Ava
—Pensé que no nos salvaríamos de esta —dijo Khate.
—Faltó poco.
Mi prima siguió maquillándose.
—Creo que no deberíamos ir a la fiesta.
—De que hablas Ava, no sabemos si se nos vuelva a dar una oportunidad así. Además quiero hacer amigos.
—Está bien. Ahora iré a mentirle al tío. Mejor dicho. Le diré que iré a dormir.
Flasback.
Harold no pudo salir. Tuvo que esconderse detrás de la isla. La única manera de salir vivos de esa situación era entreteniendo al tío.
—Tío bienvenido —dije y le di un abrazo.
—Gracias sobrina.
Inspeccionó todo con la mirada. Como si buscara algo.
—Sucedió algo en mi ausencia.
—No, todo perfecto. ¿Por qué la pregunta?
—No solo me preocupé.
—Tío estamos grande ya, no somos unas niñas.
—Y cuando empiezan a crecer es cuando más uno se preocupa.
—No en nuestro caso. Tienes a tu cuidado a dos angelitos —dije sonriendo.
—Tu cabello, está mojado.
—Es que... quería ahorrar electricidad y por eso no lo sequé.
—Me parece bien. ¿Dónde está Khate?
—En su habitación. Le duele un poco la cabeza.
—Iré a verla.
—Ok.
Cuantas mentiras en tan poco tiempo. En cuanto se alejó me acerqué al chico.
—Vamos corre, no querrás que te atrapen —susurré.
Lo llevé hasta el patio, tendría que saltar la valla blanca que daba al patio trasero del japonés.
—¿Qué esperas? —pregunté al ver que no se iba.
—El pago.
—¿Qué? Después me las arreglaré para darte el dinero.
—No me refería a eso.
—Entonces ¿qué quieres? —miré a la puerta nerviosa, que tal si el tío aparecía.
—Hoy habrá una fiesta. Quiero que vengas.
—No, no lo haré.
—Si quieres le pido permiso a tu tío —me dijo con una sonrisa burlona.
—¡Estás loco! —negó y yo medité por algunos segundos—. Está bien, pero no conozco el lugar así que...
—Nos veremos en el mismo lugar de hoy, a las diez. Adiós Ava, espero que cumplas con tu palabra.
Tiempo actual.
—Está bien. Dale apresúrate mira qué hora es —le dije a Khate.
Mi celular tenía las 9:30 pm. Bajé las escaleras. Estaba encendida la TV en un documental de Animal Planet, pero mi tío estaba quedándose dormido.
—Tío, ya Khate se durmió. Yo también voy a hacer lo mismo —fingí que bostezaba.
—Sí. También iré a descansar dentro de un rato.
⏭ ⏭ ⏭
Como en las pelis cubrimos las almohadas con sábanas lo que daba la impresión de que dormíamos. El tío Louis solía ser muy desconfiado, si intentaba comprobar no se daría cuenta de que habíamos escapado.
Cuando llegamos al lugar acordado, Harold nos esperaba. Se veía guapo, vestía: jeans oscuros, camisa blanca de botones y zapatos oscuros.
—Hola —saludamos.
—Que bueno que llegaron —dijo—, vamos no perdamos tiempo.
—Ok. ¿Y como lo haremos con las identificaciones?—pregunté—, somos menores de edad.
—Jaja. La fiesta es de mi primo, ni siquiera tenemos que salir del barrio.
—Ah que bien —dijo Khate—. ¿Cómo se llama?
—Guille.
—Bonito nombre. Oye, llevo algunas horas preguntándome algo —dijo mi prima.
—Adelante.
—¿Cómo pudiste arreglar el pequeño desastre que hubo en nuestra casa?
—Mi primo, él me ha enseñado algunas cosas.
—Interesante.
La música se hacía más fuerte, faltaba poco para llegar. Habían varias personas bailando en el jardín.
—Llegamos.
—Pues que bien. A mover el esqueleto. Luego me presentas a tu primo —dijo Khate guiñándole. La miré con los ojos entrecerrados y frunció los labios—, solo quería felicitarlo.
—Está bien, cuando Ivy lo suelte un momento te lo presento.
