Corazones De Hielo

CAPITULO 6

CAPITULO 6

Giannis se sobresaltó con la inoportuna llegada de Allen. Soltó la prenda con rapidez volviéndola a colocar dentro del maletín y cerrándolo deprisa.

Demasiado tarde.

Allen entró con una sonrisa deslumbrante que denotaba el malicioso placer que le provocaba agarrar a Giannis en aquella situación. Varias veces habían conversado sobre lo distinto que eran en torno a sus relaciones amorosas, mientras Allen alardeaba sus aventuras, Giannis se inclinaba por la discreción.

Allen McGregory, su socio, era un hombre alto y de complexión fuerte. Su piel siempre bronceada, aun en pleno invierno, le daba ese toque exótico al que él sabía sacar ventaja. Se asoció a la empresa Sullivan’s cuando Giannis, su amigo desde la infancia, se vio en aprietos para subsidiar el negocio en época de recesión varios años atrás. Eso, unido al afecto fraternal que los unía, hacía de Allen más que un socio, casi un hermano. En nombre de ese cariño, Giannis soportaba los desmanes y excentricidades de Allen.

— ¡Al fin llegas! —respondió Giannis ignorando su comentario y haciendo un esfuerzo por mostrarse sereno.

Allen se sentó frente a él, se inclinó hacia adelante y le dirigió un comentario mordaz.

—No, socio…no te vas a escapar de contarme…quiero saberlo todo —se mordió el labio inferior que dibujaba una sonrisa perversa.

—No sé de qué hablas —respondió nervioso.

— ¿Crees que no me di cuenta? Te acabo de atrapar recordando el olor de una mujer…—señaló el maletín —ahí guardaste el tesoro…

Giannis se mostró inquieto. No deseaba hablarle de ese tema a su amigo pero, dada las circunstancias, se vio forzado a soltar alguna información.

—La conocí hace apenas unos días, cuando tuve que quedarme en Aspen por la tormenta —confesó —pero creo que no la volveré a ver nunca más.

Allen encendió los ojos con fascinación.

— ¿Y eso? ¿Se te escapó la Cenicienta y en vez de un zapato de cristal te ha dejado unas bragas?

Giannis negó con la cabeza reconociendo la sagacidad de Allen.

—Digamos que algo así fue lo que pasó…

—No, querido socio —Allen se puso de pie con determinación— Si una mujer te ha gustado tanto como para estar añorándola días después, no la des por perdida. ¡Búscala! —le aconsejó.

Giannis no se mostraba tan optimista.

—Ya lo hice, pero sin resultados…solo te puedo decir que en estos días no he dejado de pensar en ella. Que me ha enloquecido como nunca ninguna otra…. ¡Es tan distinta y tan hermosa!

Allen soltó un resoplido.

— ¡Caramba! Sí que lo debe ser…te conozco de toda la vida y jamás te escuché decir eso de ninguna otra…Cuéntame cómo es eso de que se te ha perdido…A mí también se me perdió una y todavía la estoy buscando.

—Te lo contaré, pero por ahora debemos olvidar el tema y enfocarnos en los negocios. Ya sabes que no pude llegar a un acuerdo con lo del hotel en Denver y bueno…

—Si no te molesta, démosle tiempo y luego yo iré —ofreció Allen —Nos conviene adquirir ese hotel y quizás tenga más suerte…

—No te preocupes. Más adelante voy a intentarlo de nuevo, quiero regresar.

Allen soltó una risotada de esas que Giannis sabe reconocer porque solo las suelta cuando va a lanzar un comentario mordaz.

— ¿Crees que soy tonto? Vamos, hermano…conseguir el hotel ahora te resulta secundario. Lo que quieres es regresar para buscarla.

— ¡No! En verdad quiero lograr la compra del hotel y bueno…—Giannis intentó restarle importancia, jugueteaba con los documentos que tenía sobre el escritorio para calmar la ansiedad que le provocaba hablar de ella.

—Conmigo no tienes que disimular. Nadie mejor que yo para comprenderte. Sabes que hace años se me escapó una mujer y todavía guardo la esperanza de encontrarla. Es cierto eso de que se puede conocer a miles pero solo una es la que verdaderamente interesa —admitió Allen.

Giannis sucumbió ante su honestidad. Conocía la historia y aunque nunca llego a conocer a la mujer en cuestión, sabía que fue la única que se le escapó a Allen y que desde entonces se le convirtió en una obsesión.

—Algún día aparecerá…

—Y espero que la tuya también…

Pasaron el resto del día discutiendo negocios. Giannis se concentraba en los asuntos pendientes pero no podía evitar echarle de vez en cuando un vistazo al maletín donde mantenía el recuerdo de Helena. Se sonreía a sí mismo, evocando el tiempo que pasaron juntos bajo el frio de la nevada. Ahora aquellos días le parecían lejanos, aunque su sabor quedó con igual intensidad.

Las últimas horas de la tarde marcaban la salida. Había sido un día arduo y sin descanso. Allen se retiró y Giannis se quedó analizando la lenta reconstrucción del último edificio adquirido. La demora significaba un daño al proyecto y la empresa.

—Señorita Margot, pase a mi despacho, por favor —ordenó por el intercomunicador.

Los pasos de Margot se sentían recorrer el pasillo que a aquella hora estaba casi desierto. Dio un leve toque en la puerta y se asomó.

—Comprendo que es tarde, señorita. Es hora de irse a casa…pero quería preguntarle qué ha pasado con el personal de reconstrucción. ¿Sabe a qué se debe que no se presenten? Nos están atrasando todo el trabajo.

Margot suspiró.

—Ay, señor…no sé qué decirle. La gente está cada vez más irresponsable. Nos renunció el arquitecto y se llevó a su equipo. Estamos en la búsqueda de alguien más pero no es nada fácil encontrar gente competente… —le explicó.

—Debí suponerlo —se lamentó —No es fácil encontrar gente con suficiente empeño para sacar adelante el trabajo…

Margot sintió lastima por su jefe. Le parecía que se afanaba demasiado en el trabajo mientras que su socio felizmente llegaba tarde y se marchaba temprano.

—Tengo una idea, señor… ¿Qué tal si volvemos a contratar al arquitecto Benneton? Él trabaja muy bien

Giannis no pudo aguantarse.




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