Corazón Equivocado

Capítulo 16. "Soy una acosadora"

Ava

Faltó poco, mi misión hubiera salido bien de no haber sido por el flash. Bendito flash. El chico se dio cuenta de que lo fotografiaba, dejó su grupo de amigos y se acercó a mí.
—Ay no ahora que hago.
Me inventaré algo. Tranquila Ava, no te comerá, me dije.
Disimulé con mi casillero.
—Hola linda. ¿Buscas algo? — yo asentí.
Sí, era él. Pero no cerré la puerta. Él se encontraba cerca de ella.
—Ya veo. Espero que también encuentres la escusa perfecta para explicar por qué le hacías de paparazzi.
Cerré el casillero, sonreí y lo miré a los ojos.
—¿Paparazzi? No veo ninguna celebridad por aquí. ¿Tú si?
—Jaja. Eres simpática pero si querías una foto mía no tenías que tomarla a escondidas.
—Por qué piensas que quería una foto tuya. Había otro chico a tu lado.
—No me tomes por tonto él estaba de espaldas a menos que quisieras fotografiar su trasero. ¿Eres una acosadora?
—Sí exacto, me descubriste. Pero no le cuentes a nadie de mi pasatiempo ok. Ahora debo irme —pensé que lo había convencido.
Di un paso y me agarró del antebrazo.
—¿Qué harás con esas fotos?
—Ya te dije que...
—¿Ava qué sucede? —al mirar hacia un lado vi a Harold.
—No te metas Beckford —le dijo el chico.
—Sueltala Spencer —dijo entre dientes—, a no ser que quieras que terminemos esto de otro modo.
—Jaja. ¿Me amenazas? —preguntó, luego me soltó para ponerse de frente a mi amigo.
—Solo te advierto. No tendré tanto paciencia como el año pasado, así que no me provoques. Te podría romper la cara.
¿Año pasado? ¿Qué habrá sucedido?
Eso no era lo que más importaba. Así que decidí intervenir.
—Harold, deberíamos irnos. Solo fue un mal entendido pero ya está arreglado —le dije.
Me miró y luego al chico. Lo agarré del brazo y nos fuimos.
¿Cómo terminé en esa situación? Pues les explico.

