Corazón Equivocado

Capítulo 21 "¿Asistirás?"

Ava

2 semanas después.
Evité a Spencer tanto como pude, pero terminábamos viéndonos siempre en el teatro. Veía a las chicas de vez en cuando porque Jing me miraba de forma extraña debido a Harold. Para evitar malos entendidos y no darle falsas expectativas a Harold comencé a pasar más tiempo con Axel. Era muy simpático y necesitaba un amigo.
—¿Ava me dirás que sucede? —me preguntó Axel.
—Nada —dije frunciendo el ceño.
—Si es así entonces por qué no pasas tiempo con tus otros amigos.
—Ellos no tienen nada que ver, pero si no quieres que esté aquí.
—Jaja. Cómo puedes decir eso, me ofendes.
—Lo siento es que...
—Se que no llevamos mucho tiempo de conocernos pero puedes confiar en mí.
Asentí y suspiré.
—Me estoy quedando en casa de mi padre.
—Entonces tus padres...
—Sí sucedió hace algún tiempo pero ese no es el problema.
—¿Qué sucede tal vez te pueda ayudar?
—Jaja. No lo creo a menos que te las lleves a vivir a tu casa.
—¿A quiénes?
—Mi madrastra y hermanastra.
—Jaja. Creo que hay dos habitaciones libres.
—Es mucho el patio está bien para ellas.
—Entonces no han sido buenas contigo.
—¿Tú que crees?
—Y que edad tiene.
—¿Quién? ¿Mi querida hermanastra —el asintió—, dentro de poco cumplirá 17.
Mi padre se había encargado de recordarlo cada día.
—Entonces me la presentarás. Tal vez sea yo el dulce que le haga falta si es una amargada.
—No, nunca dejaría que sucediera, te mereces algo mejor.
—Cambiando de tema ¿Cómo te va en el teatro?
—Pues bien, la profe es muy simpática.
—Aún no podía informarle a nadie pero creo que haré una excepción.
—¿De qué se trata? —pregunté con curiosidad.
—Es un concurso, la profesora Bramson y el profesor Weler decidieron organizarlo. La obra ganadora será presentada en la escuela.
—¡Que!
No lo podía creer. Me sentía muy feliz podría ser una gran oportunidad. No podía dejar de sonreír.
—Sabía que te interesaría.
—Claro, gracias Axel.
—Pero no le digas a nadie hasta que...
—Lo sé, lo sé. Debo irme.
Salí de allí corriendo. Le marqué varias veces a mí mamá para decirle pero daba apagado por lo que tuve que dejarlo para otro momento.
—Te ves muy feliz —me di vuelta.
—Hola Harold, sí lo estoy.
—Entonces debe ser por lo de tu tío. ¡Enhorabuena!
—Gracias —respondí aún sin saber de que se trataba.
—Entonces estarás pronto en el barrio. En realidad le dijo a Jing para que te lo recordara pero no te ha visto en estos días.
Entonces se refería al cumpleaños del tío.
— Solo he estado un poco ocupada —me escusé—¿ha sucedido algo interesante?
—Sí. Por fin ya es oficial lo de Jing y Marlon.
—Pues que bien, estoy feliz por ellos.
—¿Estás libre esta tarde?
—Oh, tengo ensayo en el teatro.
—Puedo hablar con Ivy si quieres. Ella lo entenderá.
—Jaja. No puede tener privilegios con los estudiantes.
—Está bien. Algún día aceptarás.
—Harold ya hemos hablado de...
—Por favor, no me pidas que me rinda.
—No es justo que esperes por gusto.
—Jaja. Te equivocas las vidas a veces nos da sorpresas.

