Capítulo 12
Gillian
Cuando las puertas se abren queda a mi vista el más hermoso ático que he visto en mi vida, no es como si conociera muchos áticos, solo los que veía en revistas y en la televisión.
Dios, no puedo evitar abrí mi boca, pero no tengo mucho tiempo para admirar más el bello ático porque Arnold me interrumpe.
— Espere aquí, voy a avisarle a mi señor que ya estás aquí—
— Gracias—
Por qué le di las gracias?, Hay no creo que me están dando nervios, claro voy a conocer a mi jefe, y veré si lo que escuche es verdad.
Cuando desaparece por un pasillo aprovecho y pongo mis cosas en el piso, no es mucho pero si me pesan. Me giro para el lado donde hay un gran ventanal, de seguro la vista es hermosa.
— ¿QUE DEMONIOS SIGNIFICA ESTO ARNOLD?—
Me sobresalto por una profunda voz que grita a mi la espaldas y cuando me giro veo aún hombre bien cuidado, como de 1,90 de alto, puede ser más, muy guapo solo que su perfecto rostro está dañado por unas cicatrices que los rumores no se equivocaron, son realmente grotescas, trato de no poner una cara de espanto, pero creo que no lo puedo lograr.
— No sé a qué se refiere señor—
— ¿A qué demonios estás jugando?— esta vez no grito pero prefiero que grite ya que ese tono de voz me dio más escalofríos que él gritando.
— En verdad señor no lo entiendo—
Que rayos estaba pasando, también tendrá problemas con su mente.
— ¿Que hace esta mujer aquí? —
— Ella es Gillian Morgan—
— ¿Ella? No un él— pero que dice —Ahora lo entiendo, por eso esas malditas risas, te estabas burlando de mí por confundirla con un chico, cuando tú sabías perfectamente que ella era una mujer—
— Señor yo no mentí le dije que eran las fichas técnicas de las aspirantes yo nunca mencioné a un hombre—
— Dime ¿siquiera se llama Gillian? —
Ya veo por donde va todo esto, pensó que era hombre por mi nombre, no es algo nuevo.
—mmm señor— en el momento en que hable vi como se tensaba y giraba la cabeza para mirarme, y fue en ese momento donde esos imponentes ojos verdes me miraron directamente
—¿Qué?— oh dios, su voz, tan gruesa y … deja de pensar eso, concéntrate, me regaño mentalmente y mientras me regaño noto un cambio leve en su fría mirada
— Las personas suelen confundir mi nombre— solo me mira y eso me pone nerviosa — Vera Gillian es nombre femenino y hay uno parecido que es Gilian con una sola L, eso es donde cambia, pero la pronunciación también es diferente— termino diciendo con un susurro, su mirada me intimida
— ¿Me estás diciendo imbécil—
— ¿Qué? No, por supuesto que no señor, es solo que estaba aclarando las cosas y…—
—Cállate— pero que hombre, lo que tiene de rico lo tiene de grosero – Y lárgate, Arnold llama a la “mujer” con más edad que este en esas fichas y que venga de inmediato—
—Esta bien señor.
Maxim
Cuando Arnold me informo que Gillian Morgan estaba aquí simplemente espere encontrarme con un chico en busca de una oportunidad, pero lo que me encontré fue totalmente diferente a lo que esperaba, definitivamente no era un chico, era una mujer malditamente hermosa, y me vio de frente a plena luz del día. La furia me embargo cuando comprendí que ella era Gillian Morgan
Cuando me habló e hice contacto con sus ojos café claro, me transporto a un día soleado, por lo tanto no podía convivir con una mujer joven y hermosa, por qué sería un maldito recordatorio de algo que no podría tener, alguien a mi lado para llamarle mía. Por eso que se vaya y venga alguien más.
Cuando me giro para ir a mi despacho me interrumpe.
— Señor que quiere decir con que me vaya— noto un ligero temblor en su voz y cuando me giro veo pánico en su rostro, que extraña mujer.
— Que perdiste tu tiempo en venir aquí, tus servicios no son requeridos— dije sin más
— Pero… no puedo hacer eso, yo ya contaba con este trabajo, deje mi anterior trabajo por venir aquí y … también mi departamento, yo no puedo irme, no tengo a dónde regresar—
— Y eso no es mi maldito problema— si había algo que nunca he soportado es la forma en que se justifican las personas, dramatizando todo para conseguir algo, quizá esta mujer es así, posiblemente sea una casa fortuna.
— ¡Claro que sí es su maldito problema!— tanto Arnold como yo, nos sorprendimos por su tono, hay muy pocas personas en este mundo que me hablan de esa forma — Si es su problema, porque al parecer fue ¡Usted! Quien me selecciono, yo no tengo la culpa de que se haya confundido –
Está situación me está molestando más de lo que ya estoy.
— Bien, como yo te seleccione yo escojo que no eres lo suficientemente calificada para el trabajo—
— Eso es machista y lo puedo demandar por eso—
— Señorita por…— trata de calmarla Arnold
— Cállate Arnold— le digo rápidamente.
— Si señor, lo siento—
— Mira “Gillian” o como demonios te llames, no puede demandarme, porque no existe un contrato firmado—
Veo como su rostro se contrae, y es la primera vez que noto que no está pendiente de mis cicatrices, no como todas las personas que me ven, sino que solo está enfocada en la conversación que estamos teniendo.
— Aunque no exista tal contrato lo puedo demandar por machista, porque cuando creía que era hombre no le importaba mi inexistente experiencia y ahora que sabe que soy mujer, se quieren justificar con eso para echarme—
Vaya no sé si esta mujer es valiente o muy estúpida.
— No eres tonta cierto— adónde llegaría todo esto
— No— lo dijo muy segura
Tiene un punto, aunque si llega a demandarme, eso no va a llegar demasiado lejos, pero es interesante ver cómo alguien me reta.
— Una semana—
Su rostro de seguridad cambia a uno de pregunta.
— Te doy una semana de prueba si al finalizar la semana no me convences te largas, sin quejarte y sin protestar, sobretodo sin querer demandarme—
— Gracias, gracias de verdad no se va a arrepentir—
Cuando sonríe creo que ya me estoy arrepintiendo.