Sebastián
El verano en tierras mexicanas ha sido fantástico por cada cosa positiva que apareció en mi vida, mis papás no hicieron el cuestionamiento referente a mis preferencias sexuales, pero recibí dos advertencias con respecto a Jonathan Ross Collins, lo cual me dejaba intrigado porque desconocía los motivos para alejarme de él ¿Qué escondían mis papás? ¿Qué ocultaba Jonathan? Tenía la sensación que debía investigar esa curiosidad que sentía por saber lo desconocido y seguramente se trataba de algo muy personal de Ross, ni quería imaginármelo porque terminaría decepcionándome.
Sobre la visita de mamá y mi leve castigo fueron cumplidos satisfactoriamente sin remordimiento ni quejas de mi parte dadas las situaciones que fueron enfrentadas por cada capricho hecho por Jesse cuando visitaba las tiendas departamentales de las plazas o cuando me perdí por dos horas en el evento Ross para estar con él. Por lo contrario, mamá regresó a San Diego a donde pertenecía dejándome en casa de papá una vez más, en ocasión las cosas resultaron ser mejores y solucionamos nuestros conflictos.
—Así qué, ¿Jonathan y tú tuvieron relaciones? —preguntó Emma.
—¡¿Qué?! — argumenté algo distraído.
Andaba en las nubes pensando en lo genial que resultó ser mi verano en este año; normalmente mis veranos los pasaba con un empleo de medio tiempo en un restaurante de comida rápida o en una tienda de ropa, sin mencionar el hecho de qué llevaba a cabo mis pasatiempos favoritos.
—El amor te trae todo loco —comentó Emma.
Hice una queja por la palabra empleada por Emma. Aún no había terminado siendo un tonto enamorado de un muchacho prohibido por desconocidos motivos sino me enfocaba en lo que siguiera adelante pensando con cordura.
—¡Mentira! —exclamé, mientras me levantaba del sofá.
Emma se cruzó de brazos.
—¿Por qué siempre debo de enterarme al final? —cuestionó Emma indignada—. César, me llamó el día del evento para decirme que Jonathan y tú regresaron después de la distancia que hubo.
Un golpe en mi corazón se hizo presente al escuchar el nombre de mi mejor amigo. Desde mi regreso con Jonathan pude sentir un distanciamiento con César, y era como si estuviera rechazando o evitando por una cuestión que debía de intervenir antes de perder su amistad.
—No lo sé —dije—. De hecho, no iba a decírselo a nadie, pero César con su gran bocotá arruino todo.
Me irritaba un poco saber que César divulgo mi pequeño secreto con Emma porque era probable que otra persona desconocida supiera sobre mi relación, y pronto la novedad podía llegar a los oídos de mis papás. Caray, debía ahora ser muy cuidadoso con ese tema, no quería imaginarme la tortura que me harían pasar por enterarse que no me reforme en la clínica que estuve internado por varios meses después del accidente que tuve.
—¿Y quién te iba a hacer el paro? —preguntó Emma indignada.
Analizaba mis palabras cuidadosamente antes de tener una discusión con mi prima del tema. Sé que no debía ocultar secretos así, pero eran necesarios para disfrutar de una tranquilidad sin ser interrogado como lo hacía Emma.
—Pensaba en mentir, ¿ok? —respondí cabreado.
—¿Sabes? Deberías usar un poco la cabeza antes de decir por cuenta propia porque acostumbras a hacer cada locura como Jonathan —comenzó a decir Emma—. Puedes confiar en nosotros porque somos tus amigos y nos preocupamos por ti. ¿Qué pasaría si Jeannette Curie te pone una trampa? No has pensando en eso ¿cierto?
Quedé atónito.
No consideré que Jonathan aún mantenía una relación con la chica francesa. En verdad, me he metido en un gran problema por el acuerdo que había entre ambas familias, y no podía interferir ahí debería hablar con Jonathan sobre lo que pasará desde ahora con su novia falsa, o eso creía.
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Editado: 23.05.2020