Sebastián
Estaba agradecido al no sufrir ninguna lesión. Hoy tuve suerte porque normalmente solía tener desgracias durante mis vacaciones o días de clases, además no le cause un dolor de cabeza a papá tras el coraje que lo hice pasar todo por un malentendido; quisiera que nuestra relación de padre e hijo mejorada un poquito al estar destruida desde hace años atrás, obviamente soñaba con ese hecho jamás sucederá por mi condición sexual.
En fin, me encontraba en el coche de César. No podía creer que mi deseo se cumplió finalmente pude encontrarlo para ponernos al corriente de todo al estar alejados, si mamá llega a descubrir que retomamos el contacto terminará castigando por un año, ya que, consideraba a César una mala influencia para mí debido a una situación de drogas que tuvo por un suceso trágico.
No sabía por dónde comenzar la charla hace tiempo que no nos veíamos. Por otro lado, César desde mi punto de vista tenía la inquietud de platicar conmigo, al verlo que me miraba a ver cuándo hacia cada alto de disco, y fue hasta llegar a una de las avenidas principales se terminó rompiendo el hielo entre nosotros.
—Pinche, Sebastián te pudo haber pasado algo— se quejó César.
Continúa siendo el mismo muchacho mal hablado que deje de ver. Mi reacción fue encogerme de hombros ¿Qué más podía hacer? Solamente podía decir que tuve mucha suerte hace minutos atrás.
—Lo siento, terminé discutiendo con papá— comenté.
César bufó.
—Bastante común para mí— dijo César, mientras giraba a la derecha—. Siempre has peleado con Daniel, es como si odiará. No logró entenderlo, a lo mejor no eres su hijo por eso te hace eso o mejor eres su hijo siendo putito.
Sin comentarios. No haré una queja por sus palabras porque pienso lo mismo que César, tal vez papá me odie por el simple hecho de ser gay o tenga las sospechas debido a la conversación que tuvimos al verme con Jonathan. Ese momento tuve una sensación que ya lo viví hace tiempo y no encuentro una explicación lógica para eso, nunca he pasado por una salida de closet por lo que, me da miedo hacerlo.
—César, ¿mi papá lo sabe? — cuestione.
César detuvo el coche para mirarme a ver y sostener mi mano.
—No quería ser la persona que te lo dijera, amigo— dijo César con el debido respeto—, ¿Te acuerdas del accidente?
—Claro que sí, fue porque me caí del segundo piso de mi casa— respondí.
Él hizo una expresión desaprobación a mi respuesta.
—No fue así— comentó César.
¿Qué está tratándome de decir? Mamá, menciono que fue un accidente al tratar de abrir la ventana, por lo tanto, termine cayéndome del segundo piso. Y ahora aparece César cuestionándome ese hecho.
—Sebas, en realidad intentaste quitarte la vida— replicó César tristemente—, lo hiciste por las burlas constantes de sus compañeros de secundaria por ser gay, y la noticia llego hasta sus papás. Ellos no te aceptaron y por eso lo hiciste.
Tragó saliva.
Debe ser una broma las palabras de César. No puede ser cierto, mis papás jamás me mentirían al respeto, y no recuerdo haber pasado por dichas situaciones en mi pasado, es imposible; entonces quiere decir que Jonathan y yo tuvimos una relación romántica por eso tenía ese pequeño recuerdo de él.
Aquí había gato encerrado.
—No recuerdo nada— afirme.
—Wey, perdiste la memoria— comentó César—, entre Jonathan y yo te ayudamos para que no sufrieras de amor. Pero, vi una oportunidad en la fiesta de Pilar para juntarlos de nuevo, ya estaba hasta la madre de que sus padres les jodieran la vida—, merecían ser felices juntos, aunque Jonathan sigue con su plan de ser solamente amigos, su plan no funcionara.
Parpadeo varias veces. La plática con Jonathan en el café tenía sentido ahora. Sus frecuentes visitas al hospital tras mi accidente y diciéndome “nunca te dejaré sólo, te cuidaré para que no pases por lo mismo” una nostalgia me invadió. Todos mis sueños con Jonathan podrían ser fragmentos de mis memorias encerradas gracias a mis papás.
—Todo tiene sentido— dije.
—Te lo dije— dijo César—, volveré apoyarte otra vez.
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Editado: 23.05.2020