Sebastián
Posteriormente de la salida con Jonathan decidí salir con mis amigos para distraerme, mientras papá continuaba trabajando en un caso que le fue asignado junto con otros detectives; creía que pasaría tiempo de calidad con papá puesto que, la idea principal del viaje se basa en eso, pero termine viviendo sólo con ciertas restricciones y no me quejaba porque era agradable nadie me regañaba cuando llegaba tarde o simplemente no recogí mi habitación.
No obstante, cuando Jonathan se enteró que iba en contra de su promesa me dio un sermón de treinta minutos por teléfono para tratar de convencerme de no salir con César porque terminaría en un estado de ebriedad o adicción a sustancias nocivas, y la conversación terminó otra vez en una pelea. No me agradaba discutir con él por lo sucedido en el pasado quería estar bien y no tener ningún problema.
En fin, me encontraba en un café conversando con César acerca de los lugares que podíamos visitar en estos días, los cuales se ajustaran a nuestro presupuesto económico y permisos, aún no he cometido la indiscreción de mencionarle el rumor que ha circulado y no tenía la menor idea de cómo le diré, ya que, en ocasiones él solía ser explosivo con sus emociones.
—Sugiero visitar un antro —comentó César—. El tío de Santiago nos puede hacer el paro de entrar sin ningún problema.
Me cruce de brazos por su idea arriesgada y tentadora, uhm podía darme la oportunidad de salir de fiesta en una noche sin la supervisión de un adulto y sería una experiencia inolvidable para todos, además siempre he sentido la curiosidad de visitar un antro, pero por motivos de edad no podía ingresar a uno.
—No lo sé, pueden llamar a nuestros papás —dije—, sabemos que son policías y escucharan el reporte.
César bebió de su frappé.
—Valía la pena el riesgo, pero esta bien no te voy arriesgar —comentó César—, quiero una salida donde experimentes tu juventud que has estado desperdiciado encerrado en tu habitación.
Rodé los ojos.
No tiraba a la basura mi adolescencia sino aprovechaba el hacer cosas “saludables” aunado a que sabía perfectamente que las desveladas se iban a cobrar con la edad y mi aspecto en el futuro.
—¡Bingo! —exclamó César de felicidad.
Tuvo otra idea.
—Haremos una peda en casa de Santiago —argumentó César con emoción—, ahí nadie nos descubriera y nos podemos quedar a dormir.
No rechazaré la ofertada dada por César porque era una magnifica idea sin lastimarnos afuera, mientras caminábamos ebrios o pedíamos un taxi sin recordar el camino a casa por la cantidad de alcohol en nuestra sangre.
—Perfecto, acepto la salida —dije sin dudarlo.
—Va, pero, ¿tu novio se va a enojar? —cuestionó César.
Una pregunta incomoda que ha hecho ¿Cómo voy a responderla? Si, Jonathan me advirtió que no saliera por ningún motivo con cierta personita por su pasado con las adicciones, previamente debía asegurarme que César no tuviera aquel problema comentado porque si realmente tuvo una recaía tendría que decírselo a sus papás para que lo ayudaran lo antes posible.
—Si, me advirtió que no saliera contigo por la recaía que tuviste con las adicciones —comenté.
Tenía que ser honesto con él. Me preocupaba demasiado que en verdad tuviera un problema así nuevamente.
—Puta madre, lo único que faltaba añadir a mis problemas —se quejó César—, y gracias por decirme los rumores.
Hice una pequeña sonrisa para no demostrar ninguna emoción que fuera negativa al respecto.
—Quería asegurarme que estuvieras bien —comenté.
Sonreí. Tuve que preguntarle a mi mejor amigo sobre los rumores que circulaban de su recaía en las adicciones, lo cual resultó una falsa alarma para todos pude sentir una paz en mi interior al saberlo, no tenía de que preocuparme cuando regrese a Estados Unidos dado que, César estará bien de su salud mental.
#372 en Joven Adulto
#5123 en Novela romántica
lgbt, amor amistad dolor humor drama, prohibido enamorarse de el
Editado: 23.05.2020