El cielo se tornó oscuro cuando la luna comenzó a elevarse sobre Valdeamor. Clara se sentó junto a la fogata encendida por sus amigos, riendo y contando historias, pero su mente siempre regresaba a Sebastián. La calidez de la llama iluminaba su rostro, pero la inquietud crecía en su interior.
Clara: “¿Alguien ha visto a Sebastián?” —preguntó, mirando a su alrededor.
Joven 1: “Dijo que iba a dar un paseo por
el bosque. No le gusta estar en grupos grandes.” —respondió uno de los chicos, encogiendo los hombros.
Clara: “Siempre se escapa. No sé por qué, pero hay algo en él que me atrae.”
Mientras Clara hablaba, una sombra se cernía sobre el bosque, una figura oscura que observaba desde lejos. Era Marcos, el antiguo amigo de Sebastián, con una sonrisa torcida en el rostro.
Marcos: “¿Divirtiéndose, Clara?” —su voz resonó entre los árboles, interrumpiendo la conversación.
Clara se giró, sintiendo un escalofrío recorrer su espalda.
Clara: “¿Qué haces aquí, Marcos?” —preguntó, tratando de ocultar su incomodidad.
Marcos: “Solo disfrutando de la compañía. Pero parece que Sebastián no está aquí. Tal vez se esté escondiendo.” —su tono era burlón.
Los amigos de Clara intercambiaron miradas nerviosas, pero ella decidió enfrentarlo.
Clara: “¿Por qué siempre tienes que ser así? Él no se esconde. Solo necesita su espacio.”
Marcos: “¿Espacio? O tal vez teme a lo que hay dentro de él. Después de todo, la luna llena está cerca, y ya sabes lo que eso significa.”
Las palabras de Marcos resonaron en el aire, llenando el ambiente de tensión. Clara sintió que su corazón latía más rápido.
Clara: “No sé de qué hablas. Sebastián es… diferente, pero eso no es algo malo.”
Marcos: “¿Diferente? Tal vez deberías estar más preocupada por esa diferencia. Él no es lo que parece, Clara.” —dijo, acercándose un paso.
Clara frunció el ceño, decidida a no dejarse intimidar.
Clara: “Y tú, ¿qué sabes de él? No tienes idea de quién es realmente.”
Marcos: “Oh, creo que sé mucho más de lo que imaginas. Los hombres como Sebastián tienen sus secretos. No confíes en él.”
Justo en ese momento, Sebastián apareció entre los árboles, su figura esbelta destacando contra la luz de la fogata. La tensión en el ambiente se intensificó al ver a Marcos.
Sebastián: “Marcos. ¿Qué haces aquí?” —su voz era grave, y sus ojos oscuros reflejaban una mezcla de rabia y confusión.
Marcos: “Solo estaba disfrutando del espectáculo. Clara parece muy interesada en saber quién eres, pero yo creo que le vendría bien un poco de verdad.”
Clara miró a Sebastián, buscando su apoyo, pero él se mantuvo firme, mirando a su antiguo amigo con desdén.
Sebastián: “No tienes nada que ofrecerle, Marcos. Solo vienes aquí a sembrar dudas y miedos.”
Marcos: “¿Miedos? No, amigo mío. Estoy hablando de la realidad. ¿Y si le revelas lo que realmente eres? ¿Qué pasará entonces?”
Clara sintió un nudo en el estómago, pero decidió mantenerse al lado de Sebastián.
Clara: “Sebastián, ¿es cierto? ¿Hay algo que no me has contado?”
Sebastián: “No, Clara. Lo que Marcos dice son solo mentiras. Él está tratando de dividirnos.”
Marcos: “¿Mentiras? La verdad duele, pero es mejor que vivir en la oscuridad.” —respondió, disfrutando del conflicto.
Sebastián: “Lo que importa es cómo me siento contigo, Clara. No necesitas conocer mis secretos para saber quién soy.”
Clara: “Pero… yo…” —su voz se desvaneció, la confusión en su mirada era evidente.
Marcos: “¿Ves, Clara? Sebastián te está ocultando algo. ¿Puedes realmente confiar en él?”
Sebastián: “No permitas que sus palabras te afecten. Te prometí que siempre estaré aquí para ti.”
Clara se sintió atrapada entre los dos hombres. El brillo de la fogata iluminaba su rostro, reflejando la batalla interna que llevaba en su corazón.
Clara: “Sebastián, quiero entender. Si hay algo que me ocultas, necesito saberlo. ¿Por qué no me lo has dicho?”
Sebastián: “Porque no quiero que te preocupes. No puedo permitir que te veas envuelta en mi oscuridad.”
Marcos: “Es valiente, sí. Pero también imprudente. No olvides que la luna está llena esta noche. Y cuando eso pase, Sebastián no será el mismo.”
Sebastián miró a Marcos, su enojo alcanzando un punto crítico.
Sebastián: “Vete, Marcos. No tienes lugar aquí.”
Marcos sonrió, sintiendo que había sembrado la duda en Clara.
Marcos: “Hasta luego, amigos. La luna nos unirá de nuevo.” —y con un giro, desapareció entre las sombras del bosque.
Clara se volvió hacia Sebastián, su corazón latiendo con fuerza.
Clara: “¿Qué significa eso, Sebastián? ¿Qué hay dentro de ti?”
Sebastián se quedó en silencio, luchando por encontrar las palabras adecuadas, sabiendo que lo que necesitaba era más que palabras.
Sebastián: “Prometo que te lo explicaré. Solo… dame tiempo.”
Clara: “Te daré el tiempo que necesites. Pero quiero saber que no me estás ocultando nada que pueda hacerme daño.”
Sebastián: “Nunca haría eso. Lo que siento por ti es más fuerte que cualquier oscuridad.”
Clara sonrió levemente, sintiendo la conexión entre ellos. Pero la sombra de Marcos seguía acechando, y la advertencia sobre lo que estaba por venir pesaba sobre sus corazones.
Clara: “Juntos podemos enfrentar cualquier cosa, ¿no?”
Sebastián: “Sí, juntos. Y prometo que te protegeré.”
Mientras la luna brillaba en el cielo, Clara sintió que la llama de la esperanza iluminaba su camino, pero también sabía que el camino por delante no sería fácil. El eco de la advertencia de Marcos resonaba en su mente, recordándole que la verdad era un arma de doble filo.