Corazón en Reparación

Capitulo 31 (Corregido)

Capítulo 31

Gillian


Siento algo suave y cálido cada cierto tiempo, me gusta esa sensación, es lo que pienso cuando despierto, y no tardó mucho en reconocer que esa sensación son besos que Maxim me está dando por toda la cara, anoche cuando terminamos de hacer el amor, creí que se iba marchar a su cuarto, pero no, se acomodó en mi cama y a mí a un lado muy cerca de él, y así nos quedamos dormidos juntos. 
  
— Buenos días. — me dice con una gran sonrisa y no puedo evitar sonreírle de vuelta. 
— Buenos días. — me acerco a él un poco, para poder darle un beso. 
— ¿Cómo amaneciste? —  
— Muy bien y ¿tú? —  
— Siempre que estoy a tu lado amanezco de maravilla. —

Seguimos besándonos y hubiéramos seguido así, si no es  porque escuchamos a Arnold en el pasillo. 
— Ya se despertó. — le susurro a Maxim 
— Si, voy a esperar a que suba y después me voy, a ver qué le digo. — y me da otro beso, aunque él se oye divertido, mi corazón se aprieta, porque quiere ocultar muestra relación, si se le puede llamar relación a esto, eso me desconcentra un poco.

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En efecto cuando Arnold se fue, Maxim se levantó de la cama y empezó a vestirse, cuando se fue, me volvió a besar y me deseo suerte en mi día, con lo que paso ayer, ya no me acordaba de que me dio el día libre.


A pesar de todo sentí una sensación de calidez en mi corazón, y eso es el amor que siento por él. Cuando escucho el ascensor cerrar, me obligó a mi misma a ponerme de pie, para ir a darme un baño y arreglarme para salir, antes de ir con Tim, voy a ir a comprar un celular nuevo. 
Mis pensamientos son triviales, hasta que estoy sentada en la cama, y un pensamiento que ya tuve, vuelve, y es que esta vez tampoco usamos protección Maxim y yo, pienso un rato en todas las posiciones, pero trato de relajarme, lo que sí, es que tendré que hablar con él sobre eso... 

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No subí a el piso de Maxim a despedirme de Arnold o de él, para el caso, creo que sí lo hacía me iba a quedar.  
Cuando estoy en la calle, siento una sensación extraña, como si alguien me vigilará, y es muy extraño porque no veo a nadie que me esté mirando, mientras caminó a la parada de autobuses me sigo sintiendo observaba. 
De no ser porque llego el bus, me hubiera regresado. Ya en el camino trato de convencerme de que solo fue mi imaginación y no pasa nada. 
Pero cuando me bajo en la siguiente parada, cerca de un centro comercial, sigo sintiendo esa sensación, de sentirme vigilada, sin demorarme tanto y ya con un poco de miedo me apresuro a entrar y voy directo a un local donde venden celulares.  
Es extraño pero sigo sintiéndome vigilada. 

NARRADOR DESCONOCIDO 


Saco mi celular y llamo a mi nueva empleadora.
—Si. — no tarda en contestar 
— Le tengo informes, no tuve que esperar tanto para empezar mi seguimiento como usted sugirió. —
— A si, y dígame qué hay de nuevo. — era una mujer hermosa, pero justo ahora siento que en su voz solo hay malicia. 
— Nada nuevo, solo ha salido a un centro comercial, justo ahora está en un local de telefonía. —
— Bien, que más has averiguado de ella. —
— Por el momento nada, mis contactos están trabajando en su pasado. — escucho un silencio y luego un suspiro. 
— Solo me interesa la información que tengas de ella que sea comprometedora. — no puedo creer que una mujer trate de destruir a otra, pero ese no es mi trabajo, ni siquiera preguntar porque. 
— Está bien la mantendré informada. — no me dice más, solo cuelga, justo cuando mi nuevo trabajo sale, es realmente hermosa, y me preguntó que habrá hecho para que alguien contrate a alguien mas para que la siga. 
Mientras la observo, pienso que tengo que ser más listo, ya se dio cuenta de mi presencia, no sabe dónde estoy, pero sabe que alguien la ve. 



Gillian


Cuando llegue con Tim, la sensación de sentirme vigilada disminuyo, no desapareció, pero trato de pensar que solo es mi mente jugándome una broma. 
— Buen día, que va a llevar hoy. — me dice Tim, al parecer no me ha visto tiene la cabeza agachada y su vista fija en unos papeles. 
— Mmmm… solo un café y una rebanada de pastel, por favor. — le digo y en automático levanta la cabeza y me mira, con una mezcla de sorpresa y de emoción. 
—  ¡Gil!... Pero que haces aquí, no deberías de estar trabajando. —
— Sip, pero me dieron día libre hoy. —  
— Que alegría, ¿Cómo has estado? — mientras habla le da la vuelta a la barra y me abraza. 
— Muy bien, y disculpa pero cada que tenga un día libre voy a venir aquí, no tengo a dónde más ir, y Beth va a venir por mi aquí cuando salga de su trabajo, así que a quien estoy. —
— Eso me parece perfecto, tu puedes venir y quédate el tiempo que quieras. —  

Estaba por preguntarle por Víctor, pero se escuchó la campana de la puerta de entrada y los dos por inercia volteamos, y el hombre que entró, nunca lo había visto por aquí antes, es probablemente de la edad de Maxim, es guapo no lo voy a negar… pero no lo observo porque eso, sino porque por alguna razón me dio un escalofrío en cuanto lo vi, y uno nada bueno. 
— Voy a atender a ese cliente ahora vuelvo. —
— Si. — era el único cliente ahorita, la hora dónde hay más gente es más temprano cuando pasan por algo para desayunar antes de sus trabajos o para la hora de la comida, así que ahora el lugar está vacío, y solo puedo ver a ese hombre, no me caracterizo por mi intuición, pero algo me dice que este hombre no está aquí por casualidad. 

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Cuando aquel hombre se fue, no me sentí para nada tranquila, aún sentía una sensación extraña. 
— Ay, pero si es la hermosa Gil. — Me volteo hacia donde proviene la voz,  
— Víctor… hola…  ¿Cómo  has estado? — le pregunto, si no supiera que es gay, y que fingía ser un estúpido, que quería conmigo, sin duda me hubiera enojado mucho solo por su presencia.
— Bien… bien, y ¿tú? —  
— También. —
— Me da gusto verte otra vez Gil. —  se ve un tanto pensativo. —Yo quería decirte, más bien… pedirte perdón, por como me comporté, contigo… yo… yo no sabía que hacer… papá me dijo que te contó todo la otra vez que estuviste aquí. —
— Sip… respecto a lo de tu disculpa, te perdono, aunque no estuvo bien lo que hiciste, ni porque lo hiciste. —
— Si lo sé… es solo que tenía miedo. —
— Y ahora ya no tienes miedo. —
— Por supuesto que sí, pero ahora tengo a alguien con quién superarlo. — le sonrió, sinceramente estoy feliz por él. 
— Eso me da mucho gusto. — me sorprende cuando me da un abrazo, en otros tiempos, lo hubiera rechazado, pero ahora no, así que se lo devuelvo. 


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