Corazón Equivocado

Capítulo 6 "Fue un accidente"

Ava

Algo impactó sobre la ventana de mi habitación, la segunda vez hizo que me pusiera de pie y al abrirla una piedra golpeó mi frente.
—¡¡Auch!! —grité del dolor.
Llevé una de mis manos a la frente y se embarró  de sangre.
—Ava que sucede...
Mi prima corrió alarmada hacia mí.
—¿Estás sangrando?¿Qué sucedió?
—No lo sé. No pude ver quién lo hizo.
—Vamos siéntate —me llevó nerviosa al sillón—, necesito algo con que presionar la herida.
Dio una vista panorámica y abrió el clóset tomando un pareo.
—Ese no, es mi favorito —le dije.
—Querida. Si te desangras no podrás usar ninguno. Espérame aquí hay que llevarte al médico.


Khate


No sabía que hacer cuando vi a mi prima sangrando. Iba a buscar el botiquín pero alguien tocó la puerta.
—¿Quién podrá ser? —me pregunté mientras bajaba las escaleras— ¡Quién seas, ahora no puedo atenderte! —grité.
—Soy Harold.
Oh, él sabrá que hacer, pensé.
Abrí rápido y no hizo falta que lo halara por el brazo pues ya estaba adentro y se mostraba muy nervioso. Llevaba una cartulina en la mano pero no pude ver lo que decía.
—¿Qué sucede?
—Mi prima... ¡Rápido! Hay que llevarla al hospital.
—Ayúdala a llegar hasta aquí, podría marearse. Buscaré un auto. Vamos apresúrate.
Hice lo que me pidió. Al llegar vi que el pareo se había teñido mucho.
—Vamos —le dije.


Harold
Corrí a la casa de Jing y llamé diciéndole que estaba en la puerta.
—¿Le sucedió algo a Marlon? —preguntó.
—No, pero esta emergencia es de vida o muerte. Necesito un auto.
—¿Para qué?
—Luego te explico. Vamos, vamos. Necesito que vengas para que conduzcas.
Volví a la casa del Sr. Louis. Las chicas bajaban las escaleras.
—Ava ¿estás bien? —pregunté tomando su rostro en mis manos.
—¿Qué crees? —me dijo—, estoy viendo algunos puntos negros.
Su rostro y sus labios se volvieron pálidos y fue lo último que dijo antes de desmayarse.
—Ava, Ava —dijo su prima—, creo que se desmayó. ¡Haz algo por favor! 
La tomé en mis brazos y caminé hasta el auto. 
—Abre la puerta —otedené a Khate.
La acosté delicadamente en los asientos traseros. Su prima se iba a subir pero me adelanté.
—Ve adelante.
—¿Qué sucede?, oh no ellas aquí no —dijo Jing.
—No es el momento —le dije.


Ava
Fue un día agotador. Por más que le rogamos a la doctora que no llamaran al tío lo hizo. Estaba muy preocupado cuando llegó, le dijimos que resbalé y me golpié la frente con las escaleras. Tuve que convencerlo de que no le dijera nada a mi madre, sabía que se preocuparía y vendría rápido. 
Estaba sentada en mi cama leyendo un libro y mis párpados se empezaban a cerrar, eran alrededor de las nueve de la noche. Tocaron la puerta y me desperté.
—Adelante —dije cerrando el libro.
—¿Cómo estás?
—Mejor —le dije a mi prima.
—Me asusté mucho. Qué bueno que ya todo pasó.
—Sí.
—Mi papá mañana no irá a trabajar, se quedará con nosotras en casa.
—Ya estoy bien, no es necesario.
—Eso le dije.
—Nuestros planes se retrasarán.
—Mmju. Tal vez lo convensa. Aprovechemos la situación —dijo sentándose en la cama—, así lo mantendremos fuera y de paso el plan sigue en pie.
—Creo que esa piedra me afectó un poco. ¿Qué piensas hacer?
—Fácil, una larga lista de compras y la última en la pastelería de Rosmary.
—Bien pensado.
—¿Y esa lámina? —la tenía doblada en las manos.
—La traía Harold, pensé que la querías —me la entregó.
—¿Por qué lo dices? 
—Ya lo descubrirás. Me voy a dormir, no seas tan dura con él.
No entendía a que se refería. Una vez que cerró la puerta. Desdoblé la lámina, habían varios números. Imaginé que era su teléfono.
—Debería de llamarlo, se comportó bien pero aún así.
Pasaron cinco minutos y me decidí a llamarlo.
—Hola
—Hola yo soy...
—Ava. ¿Cómo estás?
—Bien, gracias por llevarme al hospital.
—No fue nada.
—Sí, fue obligación.
—¿Obligación?
—Sip, negarás que no fuiste tú.
—Fue un accidente.
—Sí y me dejará una linda cicatriz.
—No sabes cuanto lo siento. Déjame explicarte.
—Que no sabías tocar el timbre y por eso arrojaste piedras a la ventana.
—Nunca te haría daño. Morí cuando te vi desmayarte, me dio mucho miedo.


Flashback.


Mi cabeza dolía un montón. Mis párpados estaban comenzando a abrirse, solo recordaba que había visto a Harold en casa, tal vez me desmayé. Sin dudas me encontraba en el hospital. Estaba acostada y alguien sostenía mi mano. Era Harold, cerré mis ojos y como aún pensaba que estaba inconsciente comenzó a hablar.
—No sabes cuanto lo siento —acarició mi cabello y luego mi mejilla—, nunca te haría daño. Chica problemática de los helados.
—Harold ¿que sucedió? —preguntó una voz que no conocía.
—Mamá, su frente... —dijo él.
Comencé a abrir los ojos lentamente.


Tiempo actual.
—Ava, Ava.
—¿Si?
—¿Sigues ahí?
—Sí, creo que es hora de que me vaya a la cama.
—Espera. Mi número, quería que lo tuvieras porque estoy contigo.
—¿Eh?
—Me refiero al plan pero si quieres...
—¿Qué te hizo cambiar de opinión?
—Tu tío será feliz y tu también. No quiero que tus recuerdos en Miami sean encerrada en esa casa.
—Jaja. Está bien. De hecho te tengo una primera misión.
—Dime.
—Quiero que estés preparado, será mañana.
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