Ava
Toda locura tenía sus consecuencias y esa no sería la excepción. ¿El castigo? no tenía idea de cual aplicaría el tío. No obstante cuando vi entrar a tantas personas en nuestra casa solo suspiré. Con ellos trajeron un equipo de música.
—Khate, acompáñame un momento.
Dije llevándola a la cocina.
—Aún hay tiempo de acabar con esta locura.
—No, ahora es que comenzará.
Me dejó allí y volvió a la sala. La seguí, no podía perderla de vista o sería peor.
— Raynier no trajiste eso por gusto ¿verdad? —le dijo Khate.
—Esperaba la orden jefa.
—¡Música Dj! —gritó.
Marlon y Harold habían trasladado hacia una esquina los muebles.
Todos se sentaron haciendo un círculo y en el medio había una botella de Coca Cola. Yo permanecía observando desde una esquina.
—Vamos únete a nosotros —gritó Marlon.
—Estoy bien así —respondí.
—¿Dejarás esa impresión? ¿de aburrida? —preguntó Raynier.
Puse los ojos en blanco y caminé hasta al círculo. Con suerte si se aburrían se irían rápido o mejor antes de que el tío Louis llegara.
—A mí se me ocurrió, así que giraré la botella.
Dio varias vueltas y apuntó una Raynier. Aceptó un reto y su propia hermana fue quien lo puso.
—Baila y canta la macarena.
—Ok —se paró y le dio pause a la música—, Dale a tu cuerpo alegría Macarena, que tú cuerpo es pa dar alegría y cosa buena...
Todos reíamos, su delgada figura se veía graciosa en movimiento. Khate tuvo que ponerse los zapatos al revés durante todo el juego. Marlon confesó que estaba enamorado de alguien que estaba cerca. El tiempo pasó entre risas por los retos locos incluso entre besos. La botella apuntó por primera vez a Harold.
—Reto. Sé que quieren aprovechar a enterarse de algunas cosas que no van a salir de mi boca.
Harold estaba impaciente, no encontraban un reto lo suficientemente bueno para él.
—Yo me encargo —dijo Marlon—, se que nadie pensaría en esto.
—Vámos acaba de hablar... —gritaron los demás.
—Harold... besa a Ava.
Fue una sorpresa para todos incluso él se veía nervioso.
—Grabaré el momento —dijo Khate.
Cuando nuestras miradas se encontraron, él sonrió. Se empezó a acercar, no estaba dispuesto a abandonar el reto. Acarició mi mejilla y con sus dedos elevó un poco mi barbilla. Estaba nerviosa, no podía creer que fuera a suceder pero no quería que fuera así.
—¡Rayos! —el grito de Khate nos hizo separar un poco—, todos tienen que irse ya vamos.
—¿Qué sucede? —preguntó Harold.
—No había visto el mensaje de mi padre. Estará pronto aquí.
—Quiten la música —dije.
Me asomé por la ventana, se acercaba el auto.
—Ya está aquí. Escóndanse donde puedan —corrí a avisarle.
—No otra vez —dijo Harold.
Algunos le dio tiempo correr hasta el patio, otros no tuvieron la misma suerte y las cortinas fue el refugio más cercano. Tomé la botella del piso.
—¿Y este desorden a qué se debe? —preguntó el tío al llegar a la sala.
—Papá ya llegaste —dijo en extremo cariñosa Kathe.
—Bienvenido tío. Estábamos sin nada que hacer y queríamos darte una sorpresa.
—Pues gracias por desordenar los muebles —dijo no muy contento.
—Intentábamos redecorar. Ver lo mismo todo los días nos tiene mal —explicó Khate.
—Veré que puedo hacer —dijo.
—Papá. La Sra Rosmary nos dijo que si tenías tiempo podías pasarte por su casa.
—Qué raro la acabo de ver y...
—Lo debe haber olvidado, esas cosas pasan —dije.
—Creo que necesita cambiar una bombilla —explicó Khate.
—Dentro de un rato voy.
—No, la pobre debe estar esperando papá.
—Ok. Iré a cambiarme.
—No es necesario tío, así luces muy guapo.
