Ava
El sábado me vestí con ropa casual: shorts negros, una camiseta de tirantes amarilla y unos converse. Solía llevar casi siempre ese atuendo excepto en la escuela, mi madre se la pasaba diciendo que no debía enseñar tanto mis piernas. Cuando discutíamos acerca de eso siempre me decía <<vas a la escuela a estudiar o a buscar novio>>. Para molestarla le decía que a ambas cosas.
A mediado de semana me llamó y cuando le dije que extrañaba sus regaños comenzó a reír.
—Será solo un año. Pronto estaremos juntas —fueron sus palabras.
No anhelaba más nada que eso. Recuperar mi antigua vida. Tenía que esperar unos cuantos meses hasta que mi madre regresara.
Pero solo se vive un día a la vez, pensé
Con esa idea en mente trencé mi cabello al costado, tomé mi mochila y mis gafas Ray-Ban. Luego de desayunar fui a la librería más cercana. Me encantaban los libros en físico, jaja cómo a todos los que aman la lectura. Aparte del clásico del que nos mandaron a hacer un ensayo compré un par de novelas más.
—Llevaré estas —le dije al chico pero no me escuchó.
Me pareció raro verlo ya que al llegar me había recibido con una gran sonrisa un señor mayor. Tal vez él llegó cuando yo buscaba los ejemplares.
El joven se encontraba de espaldas y al parecer traía audífonos, miré los míos que reposaban en mi cuello y sonreí al ver que eran iguales. Toqué su hombro, tuve que estirar un poco el brazo debido a su estatura. Al parecer se asustó dio un paso atrás y terminó pisoteando mi pie y cuando me di cuenta ambos nos caímos.
Tan rápido como pudo se puso de pie.
—Lo siento no te había visto —tendió su mano y me ayudó a ponerme en pie.
—Descuida —dije cuando me puse de pie—, yo soy la que debe disculparse por asustarte.
—No me asustaste, solo me distraje un poco con la música.
—Sí, lo entiendo. A mí también me pasa igual.
—Ya veo —dijo mirando mis audífonos.
Los libros seguían en el piso así que me agaché a recogerlos.
—Ah-a, yo fui el culpable. Al menos déjame hacerlo por ti.
—Está bien, gracias.
Sus manos ágiles los recogieron todos y me los entregó. Luego de pagarle, me despedí del chico de la camisa azul de cuadros con una sonrisa. Era apuesto, o tal vez por estar rodeado de libros me hizo quedarme como boba viéndolo.
No tenía ánimos de llegar a casa y encontrarme con esas dos. Así que decidí ir por un helado. Sonreí al recordar a Harold.
—Ava.
Me di vuelta y vi a Axel.
—Hola Axel.
Nos saludamos y se sentó en el espacio que quedaba libre en la banca del parque.
—¿Qué haces tan sola?
—No quería estar en casa.
—Ya veo.
—¿Y tú?
—Iba a encontrarme con un amigo.
—Que bien.
—Veo que haz hecho amigos rápido —me dijo.
—Nos conocimos en las vacaciones, son vecinos de mi tío —le expliqué.
—Fue un gran adelanto.
Más bien una estrategia de mis padres, pensé.
—Sí. Oye sabes algo sobre lo del teatro.
—La profesora Bramson está enferma debe de incorporarse el lunes.
—Ah, espero que se recupere pronto.
—Veo que estás ansiosa por empezar ¿eh?
—Amo el teatro. Participé en algunas obras en mi antigua escuela.
—Pues ya te veré actuar.
Su teléfono comenzó a sonar.
—Oh, es mi amigo. Lo llamaré luego, no te dejaré sola.
—No te preocupes por mí, ya regresaré a casa. Quiero terminar algunos trabajos.
—Ok, fue un gusto verte.
—Igual.
—Salúdame a tu prima.
—Jaja. Por supuesto.
Gina
Luego de ir a la peluquería, Zoe, Janeth y yo fuimos a beber un poco de té helado. ¿Por qué tenía que hacer tanto calor en Miami?
