Semanas después.
Ava
Después de regresar a clases tuve que ponerme al día con los exámenes y con las clases perdidas a penas tenía tiempo de pasar con Fred y a pesar de que todos los días había una Rosa en mi casillero lo sentía muy distante. Aproveché el horario de descanso para hablar con la profesora Branson, faltaba muy poco para la presentación de la obra. Cuando llegué al teatro escuché risas y voces detrás del telón, juraría que entre ellas estaba la de Fred pero cuando me iba a acercar la profesira6 Branson me llamó. Lucía un hermoso pañuelo alrededor de sin cuello, como de costumbre y se veía feliz.
—Hola, es bueno verte de nuevo.
—Sí, también estoy muy feliz de estar de vuelta —dije con una sonrisa.
—Vamos sentémos, necesito ponerte al día.
Una vez que nos sentamos me entregó un nuevo libreto.
—La obra ha sufrido una serie de cambios pero la trama principal sigue intacta.
—Está bien. Intentaré prepararme lo antes posible para comenzar a asistir a los ensayos.
—En cuanto al personaje protagónico... —puso los labios en forma de línea fina— tuvimos que sustituirte por Gina, pero el personaje secundario también tiene mucha vida. Espero que no te importe.
Lo único que me molestaba era que fuera Gina quien lo obtuviera. Se había convertido en un mal hábito suyo el ir tomando cosas que me pertenecían.
—No hay problema, podré adaptarme.
—Se que lo harás muy bien —sonrió y me puso la mano en el hombro antes de marcharse.
Me quedé en silencio leyendo el guión de la obra cuando ví a Fred muy alegre bajando los escalones del escenario. Cuando me vió se sorprendió mucho. Entonces no había escuchado mal lo que me lleva a pteguntarme con quién estaba.
—Hola preciosa. No esperaba encontrarte aquí —sonrió intentando disimular que estaba nerviosa.
—Yo también puedo decir lo mismo. Y ¿estás tu solo aquí?
—Por supuesto, yo había venido a mostrarle a la profesora Branson algunas ideas de carteles para promocionar la obra.
—Tenían efectos de sonido esos carteles —pregunté cruzando mis brazos.
—Solo me entretuve después de dejar los carteles y me quedé viendo videos graciosos.
—Si tú lo dices no insistiré.
—Por favor, no pienses demasiado. Por qué esta noche no vamos a Jugar a los Bolos —dijo pasando sus brazos por encima de mis hombros.
—No aseguro nada.
—Vamos, no seas así —me dio un beso en la mejilla, al ver que no me con movía comenzó a darme muchos besos.
—Jaja. Ya vale. Nos veremos esta noche.
Harold
En cuanto entré a la pastelería de la Señora Díaz pude ver a Jing mirando la pantalla de su teléfono. Me acerqué en silencio y no dejé que notará mi presencia hasta que le senté.
—Que era eso tan importante que no podía esperar —dio un salto en su asiento porque estaba entretenida.
—Por fin llegas —dijo con una sonrisa—. Me adelanté y ordené por ti, espero que no te moleste.
Observé la tarta de Limón que había en la mesa y sonreí, Jing era una de las personas que mejor me conocía pero en ocasiones eso provocaba que se terminara entrometiendo demasiado en mi vida.
—Tu tarta de fresa se ve bien —dije y ella se llevó un poco a la torta.
—Y sabe mucho mejor.
—Pero creo que no me llamaste aquí solamente para comer y hablar de las tartas de la Sra Rosemary ¿o si?
—Hace semanas que no logro conversar contigo. Está mal que quiera charlar con mi mejor amigo —dijo funciendo los labios.
—Ambos sabemos que no es eso. Mientras más rápido preguntes lo que quieres saber más rápido saciarás tu curiosidad.
Mientras organizaba sus ideas yo aproveché a probar la deliciosa tarta.
—Me quedé muy sorprendida con tu elección. ¿Estás seguro de eso?
—Por supuesto, era todo lo que tenía que pasar.
—Harold por qué decidiste salir con Audrey —sabía que todo venía debido a eso.
—Es guapa, inteligente, divertida y nos gustamos. ¿Necesitas más argumentos?
—Pues sí, por ningún lado escuché de química o del amor —dijo funciendo el ceño.
—Por favor, no vengas con eso. Solo llevamos saliendo un par de semanas y hablas como si fuera a proponerle matrimonio en cualquier momento.
—Sabes que no es eso a lo que me refiero. Se que siempre has buscado más que eso cuando empiezas algo ¿o no?
Su actitud empezaba a molestarme.
—Todos necesitamos cambiar y si solo quiero divertirme así será mientras dure.
—¿Ella piensa lo mismo?
—Eso no debería de preocuparte Jing.
—Nadie necesita salir herido. Ella va en serio y tú buscas cualquier excusa para hacer que Ava sienta celos.
Las alarmas se dispararon y eso me enojó mucho, tal vez porque quedaba dormida una débil esperanza en mi corazón.
—¡Ya basta! —golpié la mesa con la palma de mi mano—. Muchas veces me dijiste que pasara página y ahora que lo intento me dices que no fue una buena desición.
—No tienes que enojarte. No quiero que sufras por sacar un clavo con otro clavo y que al final del día el dolor se haga más fuerte.
—Dolerá más si me quedo viendo como es feliz con otro y yo sigo en el mismo sitio —dije poniéndome de pie.
En medio de nuestra plática o discusión llegó la Sra. Rosemary.
—Hola chicos. Que bueno que están aquí.
—Hola Sra. Díaz —le dijo Rosemary y yo intenté sonreír pero solo salió una mueca.
—Disculpen la interrupción pero quería ofrecerles nuestra nueva receta —dijo colocando en la mesa un plato con macarrones—, es cortesía de la casa. Que lo disfruten —dijo dándose vuelta.
—Deberías de llevartelos tú, al final necesitas más dulces que yo —me dijo poniéndose de pie.
—Así es al parecer tanta azúcar a ti te ha hecho daño y te has confundido un poco.
Ella solo se fue y me dejó allí. Estaba enojado pero en el fondo sabía que tenía razón en cada palabra que dijo pero fue la única manera que encontré para olvidar.