Capítulo 30
Gillian.
Cuando Sarah salió de la cocina no sé si lo que sentía era coraje o miedo, por su amenaza, definitivamente tengo que llamar a Beth.
— Y Sarah. — de repente entra Maxim, dando una vista por toda la cocina, no se si debería de decirle lo que pasó a quedarme callada, pero por su relación de hermanos mejor me quedo callada y no le digo todo lo que su odiosa hermanita me dijo.
— Creí que estaría en la sala, dijo que iba para haya. — no es como si hubiera dicho eso, pero creo que es lo mejor que puedo decir.
— No, no está ahí, cuando pase para acá no le vi… — se queda un rato pensando —Como sea, de seguro se fue a comprar algo. —
— De seguro. —
— ¿Entonces? —
— ¿Entonces, que? —
— ¿Vas a preparar ese pastel? — le sonrió, si sigue así, perderé mi corazón para siempre.
— Claro que sí. —
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El día paso muy rápido, tanto que el postre estuvo del todo listo para la cena, cuando Maxim lo comió no supe descifrar su expresión, hasta que hablo.
— Esto… es delicioso. — Me dijo sin dejar de comer
— Gracias. — mire a Arnold que estaba a mi lado comiendo su trozo. —Y dime tu Arnold, ¿cómo está?—.
— Exquisito, tanto que no quiero hablar para poder comer más. —
— No es para tanto, solo es un pastel. — Maxim me mira con esa mirada que me provoca muchas sensaciones, sensaciones buenas.
— No es solo un pastel Gillian, es uno hecho por ti, eso lo hace infinitamente más delicioso que cualquier otro. — me dice, mientras come otro bocado, es raro ver a este imponente hombre que cuando lo conocí era todo un gruñón, aquí sentado en la barra de su cocina, comiendo con su personal, aunque quiero pensar que soy más que una empleada para él.
— Por cierto, puedes tomarte el día de mañana libre. — me dice, me desconcentra un poco, pero no me opongo.
— Esta bien, gracias… me gustaría ver a Beth, hace mucho que no habló con ella. —
— Bien. —
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Cuando terminamos de cenar Arnold y yo nos dirigimos al departamento de abajo mientras que Maxim se iba a su cuarto, me sentí un poco decepcionada y pensé que me iba a decir algo, pero creo que fue más por Arnold, que no me dijo nada, o eso quiero pensar.
Cuando llegamos al departamento le digo a Arnold que voy a llamar a Beth para contarle lo de mi día libre, me da las buenas noches y se va a dormir se ve un tanto cansado.
Cuando marco el número de Beth, tarda un poco más de lo usual en contestar.
— ¿Bueno? — contesta un poco recelosa, y es porque le estoy marcando de un número desconocido.
— Beth, soy yo, Gil. —
— ¿Gil?... O dios mío, me asustas, creí que era un extorsionador o algo así, de todos modos ¿Por qué demonios me estás marcando de un número extraño? —
— Es del teléfono fijo del lugar donde me estoy quedando, técnicamente es del trabajo. —
— ¿Por qué no me hablas de tu celular?, por cierto te mandé mensajes y no me contestaste. Que mala amiga eres. —
— No te enojes, es solo que perdí mi celular. —
— ¿Cómo?, tú… pero si eres muy cuidadoso con tus cosas, ¿Cómo lo perdiste? —
— Lo sé, no lo perdí por mi… mmm… ¿Cómo te digo? —
— Dime, me estás asustado Morgan. —
— Me asaltaron Beth. —
— ¿Que?, O mi … dios, ¿estás bien?—
— Si, si, no te preocupes, ya tiene tiempo de eso, realmente no me paso nada, solo se perdieron cosas materiales. —
— Pero ¿porque no me habías dicho nada? —
— No quería asustarte, y aparte han pasado muchas cosas Beth, de hecho te llamé para decirte que mañana tengo día libre. —
— ¿Entre semana? —
— Sip… de verdad tengo mucho que contarte… han pasado muchas cosas. —
— Mañana... mmm...no puedo ir a trabajar, puedo decir que estoy enferma. — Lo piensa un poco
— No, no quiero que hagas eso, y que cuando estés verdaderamente enferma no puedas pedir permiso, podemos vernos cuando salgas. —
— Mmm… está bien, pero me has dejado muy intrigada, solo dime es bueno o malo —
— Bueno, muy bueno. —
— Bien eso me tranquiliza. —
— Entonces te dejo dormir, ¿nos vemos mañana cuando salgas en el lugar de Tim? —
— ¡Claro!. —
— Bien, buenas noches Beth. —
— Igualmente amiga. —
Cuando cuelgo voy directo a mi cuarto, no tengo sueño, solo preguntas y más preguntas, hay una que no deja de darme vueltas y es respecto a mi relación con Maxim, ¿Tiene futuro?, o soy solo yo que quiere que tenga un futuro.
Trato de dormir, creo que eso sería lo mejor, estoy empezando a quedarme dormida después de una rato, cuando siento que alguien entra a mi cuarto, lo primero que pienso es en que puede ser Arnold, pero lo descarto en seguida, porque el siempre toca, y no solo entra, cuando abro los ojos, estos tardan para adaptarse a la oscuridad de mi habitación, pero veo una figura de hombre y me estremecí por un segundo, hasta que note que era Maxim.
Tardo un poco en asimilar que él esté en mi cuarto.
— Gillian. — trato de contestar pero no me da tiempo, ya que se abalanza a mi boca, para darme un beso, uno que no sabía que necesitaba.
— ¿Qué… haces aquí? — le digo cuando nos separamos.
— No es obvio, estoy aquí por ti, te necesito, tanto que duele. — y es cuando noto su enorme erección.
— Yo también te necesito. — ahora mismo no se de donde salen esa palabras, pero sé que son verdad.
Solo siento sus manos viajando por mi cuerpo, y eso es suficiente para excitarme al máximo.
— Eres perfecta Gillian. —
— Mmm…— no se que decir estoy tan perdida en su toque.
— No hagas mucho ruido, sino Arnold vendrá y nos va a interrumpir, ¿Quieres eso? —
— Nop. —
— Bien. —
Mientras hacemos el amor, pienso que realmente amo a este hombre, y hago un esfuerzo sobrehumano para no decírselo ahora mismo. Solo quiero disfrutar de este momento
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