Corazón Equivocado

Capítulo 12 "Solo me importas tú"

Ava

1 semanas después.
<<El tiempo pasa siempre tan deprisa cuando te diviertes que te olvidas de todo, incluso de volver, pero sabes que no se puede alargar más y que ha llegado la hora de regresar...>>
Dejé a un lado el cuaderno para mirar a mi prima.
—Ya es hora, aunque al parecer no tienes deseos de ir ¿verdad?
—No al contrario, he estado lista hace bastante tiempo. 
Tomé mi bolso y me miré de nuevo en el espejo. 
—Estás guapísima. El rojo te sienta bien —dijo mi prima.
Llevaba un vestido corto escote corazón y unos zapatos de tacón cuadrado. Decidí hacerme unas hondas en el cabello para darle volumen y que no luciera tan estirado. 
—Gracias. Tu también. ¿Tienes una cita?
—Sí Me casaré a escondidas de mi padre —bromeó.
—Ya sabía yo que si ibas de blanco no era una coincidencia.
—Jaja.
—El vestido negro también se te veía bien.
—No digas mentiras, me faltaba busto para llenarlo. Deberías de donarme un poco. 
Las dos comenzamos a reír y decidimos marcharnos. Al llegar a la casa del primo de Harold nos extrañó ver todas las luces apagadas. No se trataba de una fiesta sorpresa porque algunos invitados estaban fuera.
—Hola Jackie.
La saludamos al llegar al porche.
—¿Qué sucede? —preguntó Khate.
—Todo fue culpa de mi hermano. Terminó conectando muchos equipos en un mismo espacio y puff. Empezaron a haber chispas y terminamos sin electricidad 
—Uff que mal —dijo Khate—, entonces nos quedamos vestidas y sin bailar. Jaja.
—Quien dijo que se suspende la fiesta —dijo Marlon—, si no es aquí en otro lugar será.
—Hola chicas, Marlon tiene razón. Buscaremos otro lugar —dijo Harold quien se unió a nosotros.
—No se preocupen. Gracias por todo su esfuerzo, después de todo la intención es lo que cuenta —dije.
—Encontré la solución —gritó Rainier desde el interior de la casa y luego fue hasta nosotros.
—Según Guille tardará algunas horas en arreglarlo. Y son ya las nueve.—le dijo Harold.
—No me refería a eso, no obstante podemos ir a pasárnosla muy bien en la playa. —sugirió Raynier
—Es lo mejor que se te ha ocurrido en la vida hermanito. —respondió Jackie.
—Yo me apunto. —dijo Khate.
—La fiesta era para ustedes y como están de acuerdo con esto entonces... ¡Fiesta en la playa! —gritó Raynier. 
Después de un grito de aprobación, el primo de Harold salió de la casa.
—No tan rápido amigo. Te quedarás conmigo de ayudante.
—No hagas eso. Yo solo estorbaré, por qué no te quedas con Ivy ¿eh? De paso tienen una cena romántica con velas.

La chica morena sonrió y miró a Guille. Raynier jugó una carta con la que el primo de Harold no se pudo resistir. Se veía muy enamorado de la chica.
—Ok. Pero vete ya, no te quiero ver ahora mismo. —repondió Guille.

                                   ⏭   ⏭   ⏭
—Kathe, Kathe.
Ni siquiera me di cuenta cuando se fue de mi lado.
—Seguro que fue a bailar —dijo Jing—, tampoco veo a Marlon.
Era obvio que estaba celosa.
—Vi a Marlon con mi hermano, fueron por bebidas —respondió Jackie.
—Yo solo decía —dijo la china.
—A mi prima solo le cae bien Marlon, no tiene ningún interés romántico. Así que no tienes de que preocuparte —aseguré.
—Marlon no me gusta. Con quien ande no es de mi interés. 
—Estamos en confianza Jing que no te avergüences de aceptarlo —dijo Jackie guiñándole.
Se quedó en silencio algunos minutos.
—Es cierto, pero ni se les ocurra decirle...
—Tranquila —dije.
 —Pero deberías de darte prisa, el chico no es adivino mientras más te demores en decirle puede aparecer otra —le aconsejó Jackie.
— Yo lo pensaré. Ahora regreso, iré a ver a Harold.
—Vamos a bailar, no vinimos a quedarnos aquí solas.
Me dejé llevar por primera vez, esos ritmos latinos no me dejaron parar de bailar. Intentaba bailar como el resto pero habían movimientos en los que necesitaría más práctica. Sin darle tanta importancia al baile me enfoqué en divertirme, después de todo eran mis últimos días en Miami. 
—Estoy algo cansada —dije a Jackie.
—Jaja. Algún día te acostumbrarás. Te alcanzo en un rato. 
—Ok.
Me fui de la pista de baile improvisada e intenté alejarme un poco de todo el ruido, la cabeza me había empezado a doler.
—Ava.
Me di vuelta y me encontré con Harold. Su cabello estaba algo despeinado y no tuve que ver el vaso de plástico rojo en su mano para saber que había bebido.
—¿Estás disfrutando de la fiesta? —preguntó.
—Mucho.
—Es una lástima que ya te tengas que marchar.
—Sí. Fueron unas buenas vacaciones pero ya debo regresar.
—Antes de que te vayas quiero decirte algo que llevo callando hace días—mi corazón se detuvo por un instante porque en el fondo sabía lo que quería decir—. Me gustas, creo que estoy enamorado de ti, Ava.
—Harold, tal vez los tragos...
—Solo me dieron el valor de sincerarme.
—No debí dejar que me besaras. Tal vez eso te confundió un poco y...
—No estoy confundido, solo enamorado.
—Tienes novia, no deberías seguir hablando de esto.
—¿Novia? Si te refieres a la chica del parque es solo una ex, no acepta que hallamos terminado.
—En la playa los vi besándose.
—Fue una despedida. Solo me importas tú.
—Es una locura. Sabes que mañana me voy.
—Sí. Se que si te pidiera que te quedaras no lo harías ¿Verdad?
—Mi novio me espera en Philadelphia.
Retrocedió dos pasos.
—Oh, como no pensé en eso antes —pasó la mano por su cabello y sonrió avergonzado.
La situación era incómoda
—Yo...
—No te preocupes por mí. Solo deseo que tengas un buen viaje y si quieres me puedes llamar...
Me acerqué y lo abracé.
—Claro, haz sido un buen amigo —me separé de él—. Me has sacado de muchos apuros. Gracias.
—Entonces solo fui eso para ti. Alguien que te sacó de apuros. 
—No, no. Lo has interpretado mal. Yo lo siento, no quise... 
—No te disculpes. Ahora sí me disculpas iré por más bebidas...
Se alejó tambaleándose un poco.
Tiempo después regresamos a casa.
—¿Sucedió algo en la playa? —preguntó Khate.
—Harold.
—¿Qué con él?
—Digamos que se confesó.
—Deberías de quedarte aquí y darle una oportunidad al chico.
—Muy graciosa. Y tu dónde estuviste no te encontré por ninguna parte.
—Y luego soy yo la que cambia de tema.
—No es lo mismo, porque lo mío no llegaría a ninguna parte. Sin embargo tu felicidad debe tener otro explicación que no sean las cervezas que te tomaste.
—Jaja. Solo vi a Axel.
—¿Y que sucedió?
—Que podía suceder. Nos despedimos y ya.
—No te preocupes, tal vez algún día se encuentren y...
—Estoy bien Ava, no tienes de que preocuparte. No me ilusioné, sabía lo que había y no soñé con más. 
—A veces es mejor así. 
—Me iré a descansar. Buenas noches. 
—Igual para ti Khate.




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