Capítulo 14
Gillian.
Estaba tratando de hacer un omelette de verduras, para el desayuno, aunque me siento tan cansada, el día de ayer solo fue para terminar de instalarme, y para la noche Arnold pidió la cena, ya que me dijo que mi trabajo empezaba hoy formalmente.
Cómo no tuve que preparar nada ayer yo solo me encargue de servir la cena que ordenaron al señor Carter y no lo volví a ver ya que yo me encargue de eso, primero le serví su cena unos minutos antes de la hora de su horario, para así evitar verlo, y para recoger la mesa tarde como uno 10 minutos después de que escuche que se levantó de la mesa y fue a lo que supuse que era su habitación. cuando se levantara.
Si, lo admito soy una cobarde, primero amenace a mi jefe con demandarlo si no me contrataba y después estoy intentando evitarlo.
También me dormí ya tarde porque le hable a Beth, para contarle todo lo que pasó en mi primer día de “trabajo”. Después de eso ya no tenía tanto sueño, pero ahora tengo que lidiar con las consecuencias de mi insomnio de la noche pasada.
Quien va a poder dormir, cuando en el piso de arriba está durmiendo, el hombre más enigmático y amargado que he conocido y aparte de todo es mi jefe.
Cuando saque el omelette y lo puse en el plato, se veía realmente bonito, mi abuela siempre me dijo, que todo lo que haga tiene que ser con paciencia y amor, aunque espero que sepa rico, ahora hay que preparar el café, según Arnold, es cargado y sin azúcar, y solo puedo pensar que lo toma como él. Amargo.
Me sobresalto cuando escucho a alguien entrar a la cocina, ya que Arnold no está porque fue a comprar cosas que hacían falta en la despensa y a hacer otras cosas y no lo había escuchado llegar, por lo que se quién es el que está parado en la puerta de la cocina, sin necesidad de voltear.
Maxim Carter, mi jefe, pero eso no debería pasar ya que aún falta tiempo para que el desayuné, según Arnold es excesivamente puntual con su horario, entonces, ¿Qué hace aquí?
Sintiendo la mirada más pesada que he sentido en mi vida mientras empiezo a voltear y lo que veo no es muy diferente a lo que sentía, ahí está mi jefe, tan imponente como ayer, solo mirándome como… como si fuera una ardilla molesta que se metió a su casa y ahora solo quiere sacarla.
— Buenos días señor Carter— ¿Qué más puedo decir?, esto es problemático, Arnold prácticamente me dijo que si no lo quería ver no iba a ser problema, pero hora está aquí de pie, en frente de mi — ¿Se le ofrece algo? —.
— ¿Ya me viste bien o quieres que me acerque más? —
— ¿Qué? —
— Si, no paras de malditamente verme y eso me molesta. — Y si le molesta, lo se con solo ver su mirada, sé que está enojado pero…
— Yo no lo estoy viendo fijamente por sus cicatrices. — o dios, enserió Gillian quieres morir hoy, como se me salió eso, pero antes de auto suicidarme, veo como frunce el señor y su mirada cambia un poco.
— Entonces si no veías mi bellas cicatrices ¿qué ves?— señor, por favor, noto el sarcasmo en su gruesa y varonil voz… por dios cálmate y concéntrate Gil.
— Es solo que me sorprendió, no pensé que fuera a desayunar antes de tiempo. —
— Yo desayuno cuando yo quiera, así que ya sírveme— sin más sale de la cocina rumbo a el comedor, y el café aún no está listo, genial justo lo que me faltaba que a este hombre se le de cambiar de horario justo hoy, pero sé por qué lo hace, para que después de esta semana me pueda echar, diciendo que no soy lo suficientemente competente para este trabajo.
Maxim
Hoy desperté antes, así que aproveche para hacerle una mala pasada a la “señorita Gillian”, justo como pensé, Arnold le dio información de cómo se hacen las cosas aqui, eso me molestó en cierto punto.
Cunado entre a la cocina y ella volteo y me vio fijamente, volvieron a mí mente los recuerdos de cuando tenía que ir al hospital a revisión, todo mundo se me quedo viendo, como si fuera un monstruo sacado de sus pesadillas, unos me veían con miedo y asco, aunque prefiero esas miradas que las miradas de mi familia, que están llenas de lastima, desde el accidente es lo único he recibido de ellos, lastima, una que no necesito.
Justo viene entrando Gillian con lo que es mi desayuno.
— Cuando digo que ya voy a desayunar, ese es justo el momento en el que quiero mi maldito desayuno en la mesa— solo me mira y noto que contiene la respiración.
— Lo siento de verdad señor, pero demoré por qué su café aún no estaba listo—
— Y dime el café se hace solo— contéstame niña, vamos
— No señor, pero es…— la cayó antes de que empiece con una excusa tonta.
— No me importa, tienes que tener las cosas para mí cuando yo las quiera, ¿entiendes?— está vez solo asiente con la cabeza.
Desde que la vi noté que es una mujer diferente al resto de mujeres que he visto, ni ayer ni hoy veo una pisca de maquillaje en su rostro, cuando vi el miedo en sus ojos, cuando me vio, creí que era igual, pero no, no veía mis cicatrices me veía a mi, después de todo ahora se la diferencia, el único que me ve a mí es Arnold y ahora al parecer está mujer.
— ¿Se le ofrece algo más?—
— Si, que te largues de mi vista—
— Claro señor—
Veo como se encamina a la cocina, tan rápido como si se estuviera incendiando. Sé que solo quiere trabajar, tiene su historia, aunque no me interesa saberla, y no me interesa que este en mi casa, y menos si yo no fui el de la idea
Sarah piensa que soy un malagradecido por tratar mal a las personas a mi alrededor, pero descubrí que mientras más agradecido eres y esperas más de las personas, más duele cuando te dan la espalda sin importarles todo lo que hiciste por ellas, no, eso mi hermana no lo sabe.