Corazón Prohibido

Capítulo 29

Sebastián

La confesión con César me dejó impactado y preocupado.

Todo iniciaba a encajar perfectamente por sus palabras, consejos, miradas y coqueteos ligeros que me hacía desde hace un año ¿cómo pude ser tan ciego? Él ha tenido sentimientos por mí a distancia y no fue capaz de decirlo hasta esa noche donde estábamos ebrios.

Cada día disponía de releer el mensaje una y otra vez debía ser una broma jugada por el destino ¿Por qué debía pasar esto? me causaba una nostalgia en no corresponder a los sentimientos que demostraba César sabiendo que ha tenido problemas con relacionarse sentimentalmente con otra persona por lo sucedido, con Sabrina —una chica que lastimó a mi amigo—, y ahora no quería ser yo, quien rompiera su corazón en miles de pedazos.

Honestamente, no podía corresponderle y debía convertirme en el villano de su historia de amor, me dolía en el alma rechazarlo sabiendo todo lo que ha vivido a lado de una chica que trajo sufrimiento a su vida cuando mi burbuja explotó, pero, ¿Por qué me eligió a mí? No tenía cualidades ni ningún atractivo físico que le pudieran interesar a otro muchacho solían denominarme como el bicho raro cuando asistía a la secundaria.

Cogí mi celular he intentado llamarlo en varias veces para darle una respuesta y platicarlo personalmente, sin embargo, no obtuve suerte con el plan ¿Qué debía hacer? No podía decirle a papá lo que pasaba con mi amigo e intenté averiguar por medio de Jonathan a lo que conseguí una contestación negativa.

Me dejé caer el piso y así pude recargarme en la pared de aquella habitación. Siempre evité el contacto con las personas por miedo a salir lastimado o lastimar a otros con mi falta de inmadurez que tenía en ciertos momentos, por esa misma razón, no sabía cómo reaccionar a las situaciones.

—¡Sebastián, tienes visita! —gritó papá desde el living.

Deseaba con mi corazón que fuera César.

Limpie las lágrimas que derramé y dibuje una sonrisa en mi rostro. Salí de la habitación para encontrarme con Jonathan, quien tuvo la idea de venir hasta el apartamento en vez de mandarme un mensaje de texto.

Lo único que faltaba añadir a mi angustia. Jonathan pidió salir conmigo cuando regreso de Guadalajara y afirmó pasar a recogerme a fuera del apartamento, no obstante, ignoró mis palabras durante la llamada de esta mañana.

—Jonathan, ¿Qué haces aquí? —pregunté impresionado.

Él rodó los ojos antes de responder.

—E-estaba cercas de la zona y pensé en pasar a visitar después del trabajo —balbuceó Jonathan—, y-y te invitó a desayunar… digo a salir ahorita.

Se ruborizó Jonathan, y le dedique una sonrisa.

Ay Jonathan, tu nerviosismo hará dudar a papá e impedirá que salga contigo en esta noche de viernes.

—Puedes salir, Sebastián —autorizó papá sin dudarlo—. Sólo tráelo de regreso antes de las doce.

—A-ah, g-gracias —tartamudeo Jonathan.

Papá nos dio un poco de privacidad. Por lo contrario, no sabía que pensar al respecto dado que, la petición hubiera sido descartada en menos de un minuto, y usaríamos el plan b —escaparme por la ventana—, para vernos e ir a desayunar como mencionó Jonathan.

El permiso fue concedido y salí rápido antes de que papá se arrepintiera de haberme autorizado verme con Jonathan.

❤ ❤ ❤

I’m gonna swing from the chandelier

From the chandelier

I’m gonna live like tomorrow doesn’t exist

Like it doesn’t exist

I’m gonna fly like a bird through the night

Feel my tears as they dry

La música disminuyo la tensión en Jonathan. Para un grupo de personas les ayudaba como una técnica de relajamiento, así continuarían con sus actividades sin caer en un nerviosismo o estrés. Nunca antes había visto a Ross nervioso por hablar con papá, él siempre solía mentirle sin dar sospechas.

Me recargue en el asiento del copiloto e inicie mirando por la ventana como pasábamos los edificios con las luces encendidas, los árboles y los automóviles debido al tráfico nocturno, además de la vista increíble que tenía desde el sitio donde nos hallábamos atrapados.

La ciudad durante las noches aparentaba ser tranquila y amistosa para todos sus habitantes, pero la cruda realidad de todo mexicano consistía en una amplia inseguridad en sus calles debido a la delincuencia organizada a pesar de eso, nadie actuaba en el momento hasta que era demasiado tarde.

—¿A qué lugar me llevarás a desayunar? —bromeó.

Recargó su cabeza contra el volante y soltó una carcajada.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.