Ava
Estaba más enojada que nerviosa por el inicio en la nueva escuela. Mis amigas me desearon suerte con una videollamada bien temprano, al igual que mi madre. Cuando terminé de arreglarme, bajé con mi mochila y tomé un taxi hacia la escuela. Tuve una pequeña discusión con mi padre, pero el desayuno era en lo menos que quería pensar. Cuando llegué habían muchos estudiantes en grupo charlando y riendo, me sentí mal por un segundo cuando recordé a mis viejas amistades. Necesitaba tiempo para acostumbrarme, estaba perdida en mis pensamientos hasta que un ruido me trajo de vuelta a la realidad.
¡¡¡Riiingg!!!
Era el timbre, indicaba que mi día en la escuela comenzaba. Lo más incómodo de todo fueron las presentaciones y todos los ojos puestos en mí. Al igual que en la cafetería, salí de allí lo antes posible. Intenté llamar a Clive pero no contestaba. Sin más nada que hacer me fui a caminar un poco. La escuela era algo grande y me perdí por uno de sus pasillos y terminé en una radiobase. Estaban dando un anuncio.
—Todos los estudiantes interesados en ser parte del grupo de artistas aficionados de la escuela deben presentarse en el teatro —esa voz me sonaba familiar.
—Ya escucharon a Gina chicos. Ahora los dejo con música —se escuchó decir a otro chico.
Por los altavoces empezó a sonar música electrónica. Cuando iba a entrar la chica chocó conmigo adrede. Solo tomé aire y respiré, ya se la cobraría. No podía creer que terminaría encontrándola tan pronto.
—Deberías de comprarte lentes si no puedes ver —le dije.
Ella siguió caminando, yo abrí la puerta y entré.
— Hola.
— Hola. ¿Estás perdida?
—Tan obvio es.
—Bueno aunque mi número de amigos es muy amplio casi ninguno me visita aquí.
—Ok. Mientras venía escuché el anuncio. ¿Sabes dónde está el teatro?
— Dobla a la derecha y... si quieres vamos juntos, voy para allá.
— Ok.
Nos dirigimos al teatro.
— Creo que te he visto en algún lado.
—No lo creo —le dije frunciendo el ceño—, llevo muy poco tiempo en la ciudad.
— Tal vez te confundí. Bueno ya llegamos.
Habían ya algunas personas allí para inscribirse, hasta que llegó mi turno. Gina se sorprendió al verme y entrecerró los ojos, pero no diría ni una palabra. Nadie en la prepa se enteraría de que era mi hermanastra, al menos en eso estábamos de acuerdo.
— ¿Me dices tu nombre?
—Ava Jenkes
—¿Eres nueva? —preguntó una chica que estaba al lado de ella.
—Sí —le respondí.
—Eso no importa Zoe, no estamos aquí para eso. Nos reuniremos en unos días —Gina me miró con indiferencia.
Sin darle mucha importancia salí de allí.
—Ey espera.
Era el mismo chico de cabello negro y ojos marrones que me ayudó a llegar hasta el teatro.
—Ya sé dónde te he visto. En Instagram, salías con una amiga mía.
—¿Amiga dices?¿Cómo se llama?
—Khate Pemberton.
—Ah, ella es mi prima.
—No lo puedo creer. O sea si lo puedo creer. Pero que coincidencia.
—Y tu eres...
—Axel Battle—dijo tendiéndome la mano—, perdón por mi despiste.
—Ava Jenkes, es un gusto.
Yo tampoco lo creía, entonces él era el amigo con quien mi prima se veía. Interesante.
—Bueno si quieres te puedo mostrar el resto de la escuela.
—Claro, si no es molestia.
—Por supuesto que no. ¿Y de dónde eres?
—Philadelphia —respondí mientras comenzamos a caminar.
—Sería divertido si tu prima también estuviera aquí.
—Completamente de acuerdo —sonreí al imaginarlo.
⏭ ⏭ ⏭️
—Ava, bienvenida.
—Gracias —le dije a mi padre con intenciones de subir a mi habitación.
—¿Cómo te fue en tu primer día?
—Como a cualquier estudiante de último año que llega nuevo a una preparatoria.
—Y Gina, no te presentó con sus amigas.
A los ojos de mi padre ella era un dulce como miel y suave como algodón, pero en cualquier momento sacaría su piel veneno de serpiente y piel de cocodrilo y mi padre no tardaría en descubrirlo.
—No es lo mismo que en Philadelphia —respondí.
—Verás que Miami te empezará a gustar. Incluso ya debes de haber escuchado la historia pero tu madre y yo nos conocimos en... —dijo sonriendo.
—Sí, lo sé de memoria. De nada sirve escribir linda historia de amor, para luego borrarla con un divorcio.