FlashBack.
El despertador no dejaba de sonar, aunque era miércoles no tenía deseos de ir a la escuela, mi cuerpo no me pedía levantarme, necesitaba dos o tres horas más de sueño. No debí beber en esa fiesta, pero al no estar acostumbrada los tragos que me tomé se dieron a conocer por el dolor de cabeza que tenía. Saqué fuerzas para levantarme y luego ducharme. Corrí a desayunar para que no sospecharan.
—Buenos días —dije.
—Buenos días querida —dijeron al unísono mi padre y su mujer.
—Wao que conexión —dije sarcástica.
— Lindas gafas de Sol —dijo Gina.
Por Dios, ella no podía desaparecer y ya. Era un castigo escuchar su voz a todas horas y aún más en las mañanas.
—¿Por qué llevas gafas de Sol? —preguntó mi padre.
—No quiero que el Sol de Miami dañe mis ojos —me justifiqué.
—Bien —respondió mi padre.
—Que bueno, yo pensé que escondías la mala noche —dijo Gina.
La miré y entrecerré los ojos, estaba cansada de sus indirectas.
—Tienes razón fue para ocultar lo de anoche —dije tomando mi jugo de frutas—, ayer salí a escondidas mientras todos dormían y me fui de fiesta.
—Ava deja de bromear —dijo mi padre.
Sonreí al ver la cara de mi queridísima hermanastra. No esperaba que lo dijera así de fácil.
—Es cierto papá —hice una pausa y él me miró—, y las ojeras son producto a... al dolor de cabeza. No pude dormir.
—La música estaba muy alta —dijo bajito la rubia más joven.
No le hice caso.
—Por qué no me llamaste, hubieras tomado algo para aliviar la jaqueca.
—No te preocupes. Ya pasó —dije—, ahora sí me disculpan me voy.
—Adiós, que tengas un buen día —dijo mi padre.
—Igual —dije.
Gina me siguió hasta el vestíbulo.
—¿No me esperas querida hermanita?
—Deja de llamarme así, eres solo una garrapata que...
—Cuidado con lo que dices, un videito podría llegar a las manos de nuestro querido padre.
—¿De qué hablas? —pregunté entre dientes.
Encendió su teléfono y reprodujo el vídeo. Yo bailaba y bebía alcohol con mis amigos.
—Me siento mal porque no me invitaste a la fiesta, pero me alegra que te divirtieras por las dos.
—Sabes que no me importan tus amenazas.
—Esta será diferente. Podría informarle a nuestro padre de lo mucho que me preocupas. Él no dudaría en llamar a tu madre y la pobre se sentirá muy mal.
—¿Cómo obtuviste el vídeo? —le pregunté.
—Tengo muchos amigos.
Estaba a punto de marcharme, no me importaba lo que hiciera con ese vídeo. En cambio recordé lo triste que se fue mi madre. No le daría ese dolor de cabeza.
—¿Qué quieres? Odio que se vayan por las ramas.
—¿Entonces nos entendemos?
Rodé los ojos. No podía creer que había caído en su chantaje.
—Pues cuando lleguemos a la prepa te diré.
Salimos y efectivamente al llegar fue hasta mi auto.
—Estoy segura de que has visto al chico del Audi plateado.
—Sí y eso qué.
—Pues que bueno. Quiero que le saques varias fotografías.
—¿Qué?¿Te has vuelto loca? —me comencé a reír.
—No. No es gracioso. Necesito esas fotos.
—Existen redes como Instagram, Face... por qué no vas allí y listo. Conviértete en una acasodara pero no me metas en eso.
Ella pestañeó varias veces.
—Aunque no sea de tu incumbencia, las fotos no son para mí sino para una amiga. Tú solo haz lo que te digo.
—Ok. Como sabré que borrarás y eliminarás las copias que hayas hecho de ese estúpido vídeo.
—Claro que las eliminaré, después de todo llevamos el mismo...
—¿Apellido? —interrogué—, eso no te convierte en su hija —le aclaré.
—Ni a tí tampoco. Quiero las fotos para el mediodía, nos vemos en los sanitarios.
Se alejó riendo.
—Estúpida —murmuré.
Esperaba que nadie me viera, sería vergonzoso que me atraparan.
Tiempo actual.
—¿Qué quería contigo? —me preguntó Harold— ¿Lo conoces?
Dejamos de caminar cuando llegamos al patio trasero de la escuela.
—No, no lo conozco. No te preocupes solo fue un malentendido —dije—, y tú y él... no son muy amigos.
—Por supuesto que no, es un estúpido. Te pido que te mantengas alejada de él. Es un jugador y...
—Puedo cuidarme Harold pero igual gracias por intervenir. Es bueno saber que tengo amigos aquí.
—Deberíamos ir a comer algo. Los chicos deben de estar esperándonos.
—Enseguida te alcanzo, debo hacer algo antes —asintió y se fue.
No tenía su número de contacto así que tenía que verla en persona. Comprobé la foto y por suerte no había salido borrosa. Vi a lo lejos a Gina y me hizo señas. Fui hasta el baño de chicas. Solo estaba ella.
—¿Tienes lo que te pedí? —asentí y le mostré la foto—, ok. Ahora envíamela.
—Primero borra el vídeo.
—Aich.
Una vez eliminado le pedí su número y envié la dichosa foto.
—Que sea la última vez que me amenaces con algo —aclaré.
—Por supuesto. Hasta el próximo descuido tuyo. Ahora sí me disculpas retocaré mi maquillaje.




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