Zoe no dejaba de hablar, yo ni siquiera le prestaba atención, tenía más importancia lo que estaba delante de mis ojos. No me cansaba de ver las fotos del Instagram de Fred.
—¿Qué dijiste? —le pregunté.
Entre tantas cosas que dijo me pareció escuchar que había mencionado su nombre.
—Comparto la clase de literatura con la chica nueva, esa tal Ava...
—Eso no me importa. Lo otro —le dije.
—Ella y Fred, tienen que hacer un trabajo de literatura juntos.
—Jaja. En mi vida he visto a Fred leyendo algo.
—Tal vez las noticias deportivas —agregó Janeth.
—Pues muy mal por la chica tendrá que hacerlo sola —dijo Zoe.
—Jaja. Claro que sí. Mi Fred no perderá el tiempo en eso y menos con ella.
—¿Por qué lo dices? Sabes cómo es Fred, Ava tampoco es fea.
Cerré mis ojos y luego los abrí, buscaba paciencia para no darle cachetadas. Zoe a veces colmaba mi paciencia con sus comentarios.
—Cállate por favor. Ella no es el tipo de Fred. No es rubia, ni su cuerpo es tan sensual...
—Claro, ella no visita el cirujano.
—Qué estás insinuando —enarqué una de mis cejas y la miré con odio.
—Solo decía que tendría que ser como tú para salir con Fred —intervino Janeth para evitar que Zoe no provocara un problema mayor.
—Por supuesto, solo yo lo merezco. Y ya que hablaste de cirujano deberías de sacar una cita para tu rinoplastia.
Zoe solo agachó su cabeza y dejó de molestarme. Me llegó un mensaje, era una invitación a salir para el día siguiente, dejé a las chicas charlando y regresé a la mía.
2 días después.
Ava
—Vamos, no querrás llegar tarde —me dijo Axel.
Lo había visto en el aparcamiento y nos habíamos quedado charlando.
—Adelántate tengo algo que hacer.
Se quedó mirándome intrigado.
—Me voy a encontrar con una amiga.
La noche anterior justo antes de acostarme, llegó un mensaje.
Te veo mañana en el aparcamiento, para hablar de la obra.
El mensaje pertenecía a un número que no tenía registrado. No fue difícil adivinar de quien se trataba. Tantos estudiantes por qué el profesor Weler tuvo que ponernos juntos.
Pasaron cinco minutos y él no aparecía, estaba a punto de marcharme cuando vi que se acercaba. Intenté mirar a otra parte pero no podía separar los ojos de él. Era muy apuesto.
—Hola.
—Hola —respondí a su saludo.
—Estuve pensando todo el finde en lo que me dijiste y yo no quiero más problemas con el profesor Weler.
—Me parece bien.
—Pues de que va el trabajo.
—Tenemos que escribir un ensayo sobre "Tristán e Isolda".
—Es en serio. No pienso leerme eso —dijo frunciendo el ceño.
Suspiré, no intentaría convencerlo sobre eso.
—Creo que fue una pérdida de tiempo que viniera aquí —dije con intenciones de marcharme.
—Está bien. Ya tienes mi número hablamos después sobre los patéticos enamorados, porque me suena a tragedia —me reí y negué
—Creo esto será divertido —dije sonriendo y me marché.
Tuve que apresurarme para no llegar tarde a la primera clase, apenas me senté el profesor de Historia llegó.
—¿Dónde estabas? —preguntó Jackie bajito.
No sabía que compartíamos esa clase, tal vez la mencionaron pero no había pensado en esa coincidencia en mi primer día.
—Estaba resolviendo algo —ella sonrió.
—Claro, tenía músculos, los ojos negros, el cabello increíble y seguramente despeinado.
—Exacto.
—Que bien empezó tu lunes...
Sabía que eso sería el tema de conversación de los próximos días. Esperaba salir de eso cuanto antes.
El profesor comenzó la clase y tuvimos que detener la conversación.
Los clases de la mañana pasaron rápido. Terminaba la de Química cuando sentí que alguien me llamaba.
—Ava.
Eran las las chicas y me detuve.
—No pensabas esperarnos —dijo Jing.