—Su insistencia con que salga no es normal. ¿Ocultan algo o a alguien?
—No papá.
Nos examinó.
—Tus zapatos están al revés —le dijo a mi prima.
Olvidamos ese detalle.
—Es un nuevo método de relajación —se justificó.
Aunque no tenía sentido el tío le creyó. En cuanto se fue hicimos que todos se fueran.
—Por qué mi papá decide salir temprano los días que intentamos divertirnos.
—Jaja. Es verdad, tal vez tiene una cámara o micrófono escondido en algún sitio.
—Espero que solo sea una coincidencia.
—Que le diremos sobre lo de Rosmary.
—Era cierto. Me lo dijo en la mañana. Cuando te dejé sola con Harold.
—Ok.
—Que lástima que no llegó a cumplir el reto —dijo.
—No estaba destinado a que pasará, ahora tu cambíate los zapatos.
⏭ ⏭ ⏭
Al día siguiente la señora Rosmary volvió a reiterar la invitación y decidimos aceptarla. Era un día maravilloso como para quedarnos solas en casa.
—Que buen trabajo hizo tu papá. Luego me dio vergüenza molestarlo pero...
—No fue molestia pero si él la escucha diciendo eso se enojará —dijo Khate.
—Está bien. El señor Louis es todo un caballero —respondió— . En estos días lo he visto un poco triste. ¿Le sucede algo?
—Debe ser la soledad —dije—, necesita alguien que pueda agarrar su mano y salir a pasear.
No podíamos andar con tantos rodeos. Pasos firmes hacia una meta clara.
—Eso no debe ser un problema, es tan galante que debe tener a alguien —dijo.
Era obvio que se quería enterar, así que le seguimos el juego.
—Su lado romántico no le permite tener aventuras. Él quiere una amiga y compañera. Que esté en las buenas, en las malas... ah también en las peores —sonreí, en ocasiones se pasa—, y que puedan mirar juntos las estrellas —dijo mi prima.
La señora la miraba con atención y sonreía como diciendo "esa puedo ser yo".
—¿Estrellas? —preguntó.
—Sí, le encantan las estrellas —confirmó.
—No lo sabía.
—Y que hay de usted, se le ve muy sola —le dije.
—Eh, yo... también estoy esperando a la persona indicada.
—Espero que los dos puedan ser felices —Insinuó Khate.
—¿Los dos dices? —preguntó nerviosa.
—Sí. Les deseo suerte encontrando a la persona que buscan —explicó.
—Ah. Muchas gracias, espero que así sea —sonrió nerviosa.
Minutos después apareció la chica del servicio con un hermoso arreglo floral.
—Sra Díaz. Mire que hermosas flores han llegado para usted.
Se paró del sofá para contemplarlas, se veía muy feliz y buscó entre ellas una tarjeta.
—Son mis preferidas —dijo.
—Al parecer tiene un admirador —dijo Khate.
—Puedes ponerlas en agua querida —le dijo a la chica y ella volvió a desaparecer con las flores.
—Khate, deberías de desearme cosas buenas más seguidas para ver si pasan. Ya la señora Rosmary tiene un admirador.
—Jaja —reímos.
—¿Sabes quién las envió? —preguntó Khate.
—No, al parecer quiere mantenerse anónimo.
—Ay que romántico —dije.
—¿Quieren más limonada? —preguntó.
Su teléfono comenzó a sonar.
—Ahora regreso —dijo y fue a atender la llamada.
Al cabo de unos minutos regresó.
—Chicas lo siento mucho, surgió una emergencia en la pastelería y...
—No se preocupe ya nos íbamos —dijo Khate.
—Quédense un poco más, están en su casa. Además ni siquiera le han hechado un vistazo a la piscina. Carmen las ayudará en lo que necesiten.
—Está bien, nos quedaremos un rato más —dije.
—Que bueno. Ahora sí me voy chicas.
Cuando estuvimos solas Khate me miró.
—La piscina espera por nosotras.
—Pues no la hagamos esperar —le dije.
Dimos el primer paso, sin dudas los sentimientos de la señora por mi tío eran obvios. En cuanto a él, tendríamos que aplicar otras técnicas.