Corazón Equivocado

Capítulo 24 ¿Qué quieres Fred?

Ava
Después de todo fue una buena fiesta y por suerte al día siguiente el chino y mi tío no dijeron nada con respecto a la discusión. Al parecer el vino de arroz los hizo olvidar el incidente. El domingo regresé a la casa de mi padre, comencé a darle un poco de forma a las ideas sueltas que había escrito. Faltaba algunas semanas para entregar los trabajos. El asunto me hizo recordar a Gina y a Fred en la fiesta, me preguntaba si en serio harían el casting juntos. Mi teléfono comenzó a sonar.
—Ahora sabes hasta cuando pienso en tí. Pues deberías de saber que no quiero hablar contigo —dije y le colgué a Fred.
Siguió insistiendo hasta que no me quedó más remedio que contestar.
—Tanto pesa tu teléfono que no puedes tomarlo y contestar.
—¿Qué quieres Fred?
—Escuchar tu voz.
—Podías esperar hasta mañana, no crees.
—No, no lo creo. El viernes...
—¿Qué sucedió?
—¿El chico que hablaba contigo, es tu novio?
—Que crees.
—Como lo pudiste elegir a él.
—Jaja.
En serio que estaba celoso.
—No es gracioso.
—No puedes reclamar, Gina presume todo el tiempo que tú y ella...
—Yo y ella nada —me interrumpió—, solo es parte de su imaginación. Sule inventarse muchas cosas.
—Eso no me interesa. Adiós tengo cosas que hacer.
—Ava, no cuelgues. Avaa...
Corté la llamada.
⏭ ⏭ ⏭
Al estacionar la jeepeta noté algo raro y tenía nombre. Bajé del auto para encontrarme con él. ¿Por qué me estaba esperando?
—Hola preciosa.
—¿Qué quieres Fred? —dije cruzándome de brazos.
Suspiró.
—Por qué es tan difícil hablar contigo. Desde que nos conocemos siempre ha sido igual. Siempre intentas buscar la excusa para alejarte.
—¿Por qué será?
—Si te pregunto es porque no encuentro la respuesta.
—Desde que nos conocimos te he visto rodeado de chicas y en la menor oportunidad también coqueteas conmigo.
—Las personas solteras pueden hacer eso, en cambio si tu me das la oportunidad no despegaré ni un instante mis ojos de ti.
—Esas palabras son muy fuertes viniendo de ti.
— Sólo déjame acercarme —me dijo en tono dulce.
—Tengo miedo que luego te alejes —dije cayendo en un momento de debilidad.
—Shh. No cometería tal estupidez. Solo déjame intentarlo. Yo me encargaré que estés feliz.
Se acercó lentamente. No quería seguir mintiéndome, Fred me gustaba y sus sentimientos eran reales estaba dispuesta a aceptarlos.
—¿Entonces? ¿Me dejarás besarte como se debe? —me dijo al oído.
—Pensé que Fred Spencer no tenía que pedir permiso... —le dije cuando nuestras miradas se encontraron.
—Tu eres diferente —sonreí.
—Entonces seré yo la que haga esto.
Me puse en puntilla de pies, mis manos se enroscaron en su cuello y mis labios buscaron los suyos. Sus manos fueron a mi cintura y me acercó más a él. Cuando mis labios estuvieron sobre los suyos sentí como mi corazón se aceleraba más a cada instante. Finalmente supe que se sentía besarlo.

Fred
—Te veo muy feliz.
—Lo estoy —le respondí a Brent.
—Imagino que se debe tratar de alguna chica ¿no? —dijo León.
—Sí. Ya es oficial.
—Gina y tú... —dijo Brent.
—No, claro que no. Son solo rumores. Me refería a Ava.
—Jaja. No lo creo.
—Pues ya ves.
—Es curioso, pensé que solo las rubias eran tu tipo —dijo León.
—Jaja. La castaña me conquistó.
El profesor no dejaba de hablar de la Guerra de Secesión, nuestra conversación al final del salón estaba más interesante. Cuando nos miró decidimos callar para evitar que nos hiciera cualquier pregunta.
Las horas pasaban y yo moría de ganas por verla. Por fin llegó el horario de descanso.
—Nos vemos luego —le dije a los chicos.
—Está bien hermano.

Ava
Ni compartir clases con Gina me borró la sonrisa. Ese día solo podía respirar felicidad. De camino a la cafetería me encontré con Harold.
—Hola.
—Hola.
—Fue una buena fiesta, tu idea de llevar a Axel lo hizo todo más divertido.
—Jaja. Sabes cómo mi tío y el señor Huang están después de lo que sucedió.
—No se que tenía la bebida que el chino llevó pero al parecer no se recuerdan de nada.
—Mejor así. Se podrían arruinar los planes del restaurante.
—Deberías de visitar más seguido a tu tío.
—Sí.
—Así de paso te invito a un helado, solo con la condición de que no me lo tires encima.
—Cuántas veces te diré que fue un accidente.
—Lo sé. Solo lo hago para molestar.
—Pues está muy mal molestar a una hermosa dama —Fred pasó su brazo por encima de mi hombro.
—No es asunto tuyo Spencer —le contestó Harold tensando la mandíbula.
—¿Tu crees? Si no fuera asunto mío no podría hacer esto.
Me besó de imprevisto y me molestó, no fue por amor ni por que lo sintiera. Solo lo hacía para incomodar a Harold.
—Estoy saliendo con Ava así que lo que suceda con ella es también de mi interés.
—Felicitaciones —sus brazos permanecían al lado del cuerpo y sus puños apretados—. Nos vemos después Ava.
—Por supuesto que sí, podríamos ser también amigos —le dijo Fred.
—Ya es suficiente —le dije.
Harold se alejó.
—¿Qué quisiste decir? —le dije quitando su brazo de mi hombro.
—No lo quiero ver cerca. Se lo de sus intenciones contigo.
—Harold es mi amigo, no lo dejaré de ver solo porque no te guste.
—Ava...
—No puede ser, solo llevamos unas horas y ya estamos discutiendo.
—Él es el culpable.
—Mi día iba bien por favor no hagas que me arrepienta de salir contigo.
—No lo vuelvas a repetir —dijo callándome con un beso—, ahora vamos. Tengo hambre.
Me tomó de la mano y comenzamos a caminar. Fuimos el centro de atención y de los comentarios en la cafetería. Fred insistió que me sentara con sus amigos.
—Yo soy Brent —me dijo un chico de cabello castaño oscuro.
Ya lo había visto varias veces con Fred, incluso el día de la fotografía.
—Y yo Ava.
—Hola Ava —me dijo Audrey—. ¿Participarás en el concurso?
—Sí y ¿tú?
—Solo me falta escribir el final.
Yo solo tenía unas líneas y faltaba una semana para entregarla.
—Hola a todos —dijo un chico sentándose al otro lado de Audrey.
—Y él es León, siempre llegando tarde a la cafetería —dijo Brent.
—Ese soy yo —dijo con una sonrisa—, es un gusto Ava.
—Lo mismo digo.




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