Corazón y Bestia

Capitulo 10:La Batalla Final

La luna llena brillaba en lo alto, bañando el bosque de Valdeamor en un resplandor frío y plateado. Clara y Sebastián, junto con unos pocos aldeanos leales, se adentraban en la espesura. El viento traía consigo el olor metálico de la sangre, presagio de la batalla que estaba por desatarse.

Sebastián lanzó una mirada a Clara, su rostro marcado por la preocupación y la fiereza.

Sebastián: “No habrá vuelta atrás. Si fallamos, Marcos destruirá todo.”

Clara: “No fallaremos. Estoy contigo hasta el final.”

A lo lejos, un aullido desgarrador cortó el silencio de la noche. Marcos estaba cerca, y no estaba solo. Un grupo de hombres lobo surgió de entre las sombras, con los ojos brillando bajo la luz de la luna.

Finalmente, apareció Marcos, su forma monstruosa aún más grotesca que nunca. Lamía la sangre que cubría sus garras, el último rastro de su reciente matanza. A sus pies, los restos destrozados de un aldeano yacían en el suelo.

Marcos: “Sebastián, qué bueno verte. Hoy te desangraré bajo la luna.”

Con un rugido feroz, Sebastián se transformó en su forma de hombre lobo y se lanzó contra Marcos. El impacto de ambos cuerpos fue brutal, una lucha de colmillos y garras que llenaba el aire con el eco de golpes y gruñidos.

Marcos tenía ventaja. Su cuerpo era más grande, más fuerte, y sus golpes comenzaron a desgarrar la carne de Sebastián. El suelo se manchó de sangre, y poco a poco, Sebastián fue perdiendo terreno. Marcos, con una sonrisa cruel, lo tenía acorralado, con sus garras apretadas en su cuello.

Marcos: “Voy a destriparte, Sebastián. El bosque será tu tumba.”

Clara observaba desde la distancia, su corazón latiendo con fuerza. El miedo intentaba paralizarla, pero entonces algo profundo dentro de ella despertó, algo que no había querido aceptar por mucho tiempo. Ya no podía esconderlo.

Justo cuando Marcos estaba a punto de acabar con Sebastián, Clara sintió una ola de poder oscuro recorrer su cuerpo. Su piel comenzó a palidecer aún más, sus ojos adquirieron un brillo rojo intenso, y colmillos afilados emergieron de su boca. Clara era una vampira.

Clara: “¡Aléjate de él!”

Marcos detuvo su golpe, sorprendido al ver la transformación de Clara. Confusión y furia se mezclaron en su rostro.

Marcos: “¿Una vampira? ¿Tú? ¿Cómo es posible?”

Clara no perdió tiempo. Con una velocidad y fuerza sobrehumanas, se lanzó hacia Marcos. Sus garras vampíricas se hundieron en su espalda, desgarrando la carne como si fuera papel. El grito de dolor de Marcos resonó en todo el bosque.

Clara: “¡Nunca más le pondrás una mano encima!”

Marcos intentó golpearla, pero Clara se movía con una agilidad que lo superaba. Sus movimientos eran un torbellino de sangre y furia. En un giro rápido, Clara clavó sus colmillos en el cuello de Marcos, bebiendo su sangre, debilitándolo aún más.

Sebastián, todavía tambaleante y cubierto de heridas, se levantó al ver la intervención de Clara. Sorprendido pero lleno de gratitud, se unió a la pelea. Con una fuerza renovada, ambos atacaron a Marcos como un equipo, desgarrando su carne con cada golpe.

Marcos, acorralado y sangrando profusamente, intentó una última ofensiva, pero no pudo contra el poder combinado de un hombre lobo y una vampira. Clara y Sebastián, juntos, eran imparables.

Finalmente, en un movimiento brutal, Clara arrancó el brazo de Marcos de un tirón. El aullido de dolor fue ensordecedor, y con un último rugido, Sebastián hundió sus garras en el pecho de Marcos, arrancándole el corazón. La sangre brotó en todas direcciones, empapando el suelo bajo la luz de la luna.

Marcos cayó de rodillas, su mirada llena de incredulidad y furia, antes de desplomarse sin vida.

Sebastián, jadeante y cubierto de sangre, miró el cadáver de su enemigo, incapaz de creer que había terminado. Clara, a su lado, también estaba empapada en la sangre de Marcos, pero sus ojos brillaban con una intensidad nueva.

Sebastián: “Eres… una vampira. ¿Por qué no me lo dijiste?”

Clara lo miró, su respiración agitada, pero con una sonrisa suave en los labios.

Clara: “No era el momento. Ahora lo sabes. Pero no importa lo que soy, Sebastián, sigo siendo la misma. Y te amo.”

Sebastián, herido pero lleno de alivio, no pudo contenerse más. Con la adrenalina y la emoción corriendo por sus venas, la atrajo hacia él. Bajo la luz plateada de la luna, sus labios se encontraron en un beso profundo y apasionado, un beso que sellaba su destino juntos.

El beso fue un pacto silencioso, una promesa de amor inquebrantable. La sangre y la muerte que los rodeaban no podían opacar el calor que ahora los unía. Se besaron con una mezcla de pasión y alivio, sabiendo que juntos eran imparables.

Clara: “Lo hemos hecho. Marcos está muerto.”

Sebastián: “Sí, pero nunca imaginé que sería así.”

Ambos, cubiertos en la sangre de su enemigo, se miraron en silencio. Aunque la batalla había terminado, sabían que el costo había sido alto. El aire aún olía a muerte y a sangre, pero por primera vez en mucho tiempo, el pueblo de Valdeamor estaba libre del terror.

Mientras se alejaban del lugar, la luna en lo alto parecía más brillante, y aunque el bosque había sido testigo de una masacre, la paz finalmente había llegado para Clara y Sebastián.

En ese instante, bajo el resplandor de la luna, el amor y la sangre se habían entrelazado, sellando su destino para siempre.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.