—Tal vez quedó con alguien —sugirió Jackie.
—No es nada de eso. Solo pensé que ya estaban en la cafetería —dije.
—¿Con quién quedarías? —pregunté la china.
—No le hagas caso a Jackie.
—Jaja. Mejor te cuento más tarde.
Llevábamos unos cinco minutos en la cafetería, Jing no parecía muy contenta con lo que le estaban contando.
—Harold me dijo que te había visto con Spencer —dijo.
—Eso fue un mal entendido.
—Ok, haz lo que quieras pero por favor, no dejes que mi amigo salga lastimado con esto.
—Jing, en la fiesta de despedida yo fui clara con Harold. Es solo un amigo.
—Si es tu desición final no le des motivos para que piense que tiene oportunidad.
—Así será —respondí con seguridad.
—Tengo algo que hacer —dijo poniéndose en pie y se marchó.
—¿Qué le sucede? —pregunté.
—Es así de protectora con Harold. Ah y hablando de protección —dijo y miré hacia donde ella miraba.
Era la misma chica que se besaba con Freddie.
—¿Quién es?
—Elsy —dijo con disgusto—, la ex de Harold.
En ese momento recordé su rostro, se trataba de la misma chica de la playa y la del parque. Lo único que no entendía era que si intentaba regresar con Harold que hacía besándose con Spencer.
—¿Harold y Freddie tuvieron algún problema el año pasado? —pregunté.
—Pues... es un tema delicado.
—¿Qué es un tema delicado hermanita? —Raynier y Harold se sentaron con nosotras.
—Hola chicas —saludó Harold.
—Hablabamos de Marlon ¿por cierto donde está?
—¿Qué sucede con Marlon? —preguntó Harold.
—Hace días lo he visto raro al igual que Jing, ahora ninguno de los dos están aquí... —antes de que terminara mi amiga de exponer su teoría su hermano la interrupió.
—Crees que esos dos ya se dieron cuenta de lo que sienten.
—Lo más probable —respondió Jackie.
—Que bien por ellos —dije.
La tal Elsy se acercó a nuestra mesa.
—Harold ¿Crees que podemos hablar?
No pude describir su cara cuando me vio. Fue una mezcla de asombro y odio por miedo a que la delatara. Mi filosofía en esas situaciones se trataba de no meterme en rollos ajenos, que lo resolvieran los involucrados como pudieran.
—Estoy ocupado ahora Elsy —le respondió Harold sin mirarla.
—Es importante. Veámonos a la salida —le dijo.
Nos quedamos en silencio cuando se marchó, fue incómodo para todos.
—Que difícil es el amor —dijo Raynier.
—Por quién lo dices hermanito por ¿Gina?
—Cállate Jackie antes de que se me suelte la lengua y le cuente a nuestros padres con quien te ves en las noches.
—Jaja. Aunque suenen divertidas sus peleas no queremos enterarnos de sus secretos, por favor —dijo Harold.
—¿Quién es Gina? —pregunté.
—Es lo mismo que Elsy lo que más dramática, popular y adinerada —me explicó Jackie.
Sin duda hablaba de la misma pesada con la que vivía.
—Oh, mírala allí —me mostró, estaba sentada con Freddie y otros estudiantes —, está con los "populares" —dijo Jackie.
—Populares de que, porque tengan varias tarjetas de crédito no los hace mejores —dijo Harold.
—Estoy de acuerdo contigo —le dije a Harold y me sonrió—, me educaron para tratar a las personas por lo que son y no por lo que tienen.
—Tus padres hicieron un gran trabajo —mi sonrisa se borró—, dije algo que...
—No Harold es que mis padres...
El timbre sonó ya teníamos que regresar a las clases. Me despedí de los chicos y me marché.
—Ava.
La voz de Harold hizo que me detuviera en el pasillo.
—Siento mucho si dije algo que...
—Mis padres no están juntos, solo que se me hace difícil hablar de ello.
—Entiendo. ¿Qué clase te toca ahora?
—Francés.
—Bien, qué bueno que coincidimos en alguna.
—Sip. Entonces vamos.