Si Quieres Hacerlo
Miro por sobre mi hombro y me encuentro con Tanya al teléfono, se supone que hemos venido por los pastelillos que mi hermano encargó para la fiesta de su cumpleaños, pero resulta que no hay nada encargado a su nombre, por lo que no sabemos qué hacer y no atiende nuestras llamadas.
—Ya no sé qué hacer —me confiesa Tanya, quien fue la principal organizadora de la celebración.
—¿No atiende?
—No —niega y la chica nos ve de pies a cabeza.
—Les puedo decir nombres y pedidos, tal vez alguno sea de ustedes, ya me estoy compadeciendo.
—Agradecería mucho que hicieras eso —dice mi amiga que es la más preocupada.
La chica comienza a nombrar y pronto reconocemos el nombre del manager del grupo de los chicos, no entiendo cómo no pensé él si siempre se encarga de cosas así para no dar la ubicación de los chicos y esta vez es un cumpleaños grande con muchos influencers, recibimos el pedido y salimos de la tienda esperando que venga Scott, él nos llevará hasta el penthouse donde se hará la celebración, es algo obvio que venga él, pues es el único con el que puedo vajar.
—No atiende —susurro luego de que nuevamente me pase a buzón.
—Maldición, llegaremos tarde.
Le vuelvo a marcar y nada, me estoy desesperando. Vuelvo a marcar una y mil veces, pero no pasa nada. Me rindo y sin más le marco a mi hermano, tengo que hacer esto porque ya no me queda otra opción, por suerte ahora sí contesta su celular.
—Dime, hermanita ¿Ya vienen?
—Tienes que venir por nosotras, Scott no contesta y tenemos que llevar los pastelillos.
—Harper.
—Sólo ven —ordeno un tanto molesta ¿Por qué Scott no contesta?
—Bien, ya voy.
Cuelgo y espero con Tanya hablando de mil cosas pero a ninguna le presto atención, pues mi cabeza está en cualquier otro lado. Muerdo las uñas acrílicas que me han hecho, me estoy desesperando porque Alex se está tardando más de lo debido ¿Qué está haciendo? ¿Por qué todavía no viene? ¿En qué tarda tanto?
—Llegué, lo siento —miro hacia el frente y veo a mi hermano en un suv que jamás había visto—. Vamos, carguen todo que aún hay mucho que hacer.
Subimos las cajas de pastelillos con la ayuda de un chico de la misma parte donde compramos y luego me monto en el vehículo, mi amiga va de copiloto porque así lo decido yo, más bien lo hago para que mi hermano no me vea nerviosa. Mi hermano pone en marcha el auto y en eso me llegan muchos mensajes de parte del soldado, no me quedo conforme y le marco.
—¿Qué te pasa? —cuestiono apenas contesta.
—Nada.
—¿Seguro? —no dice nada y eso me preocupa—. Tú jamás das excusas, Soldado. Dime.
—No me pasa nada, es sólo que olvidé que tenía que ir por ustedes y tuve un compromiso con papá a último minuto.
—Ves que si tenías algo, que algo te pasaba —mascullo, me molesta que me oculten cosas y Scott lo ha estado haciendo—. Idiota.
—No me insultes, no es mi culpa —suena ofendido y me siento culpable.
—Está bien.
—¿Dónde estás? ¿Sigues esperando? Podría pasar por ti a eso de las 10:30 a más tardar.
—No te molestes —me vuelvo a molestar, prometió algo y no lo está cumpliendo, si no lo quiere hacer entonces que no diga que estará—. Ya ni siquiera es necesario que vengas al cumpleaños.
—Princesa.
—Descuida, soldado, tu papá es más importante y yo no debería regañarte por nada —aunque si estoy molesta, pero entiendo que su papá va antes que una amiga, familia ante todo.
—Harper —susurra en un lamento y me molesta que me llame por mi nombre, me está molestando todo y no me entiendo ¿Qué quiero de este chico?
—Es Princesa, Soldado, no te equivoques. Saludos a tu padre.
—No creo que le guste saber de ti, te conoce cómo la chica de cabello rosa que se llevó a su hijo de una boda en la cual le quería conseguir novia —suelto un quejido de frustración, en primeras impresiones nada se puede cambiar y yo no quiero que su papá me vea así.
—Esa es una pésima primera impresión —me lamento y nos quedamos en silencio.
—¿Estás bien? —su tono de preocupación me da a entender que no se refiere a la conversación que llevamos,
—Sorprendentemente sí —admito con una sonrisa y lágrimas de emoción—. No se si es por ir hablando contigo o algo por el estilo, soldado, pero voy viendo por la ventana y lo único que hace que se me apriete el estómago es lo que tu me dices.
—Estás tan enamorada de mi —enfatiza la segunda palabra y deja ver la burla.
—¿Sabes? Te voy a colgar.
—Princesa, perdón no cuelgues —y aunque se ría de mí, me hace sonreír.
—Te vives burlando de mi, Soldado.
—No es burla, es recordarte lo que sientes.
—No creo que eso sea necesario, solo con escucharte decirme Princesa ya es suficiente recordatorio —lo escucho bufar y soltar un suspiro pesado.
—Te traigo muy colada por mi.
—Estás buscando que corte la llamada —suelto cansada y divertida, últimamente este ha sido nuestro juego, quien está más enamorado del otro.
—Ya. Es que trato de desconcentrarme por todo lo que papá dice, la cena está de lo más aburrida.
—¿Estás comiendo con tu padre? —pregunto alarmada.
—Sí —admite como si nada. No puede ser, este chico busca que su padre me odie.
—Scott Turner, vas a provocar que me odie mucho más.
—No lo creo, está más interesado en mi prospecto de novia que en mí mismo.
—¿Te-te está buscando novia? —curiosamente me entran nervios y puede que un poco de envidia.
—¿Quieres estar en la lista de candidatas? —no se porqué, pero lo imagino sonriendo de medio lado con suficiencia.
—No lo sé, todavía no me has invitado a la primera cita.