi hermano.

—Eres una exagerada —Alex pasa su brazo por sobre mis hombros y yo me recuesto en el costado de su cuerpo—. Ya estoy cansado de este lugar.

—Lo sé.

Adele comienza a charlar acerca de su día en el trabajo y nosotros sólo la escuchamos, es interesante tener a alguien como ella cerca de nosotros nuevamente, es cómo una parte de nuestros padres y no creí que volvería. De pronto la puerta se abre de golpe y me sobresalto llevando una mano al pecho, reconozco de inmediato a la persona que es capaz de hacer algo así.

—Hola, hermosos —saluda como si nada y besa la mejilla de los tres que habemos aquí.

—¿Qué te hiciste en el cabello? —cuestiona mi hermano alarmado y luego se relaja—. Borraste tu sello distintivo.

—No era mi sello distintivo, lo mio es hablar sin pudor y sobre sexo cada que puedo —señala mi amiga y se sienta al lado de Adele—. Hola Adele ¿Qué tal todo?

—Bien, les decía a los chicos cómo fue mi día.

—¿Y qué tal? ¿Algo interesante?

—Pues, lo más interesante fue la visita de Scott Turner —levanto la mirada del suelo a quien ha hablado.

—¿Scott fue a verte? —cuestiona tratando de no sonar tan curiosa o interesada.

—Sí, pero nada interesante.

—Dijiste que fue lo más interesante de tu día, Adele —dice Tanya con obviedad—. ¿A que fue?

—¿Y esa curiosidad tan repentina? —me pregunta al ver lo interesada que estoy y apoyo a mi amiga.

—Tienes razón, no me interesa lo que él haya ido a decirte.

—Fue a pedirme perdón —dice completamente seria y no puedo sostener su mirada porque sé lo que se viene, es que el tema me persigue—. ¿No le dijiste del accidente pero si fuiste capaz de llevarlo al lugar especial de tus padres? Se siente culpable por haberte llevado al máximo sin saber qué fue lo que tanto te dañó.

—Ya le dije que no se tenía que sentir así. Es un idiota terco —me quejo molesta con él ¿No puede simplemente dejarlo? Ni yo le he dado tanta importancia, me ayudó y ya, que se sienta orgulloso.

—Ese idiota te ama —dice Tanya y río friamente sarcástica.

—No se ama de un día para otro —dejo en claro, el amor es un proceso y hasta hay procesos químicos del cerebro y el cuerpo que aseguran lo que digo—. Ahora que estás saliendo sin sexo con el primero que se te ofrece ves el amor en todos lados, incluso donde no existe.

—¿Por qué simplemente no lo admites? —cuestiona Tanya fastidiada, volviendo a tomar el mismo tema que ya hablamos antes—. Está enamorado de tí —bufo porque eso es estúpido, ya lo he dicho—. ¿Qué tanto te molesta de eso? Ni siquiera debería interesarte ahora, total ya no hay nada entre ustedes, ni siquiera una puta amistad porque le diste la espalda.

—No le di la espalda, simplemente le di lo que quería —explico ya sin ánimos de continuar con esto—. Me alejé de él.

—¿Sabes por qué quería dejarte? —y sigue, Tanya no sabe cuando parar ni aunque se lo digan.

—Mira no hay que ser genio, el chico se fue porque sabía que tú no ibas a sentir nada por él y si se quedaba por tu bien, él va a sufrir. Yo encuentro que hizo lo correcto, huyó de la guerra en el momento correcto, porque otro soldado mucho más fuerte y con más oportunidad de ganar, llegó.




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