Sebastián
Mis manos sudaban sin parar. Tenía meses que no sentía un nerviosismo así; me preocupaba bastante las palabras de mamá ante la situación, sabía que las cosas con papá no iban a mejorar porque no hemos convivido desde hace cuatro años ni teníamos una comunicación constante más que un mensaje corto cada tercera semana del mes. De tal modo, le pedía a Santa Ramona que me ayudará a salir de esta, sabía que podía salir de esta solamente necesitaba el apoyo necesario.
Mamá, tomo asiento en el sofá y miró el desastre que teníamos en el suelo. No quería escuchar primero un regaño de mantener limpia cuando visite casa ajena, pero no resultó de esa forma sino comenzó a revisar las conversaciones de WhatsApp que mantenía con papá.
—Cuéntame tu versión antes de tomar una decisión —dijo mamá.
Tragó saliva.
¿Cómo le explicaré a mamá sobre mi beso y la no cita con Jonathan? Esos primeros comienzos fueron para acércanos un poco más después de haber tenido una distancia por mi mudanza.
—Sólo fui a un café porque me invitó Jonathan —comencé a decir—. Nos volvimos a encontrar en una fiesta que Emma me llevó a la fuerza, yo no quería ir desde un principio y papá insistió que fuera a acompañarla.
Mamá suspiró.
—¿Cómo sucedió su encuentro? ¿Jonathan te invito como algo más? —cuestionó mamá.
—No, me invitó como amigos —respondí sonrojado.
En realidad, Jonathan me invitó para pedirme una disculpa por el beso inesperado que me dio en la fiesta de Pilar, y no podía decirle eso a mamá porque terminaría haciendo sus comentarios como papá, aunque, sentía que valía la pena decirle todo el drama que sucedía.
Mamá se quedó pensando mi respuesta. Ahora me cuestionaba ¿Qué le habrá dicho papá? Posiblemente lo que creyó mirar cuando baje del coche de Jonathan; todos confundían que tenía una cita romántica con Ross, y no era cierto apenas comenzábamos a reconectarnos para dar el siguiente paso.
—Tu papá afirma que fue como algo más y que le mentiste diciendo que saldrías con Emma —dijo mamá.
Sabía que eso pensó ese día del café para darme un buen sermón sobre el por qué no debía salir con Jonathan Ross. En este momento comprendía todo recuerdo que después del accidente varios después mamá y papá buscaban la manera de alejarme de mi pasado para no lastimarme por un corazón prohibido.
—De hecho, si mentí — mencioné.
Mamá se quedó sorprendida por mi respuesta. Nunca había mentido para escaparme a una salida como está y me sentía mal por haberlo hecho puesto que, podría suceder una emergencia familiar o la posibilidad de un accidente, además normalmente solía decir la verdad sobre mis salidas.
—¿Por qué lo hiciste? ¿Acaso te obligo César? —demandó saber mamá.
¿Por qué acusaban a César como un maestro del engaño y problemático? Nadie, se ha tomado un tiempo para convivir con él y percatarse que tenían un mal concepto de mi mejor amigo. Siempre he escuchado comentarios negativos de su persona afirmando que se dedica a cosas ilícitas, engaña con sus mentiras y manipula a fin de obtener un beneficio, y no era cierto nada de eso.
—Emma me pidió que lo hiciera —respondió—. Y César no me obligo a nada sino me apoyo cuando papá me pego aquel día, estuve quedándome aquí desde ese día.
Mi prima me pidió que dijera esa pequeña mentira piadosa a papá dado que, me hizo el comentario de que no tendría el permiso para salir si decía la verdad; desde el saberlo me entró una curiosa y descubrir el motivo que lo hacía, aunque no le tome mucha importancia porque seguramente creían que tendría un accidente o alguien me molestaría por el acoso escolar que tuve en la secundaria.
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Editado: 23.05.2020