Corazón En Guerra

*Cuarenta y Dos*

No Me Dejaste Hablar

—Te tardaste demasiado, Princesa.

—Tenía que trabajar, Soldado —me monto en la camioneta y no me pongo ni el cinturón de seguridad cuando este ya está acelerando—. Idiota.

—¿Lista para nuestra primera cita?

—En realidad estoy nerviosa —admito y giro mi cabeza para poder verlo.

—Princesa, desgastas mi belleza tanto que me miras —sonrío y niego divertida.

—¿Dónde me llevarás?

—Será una sorpresa, pero primero tenemos que pasar a mi casa porque olvidé algo importante —asiento y tomo mi celular que no para de vibrar.

—¿Me puedes dar pista? Por ejemplo, si el lugar está abierto o techado —pregunto pues he visto el pronóstico del clima. 

—¿Por qué quieres saber?

—Porque va a llover —abre la boca y ya intuyo que no pensó en el clima.

—No lo pensé.

—¿Eso quiere decir que no es techado?

—Ya nos mojamos una vez —le resta importancia y por mi parte espero no llueva tanto porque no me quiero enfermar, estoy en esos días del mes en que las defensas bajan y me puedo enfermar por cualquier cosa.

Suspiro y me dedico a ver el camino mientras que escuchamos a Taylor Swift, quien se ha vuelto nuestra cantante especial para los viajes, inclusive ya nos hemos aprendido algunas canciones, pero no estamos en el nivel fanatismo ni tampoco como Trevor o Tanya, ellos ya son Swifties especiales.

Luego de unas calles comienzo a reconocer el entorno, claro que vive con su padre, un nudo se forma en mi estomago y me remuevo incómoda. ¿Estará su papá en casa? Es que no tuvo una buena impresión sobre mi y hace unos días Scott faltó a unas cuantas cenas por estar conmigo, pero yo no lo sabía hasta que su papá lo llamaba recordando que tiene que buscar novia, debo admitir que varias noches me encontré pensando en que si me pedía estar en esa lista de candidatas hubiese aceptado.

—¿Qué te pasa?

—¿Tu papá está en casa? —sonríe de medio lado y me asusta.

—¿Por qué Princesa?

—Me debe odiar —me quejo bajito.

—No creo que esté, pero no estoy seguro —suspiro y este deja salir una risita.

—Nuevamente te estás burlando de mí.

—¿Lo hago?

—Te odio —se vuelve a reír pero esta vez mucho más relajado.

No tardamos mucho en llegar a la casa, me remuevo nerviosa, pero mucho más cuando apaga el motor y al bajarse viene directo a abrirme la puerta, quiere que pase con él. Sonríe todo inocente y apenas pongo mis pies en el suelo, sus labios hacen contacto con mi oído.

—Descuida, siempre le podemos decir que eres mi novia y ya.

—Me va a odiar más.

—Entonces ¿No te molesta que le diga que eres mi novia? —me alejo de él porque obviamente se está burlando, lo conozco.

—Mejor vamos a buscar eso que te falta.

—Tu amor —blanqueo los ojos, está muy chistoso hoy.

Entramos a la casa y yo solo lo sigo hacia donde sea que tiene que ir, llegamos a la cocina y busca algunas cosas en la nevera.

—Pensé que estarías en tu cita —me sobresalto y me giro encontrándome con Collin que sonríe y se acerca a saludarme—. Hola, Harper ¿Qué tal has estado?

—Muy bien,gracias.

—Un momento —interrumpe abriendo la boca sorprendida y luego sonríe encantada—. ¿Tu eres la cita de Scott? 

—Collin, no te entrometas.

—¿Te dice Princesa? —asiento lentamente y esta suelta un chillido antes de apretarme en un abrazo y corre donde su hermano que sólo blanquea los ojos aunque sé que está encantado con la reacción de la chica.

—¿Por qué gritas tanto, amor?

—Harper es la cita de Scott —dice esta sonriendo con inocencia, la chica es demasiado buena para él.

—¿Eres la cita de Scott? —miro a Usher que está frunciendo el ceño—. ¿Puedes venir conmigo?

—Amor, no hagas eso, seguro Alex ya sabe deja de comportarte como su hermano ya tiene suficiente con uno —dice la chica mientras que ayuda a Scott con lo que sea que esté haciendo.

—¿Me acompañas, Harper?

—No tardes demasiado, con la Princesa tenemos algo que hacer —Usher oculta su descontento y yo niego con la cabeza divertida, ha querido dejar en claro algo que no ha pasado entre nosotros.

—Es cierto, además todavía tenemos que preparar nuestras maletas.

—¿Se van de la casa? —cuestiono a la chica y esta me ve feliz.

—Voy a estudiar en la UDC y Usher se irá conmigo como buen esposo —oculto la sorpresa en mi rostro, así que eso era lo que no me quería decir.

—¿Hablamos? —cuestiono al chico que se lamenta en silencio al lado mio.

Asiente y vamos a lo que creo es una sala de estar, me ve y hay arrepentimiento, así como también su intención de victimizarse y manipular, por suerte ya no caigo.

—Eso era lo que no me decias —asiente y río despectivamente, es que ya ni me interesa—. ¿Qué se suponía que ibas a hacer? ¿Conmigo? ¿Con lo nuestro?

—Eso ya no interesa, estás con ese idiota —acusa elevando el tono de su voz.

—Para ahí, no me vengas con ese jueguito que ya no funciona. ¿Siquiera te interesaba el bienestar de mi corazón?

—Primero tu ya sabías a lo que te enfrentabas, yo estaba casado antes de buscarte. Tu viniste a interferir diciendo que estabas enamorada de mi.

—Jamás te pedí nada, jamás. Tu fuiste el que me dijo esperame, tu quisiste intentarlo —le freno sintiendo que perdí tiempo enamorada de un imbécil—, yo como una idiota enamorada siempre confie en ti, enamorada sentía que lo que me dabas era suficiente, te amaba tanto que me conformaba con lo minimo y sí, fue mi problema, porque jamás debí haber aceptado una propuesta de alguien casado. ¿Sabes? No hay peor ciego que quien no quiere ver, y estaba cegada. 

—¿A qué te refieres?

—Ya no siento lo mismo que antes, Usher. Ya no estás en mi corazón ni en mi mente, no estoy enamorada de ti, tampoco —tomo aire porque decirlo se siente bien—, tampoco te amo.




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