Corazón En Guerra

*Treinta y Cinco*

Traición

Cuando nuestras miradas se cruzan es cómo si mi sola presencia le hiciera mal, y me sienta de la peor manera porque yo solo puedo sonreír sabiendo que él está aquí, le sonrío y luego me giro para seguir escuchando a Trevor y su familia.

—También, creo que ya lo conoces o puede que hayas hablado con él, Tanya, él es mi mejor amigo —sé que está a mi lado sólo por sentir su aroma.

—Un gusto conocerte, Tanya, no sabes todo lo que me ha dicho Trevor.

—¿No te puedes quedar callado? Además, no te conviene hablar, Soldado —suena a burla y yo entrecierro los ojos buscando respuesta a la diversión de Trevor, Scott maldice y suspira viendo hacia cualquier otro lado.

—¿Chiste interno? —cuestiono y Trevor me ve divertido.

—Oye, quedé con la duda ¿El piso de tu casa es pino? —sonrío negando con la cabeza, no voy a negar que me cuesta concentrarme en Trevor teniendo a Scott a mi lado, algo me atrae a él.

—Creo que sí —digo sonriendo mientras que Tanya se ríe de algo que dijo la hermana mayor de Trevor.

—¿Quieres beber algo? —pregunta y mira discretamente a mi lado.

—Por favor —acepto y Scott suspira.

—Ven conmigo —lo sigo cautelosa porque su espalda recta me dice que no le agrada para nada tener que estar conmigo—. ¿Vino?

—Sí, blanco de preferencia dulce.

Busca una botella luego de pasarme una copa, me enseña dos botellas, uno es rosé y el otro harvest, me decanto por el rosita. Luego de abrir la botella y cuando me está sirviendo sonríe divertido, no pregunto nada pero responde.

—Debí suponerlo, tu cabello lo dice —lo miro por entre las pestañas y asiento sonriendo.

Ninguno sabe romper el silencio, pero tengo claro que quiero seguir aquí con él, porque le da vida a mi cuerpo aun sin saber cómo. Acelera mi corazón y le da calor sólo con una mirada. 

—¿Fuiste a ver a Adele?

—Pregunta o afirmación —cuestiona viéndome fijamente.

—¿Por qué fuiste?

—Harper, puede que para ti sea fácil o ya sea un tema superado. Pero para mi —se queda callado y me giro de frente a él para verlo aunque me cueste mantener la mirada—. Si te hubiese llegado a hacer daño de alguna manera, no lo sé, simplemente prefiero ser yo quien sufra a verte sufrir. 

—Scott —murmuro sintiendo mariposas en el estómago.

¿Por qué con él siento todo esto? Llevo una mano al pecho tratando de calmar mis latidos, esto es diferente a un ataque de ansiedad, es mucho peor, es la lucha por reprimir algo que no se entiende.

—¿Todo bien? 

—Sí, nada más hablaba con Harper.

—¿Se conocen? 

—Sí —digo sonriendo a la señora que se muestra bastante alegre, mira a Scott y luego a mí, aprieta los labios y asiente con la cabeza.

—¿Me sirves un poco más de champagne?

—Camille, me dijeron que no te de demasiado alcohol.

—Hijo, para tolerar a mis nietos necesito alcohol —dejo salir una risita y ella me guiña un ojo—. ¿Cierto que lo necesito?

—Pues, yo creo sí —admito y ella sonríe mucho más, Scott suspira y le sirve en la copa, ella nos guiña un ojo y se va.

—Si luego está bailando sobre la mesa, te culparé a ti.

—Yo no te obligué a nada, no tengo culpa alguna —moja sus labios y tengo que contener el suspiro que me provoca verlo hacer esa acción.

Alza una ceja y su gesto de asombro me hace reír, en eso se acercan Trevor y Tanya ambos con una sonrisa en el rostro que ilumina sus expresiones.  Ambos nos miran y pues me sonrojo involuntariamente del puro nerviosismo.

—¿Qué tal todo? —pregunta Trevor y yo miro a Scott que entrecierra los ojos casi comunicando algo por telepatía.

—Pues, tu mamá vino a pedir que le sirvieran más champagne.

—Esa mujer me va a volver loco.

—¿A qué hora vamos a comer? Tengo hambre —Trevor deja ver una sonrisa de medio lado igual de diabólica que las de Tanya—. No digas nada.

—Oye, iba a responder tu pregunta —dice haciéndose el Santo—. Te iba a decir que cuando lleguen algunos invitados más.

Le guiña un ojo y frunzo el ceño confundida porque Scott de pronto se encuentra nervioso, lo sé porque, en realidad sólo lo siento y no entiendo cómo. Miro a Tanya en busca de alguna señal, pero está sólo tiene ojos para Trevor, dale, que definitivamente me cambiaron a mi amiga.

—Oye, por cierto ¿Tu hermano cómo sigue?

—Está bien, le dieron de alta el miércoles en la mañana, pero como hace una semana que ya estaba igual que si no hubiese pasado nada.

—Debió ser difícil verlo así —asiento conteniendo las lágrimas, ahora mi hermano no tolera siquiera verme.

—Demasiado, si hasta yo lloré —dice Tanya haciendo un puchero que Trevor muere por morder, lo sé por cómo la ve, es que son obvios.

—Si van a estar así, consíganse una habitación —dice Scott en un tono jocoso.

—Lo dices por envidia —ataca Tanya volviendo a respirar.

—Acabas de dar en el clavo —se moja los labios y me ve a mi, este chico planea hacer que me muera por una taquicardia.

—¿Dónde está el cumpleañero? —todos volteamos a ver hacia la puerta donde se dejan ver 3 chicos y 2 chicas.

—Soldados —grita Trevor divertido y deja a Tanya para ir hacia ellos.

—Idiota —masculla Scott y lo miro frunciendo el ceño.

—¿Pasa algo, Scott? —cuestiona Tanya con curiosidad pero claramente divertida.

—No te vengas a hacer la santa que ya sé que sabes —señala este y mi amiga no contiene la risa.

—¿Me perdí de algo?

—Mi mejor amigo invitó a la chica con la que me lié en la base —abro la boca para coger aire y lo veo a los ojos, está claro que ella quiso más que él.

Sus ojos repasan mi rostro y se tarda en mis labios, me quedo sin aire de un momento a otro y lo único que quiero es besarlo ¿Puedo hacerlo? ¿Está bien si lo hago? ¿Por qué lo quiero besar? ¡Dios!

—Ella es mi novia, Tanya —salgo de la burbuja frunciendo el ceño. ¿Ya son novios?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.