Fred
Cuando dije que nada más nos arruinaría el día lo decía en serio y funcionó absolutamente bien hasta que a Gina se le ocurrió ir a visitarme. Ava intentó disimularlo pero en cuanto la vio se que las cosas no estaban ni iban a continuar bien.
—¿Qué hace Gina aquí? —me dijo entre dientes.
Antes de que pudiera decir algo Brent salió también del auto y su simple presencia evitó que la reconciliación con Ava se convirtiera en una eminente ruptura. Luego de que Brent hiciera un par de chistes las cosas se relajaron un poco. Sin dudas los amigos son los mejores salvandóte de las situaciones difíciles.
—Me sorprendió mucho que vinieras hasta aquí, con una llamada podías resolverlo todo —le dijo Ava a Gina.
—Si Fred fuera un conocido tal vez pero como nuestra relación va más allá de eso... —lo dijo en un tono que dejaba mucho que pensar.
—Deja de tomarte esas atribuciones —le dijo Ava.
—No son atribuciones. Mi amistad con Fred no es de unos días y si no lo recuerdas cada día nos sentabamos juntos ¿O no Brent? —dijo mirando a mi amigo pero él tan solo las miró a las dos y prefirió no ser parte de la conversación.
—Me alegro mucho por eso pero querida las prioridades de Fred también cambiaron. Así que deberías de acostumbrarte a los nuevos acontecimientos.
—Eso no eres tú quien lo decide —dijo Gina retándola con la mirada.
—¡¡Fred!! —dijeron al unísono.
Tenía que hacer que pararan antes de que terminaran volviéndome loco.
—Chicas ya basta. Gina te agradezco que hayas venido, estoy bien.
—Es mejor que nos vayamos Gina y gracias por haberme traído hasta aquí —le dijo Brent.
Gina no pareció compalcida.
—Está bien, me voy. Por esta vez ganaste, hermanita.
—Deja de llamarme así.
—Está bien, como quieras.
Ava
Gina era una maestra de las máscaras, al llegar la hora de la cena actuó como que nada había sucedido. Incluso se alegró por mi regreso a la prepa.
—Respeto tu desición pero aún así pienso que deberías de cambiar de preparatoria —sugirió mi padre.
—Lo que importa es que todo se aclaró. Además no quiero cambiar nuevamente de prepa, creo que ya fue suficiente con dejar Philips.
—Está bien. Como lo prefieras.
—Mis amigos quieren hacer una fiesta, ¿puedo ir verdad? — le pregunté.
—Claro, no tendría sentido si no fueras —dijo con una sonrisa.
—Estupendo.
Sacó de sus bolsillos una trajeta de crédito y me la entregó.
—No es necesario.
—Insisto. Quiero que la utilices con los gastos de la fiesta.
—Si no la quieres hermanita yo puedo...
—Está bien —dije tomándo la tarjeta antes de que lo hiciera Gina.
—Yo puedo encargarme de la decoración —dijo Gina.
—Es una estupenda idea —dijo Michelle.
—No veo por qué no ¿Verdad Ava? —dijo mi padre.
—¿En serio lo harás? —pregunté enarcando las cejas— Tu mejor amiga fue la que me inculpó de eso. No sería hipócrita de tu parte apoyarme.
—¿Es cierto? —preguntó mi padre.
—Todo lo hizo a escondidas de mí. No sabes lo traicionada que me siento por lo que te hizo. Pero la familia vale más que una amistad.
Casi lloro por toda su palabrería pero no sé puede esperar mucho de una persona hipócrita.
—Me alegra mucho de que se estén llevando bien —dijo Michelle.
—También lo creo —dijo mi padre.
Era mejor que lo vieran así porque de lo contrario nos harían pasar más tiempo juntas, hasta que nos llevaramos bien como si fuéramos verdaderamente hermanas.
Harold
Desde que llegué a la casa de Jing no hice más que convencerla para que fuera a la fiesta.
—Jing no me hagas rogarte más y di que sí. Marlon también irá —dije sentándome en el porche y ella se sentó a mi lado.
—No tengo problemas con ir a la fiesta. Mi preocupación es otra.
—Si me dices puedo ayudarte.
—Harold al seguir involucrándote en los problemas de Ava te sigues lastimando. Ella tiene novio.
—Lo sé, no tienes que recordármelo.
—Al parecer lo olvidas muy seguido. Con esto lo que estás consiguiendo es lastimarte más. Ella tomó una decisión y deberías de aceptarla. Ya es hora de que comiences a pensar en alguien más.
—Ava es solo mi amiga, no tienes de que preocuparte —le dije.
—Solo te digo estas cosas porque soy tu amiga.
—Jing, tengo todo bajo control.
Mi móvil comenzó a vibrar en mis bolsillos, al sacarlo me di cuenta de que había olvidado de nuestra salida por completo.
—Me tengo que ir —le dije a Jing.
Salí tan rápido como pude pero en el fondo sabía que no llegaría a tiempo para ver la peli.
La reconocí desde lejos, miraba al teléfono con frecuencia y negaba. Era comprensible que estuviera enojada, sin pensarlo más decidí acercarme.
—Hola.
—Hola.
—Yo...
—No necesitas explicar nada Harold. Está más que claro.
—No espera.
—Te viste obligado a aceptar la invitación y luego la olvidaste.
—No estoy obligado a nada Audrey. Es cierto que lo olvidé y lo siento mucho, en verdad lo siento.
—Está bien —dijo encogiéndose de hombros.
—Aún podemos ver una película.
—No, lo mejor será que me vaya a casa —dijo dándose la vuelta y yo la agarré por el brazo.
—No puedo dejar que te vayas así.
—Lo siento Harold pero será lo mejor. Creo que fui una tonta al pensar que...
—¿Al pensar qué?
—Solo dime una cosa. Ava... ¿Ella te gusta?
—Ava es solo una historia pasada —le dije y sonrió—, entonces que piensas hacer con la respuesta de tu pregunta.
—Eso depende de tí —sonrió coqueta.
—Audrey, eres hermosa pero no tengo en mente comenzar una relación seria.
—Shh, quien ha hablado de compromiso —dijo poniéndome su dedo índice encima de mis labios.
—Entonces que no se diga más.
Aproveché la corta distancia para robarle un beso pero no me dejó separarme de ella y terminó agarrando mi camisa en busca de más. Tal vez Jing tenía razón, era el momento de pasar página y de mirar a alguien más. El amor no tenía por qué seguir doliendo.