Ambas empezamos a reír, imaginamos que hablaba de la novia. La mayoría de los invitados comenzaron a saludar a Harold, pero al llegar a la sala un chico moreno de ojos grises se acercó a nosotros. Saludó a Harold y luego nos miró a nosotras.
—¿No me presentarás a tus amigas? —preguntó.
—Chicas él es Marlon y ellas Ava y Khate.
—¿Y se mudaron al barrio o están de visita?
—Marlon luego le preguntas, no es que se irán mañana ¿o sí? —dijo Harold.
—Aún nos quedan largos días aquí —aseguré.
—Cuanto me alegro —dijo el chico.
—Y Jing... ¿ya llegó? —preguntó Harold.
—No, debe estar esperando a que se duerma el dragón —dijo riéndose.
—Ustedes tienen mascotas muy raras —les dijo mi prima.
— ¿Cómo era que te llamabas? ¿Katy? —preguntó Marlon.
—Espero que la siguiente pregunta sea que si quiero bailar —le dijo Khate.
—Nos entendemos bien. Entonces... ¿vienes o no? —le tendió la mano.
—Claro.
Tomó la mano del chico y se fue.
—Tu prima es simpática.
—Querrás decir loca.
—No, creo que tú estás más loca que ella.
Tuve que reírme, solo dos días bastaron para que se llevará una impresión así de mí. ¿Cómo la cambiaría? con suerte antes de que se acabara el verano y si no me metía en más problemas hasta que eso sucediera.
—¿Por qué me invitaste? Nuestro primer encuentro no fue el mejor después de todo.
—Bueno, hoy te mostraste diferente. Además veo que no conoces a nadie y quería presentarte a algunos amigos.
—Gracias. En cuanto al arreglo de... —me interrumpió.
—No hablemos de eso. Ya te dije cual era el pago y estás aquí, así que deuda saldada.
—Harold —él se giró y apareció una chica asiática.
—Hola Jing. Me preocupaba que no llegaras —le dijo dándole un abrazo y un beso en la mejilla—. Las presento. Ava ella es Jing. Jing, Ava.
—Mucho gusto.
—Igual —respondió.
—Por cierto ustedes son vecinas.
—¿Ah sí? De quién eres familia —me preguntó con una sonrisa.
—Soy la sobrina de Louis Pemberton —su sonrisa se congeló.
Me dio la ligera impresión de que cuando mencioné el nombre de mi tío su expresión cambió.
— Está mañana me pareció ver a un japonés.
—En realidad somos chinos —dijo a la defensiva.
—Pensé que...
—Sí, para algunos es difícil identificar a un asiático de otro —luego miró a Harold—, voy a felicitar a tu primo.
Se fue y yo no entendí nada.
—Lo siento, es que olvidaba que tu tío y el Sr. Huang no se llevan bien.
—Descuida. No importa.
—¿Quieres tomar algo?
—No, conozco a mi prima y ya debe de estar mareada. Si las dos nos emborrachamos sería muy malo.
—Como quieras —dijo riendo.
—No te preocupes por mí, si quieres puedes ir a bailar.
—No te dejaré sola. Si rompes más grifos... —puse los ojos en blanco.
—No importa que todo se innunde le agregamos un poco de espuma y listo —sugerí con ironía.
—Jajaja. Sería una gran fiesta, le diré a mi primo a ver que piensa.
—Harold por favor. Aún estoy avergonzada.
—Descuida. El problema quedará entre nosotros —dijo guiñándome—. Tu collar es hermoso.
Yo llevé mi mano hacia el colgante de corazón.
—Gracias —dije con una sonrisa y no pude evitar recordar el día en que me lo regalaron.
⏭ ⏭ ⏭
—Haz silencio Khate. Si no dejas de reírte nos atraparán —le dije mientras subíamos las escaleras.
¿Por qué se habrá tenido que emborrachar?
—No seas aburrida Avita.
Logramos llegar a su habitación. Por suerte el tío tenía el sueño pesado.
—Que buena estaba esa música y si era ese dominicano con que estaba bailando —dijo y arrojó a un lado los tacones que sostenía en las manos—. ¿Por qué no nos quedamos un rato más?
—Porque estabas tan borracha que no te podías ni mantener en pie —le dije—, ahora cambíate, yo iré también a mi habitación.