—Ava. Ya hemos hablado de eso.
—No, mi mamá lo ha hablado conmigo.
—Yo intenté que las cosas fueran diferentes.
—Solo te alejaste —dije con tristeza.
Él miró hacia un lado y luego suspiró.
—Esta conversación no nos llevará a ninguna parte ¿En qué regresaste? —evadir el tema fue más fácil para él ¿no?
—En taxi obvio.
—Por qué no regresaste con Gina.
—No me presiones por favor. Es una extraña más.
—Está bien.
—¿Por qué no me compras un auto? —sugerí.
—No es necesario puedes...
—Es que ella tiene más privilegios que yo. Nunca te he pedido nada, ni siquiera la mesada, anda no seas tacaño.
—Ava tu madre nunca ha querido esa mesada aunque he intentado convencerla. Tienes una cuenta y...
—No quiero dinero, solo un auto. Descuida, cuando me vaya seguirá siendo tuyo.
—Lo pensaré —dijo.
—Papá, olvídalo —dije con intenciones de marcharme.
—Espera... ¿Tienes licencia?
—Sí —dije con una sonrisa.
—Está bien.
—Ok. Muchas gracias. Que sea una jeepeta de color rojo.
—¿Por qué ese modelo y no un Volkswagen como el de Gina?
Porque esa era la diferencia. No estaríamos nunca con nada parecido.
—Siempre me han gustado esos grandes neumáticos —le dije y él sonrió.
—Me recuerdas a mis años de juventud.
⏭️ ⏭️ ⏭️
Mi padre cumplió con lo que le pedí, eso me alegró mucho incluso terminé abrazándolo. Él se veía más feliz que yo.
Al llegar a la escuela todos miraban mi auto, pero yo no lo hice por eso, sino para ver la cara que puso Gina cuando todas las miradas no estaban en ella. Cerré la puerta y sonreí. Un auto plateado se estacionó al lado. Un chico bajó de este y se acercó a mí.
—Lindo auto —me dijo con una sonrisa.
—Gracias. Tu Audi también se ve bien.
—No te había visto ¿De casualidad eres nueva? —asentí.
Mi teléfono comenzó a sonar, lo saqué del bolsillo de mis jeans y sonreí. Era Clive.
—Necesito contestar esta llamada —le dije al chico.
—Por supuesto. Nos vemos luego linda.
Una vez que se alejó contesté.
—Hola Ava —saludó cariñoso.
—Buenos días Clive. No sabes lo feliz que me hace escuchar tu voz.
—Te extraño mucho. Ni te imaginas lo triste que me puse cuando tu amiga me dijo.
—Uf sí. Intenté hacer algo pero no tenía con quien quedarme allá.
—Mi mamá hubiera estado contenta de tener una chica en casa.
—Jaja. Qué gracioso.
—Hubiera sido lindo. Quería que las vacaciones pasaran rápido para poder verte.
—Entonces somos dos. Yo pensé que podríamos...
Riiingg, ay por qué el timbre tenía que ser tan especial e inoportuno.
—¿Ya te tienes que ir?
—Sí, hablamos luego.
—Ok. Besos.
La primera clase era de Matemáticas, tomé asiento al final.
—Jaja —entraron dos chicas riéndose al salón.
—Ay no puede ser —dije bajito.
Era Gina y la otra chica que la acompañaba el día anterior en el teatro. Decidí mirar hacia otra parte.
El profesor llegó, luego de saludarnos comenzó a pasar la lista. Dijo varios nombres, algunos estudiantes aún no estaban ahí.
—Gina Jenkes.
—Presente —dijo con fina voz.
—Ava Jenkes.
—Presente—levantó la vista al escuchar mi voz.
—Oh tu debes ser nueva—asentí—. Bienvenida.
—Gracias —respondí con una sonrisa.
—Sus apellidos son coincidencia o son famili...
—Es solo una casualidad —lo corté. Gina me miró de soslayo.
Una desagradable casualidad, pensé. Pero él único culpable era mi padre por darle el apellido a esa chica.
Las clases pasaron más lentas que nunca, me sentí aliviada cuando terminaron. Me dirigía a la cafetería cuando choqué con un chico moreno.
—Lo siento —dije.
—¿Ava?
—¿Marlon?
—Que haces aquí —dijo y me dio un abrazo.
Yo tampoco salía del asombro.
—Me quedaré este año.
—Que bien. Le diré a los chicos. Harold se pondrá muy feliz al saberlo —sonrió—. Al igual que las chicas —agregó al ver que me puse incómoda.
—Yo también, no me sentiré sola —dije.
—Pues vamos, siéntate con nosotros.
—Está bien —dije siguiéndolo.