Fred
Mis amigos y yo íbamos riendo por el pasillo. Brent nos contaba sobre su nuevo ligue.
—Si Audrey se entera no la pasarás bien —dijo León.
—Jaja. Tú no le dirás nada así que no veo el modo —le respondió Brent.
—¿Qué tal si sospecha? —pregunté.
—A ti nunca te descubren, yo también puedo tener suerte.
—La diferencia es que yo no tengo nada oficial así que no tienen por qué reclamar —me defendí.
—Si es cierto.
—Si la morena vale la pena ¿Por qué no dejas a Audrey? —le dijo León.
—Nunca dije que no quisiera a Audrey pero aveces un poco latosa con eso de los celos.
Entre tanto ruido escuché su risa. Miré hacia todos lados hasta que la vi con Beckford. Enseguida tensé la mandíbula.
—¿Qué sucede? —preguntó Brent y le hice señas con la cabeza.
—Tal vez sea una coincidencia —dijo León.
—Eso ya lo veremos.
No podía creer que era por eso que me estaba evitando.
— Hola Fred. Hola chicos
— Hola Gina —saludó Brent.
—Crees que... —la interrumpió.
—Nos vemos luego —dijo Brent, me dio una palmada en el hombro y se marchó con León.
— Fred al fin te encuentro, llevo rato buscándote por toda la escuela.
— ¿Sucede algo?
— Sabes que el jueves es mi cumpleaños.
— Sí.
— Y voy a hacer una fiesta en mi casa.
— No me estarás pidiendo permiso.
— Ay, tienes buen sentido del humor. Quiero que seas mi invitado especial —fruncí el ceño, no quería involucrarme.
— No sé si pueda, tengo planes.
— No seas así invitaré a todos los de la clase de teatro. No estaremos solos, aunque otras veces eso no te ha importado. —dijo acariciando mi pecho.
— Los cumpleaños son una vez al año, me lo pensaré —dije guiñándole.
— Sabía que no me harías esto.
El timbre sonó y me dirigí a la próxima clase. Si Ava asistía a esa fiesta haría que se olvidara de Harold o de cualquiera que se atreviera a rondarla. No le dejaría escapatoria, teníamos que darnos una oportunidad. En el fondo sabía que ella también quería.

Ava
La profesora nos dio la información que antes me había dado Axel. Cuando se terminó la clase Gina se puso de pie era señal que algo se traía entre manos.
— Y ahora que dirá —dijo Audrey.
Al parecer yo no era la única que no la soportaba.
— Su atención por favor. Como saben mañana es mi cumpleaños y haré una fiesta. Todos están invitados.
—¡Eeeeeeeee!
Parecían emocionados cuando se trataba de fiestas. Ella empezó a repetir las invitaciones. A mi lado se sentó Fred.
—¿Cómo has estado? Ya te extrañaba.
—Fred Spencer extrañando a alguien. Interesante —ambos sonreímos.
—Jaja. Tú eres la excepción. ¿Irás a la fiesta?
— No ¿por qué?
— Solo preguntaba. Me gustaría verte allí.
—A mi no me hace mucha gracia pero lo pensaré.
—Nos vemos luego linda. — se despidió.
Me puse de pie y caminé hacia la salida. Axel había asistido también ese día. Si alguno de nosotros ganábamos él se encargaría de la ambientación de sonidos.
—¿Asistirás?
—No.
— Vamos, no me hagas esto si...
— No me convencerás.
— Hazlo por mí, es una fiesta vamos a divertirnos un poco. Mira el lado bueno estarás al menos unas horas lejos de tu hermanastra.
—No estoy tan segura de eso.
⏭ ⏭ ⏭
—Querida olvidaste tu invitación —dijo Gina.
—Quien dijo que quería asistir —dije sin levantar la vista de mí teléfono.
—Eso suena genial. Sería maravilloso pero nuestro padre se enojaría.
Cansada de su palabrería la miré.
—¿Qué quieres?
—Nadie puede enterarse.
—¿Y crees que eso me beneficiaría en algo? Por supuesto que no.
—Entonces...
—Buscaré la manera de llegar con los otros invitados.
—Tengo que admitir que aún te queda un poco de razón.
Ignoré su cumplido-ofensa.
—¿Qué hay de mi padre?
—No estará aquí. Tendrá una cena romántica —suspiró—, quisiera encontrar algún día un amor como el suyo.
Agarré con fuerza mi teléfono, sin duda lo hacía para molestarme.
—Claro, espero que encuentres a alguien que te soporte.
—Jaja. Cuidado con lo que dices tal vez me case primero que tú —dijo poniéndose de pie.
Y pensar que la tenía que aguantar todo un año.




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