Corazones Diferentes

3. Stay Gold

***

Nota: Los personajes pertenecen al libro 2 de la saga, el cual está disponible.

Derek

Su belleza me ha hipnotiza desde el primer instante que cruzamos las miradas. Quisiera comprender el efecto o las técnicas para manipularte romántica después de haber dejado de experimentar una magia del amor.

Nunca le cogí importancia suficiente a su tentadora belleza que cualquier hombre quisiera tener a su lado por una eternidad sin conocer el secreto escondido debajo de su máscara perfecta construido a lo largo de los años.

Siempre estuve ignorando los ligeros coqueteos entre nosotros por respeto a Maite, quien es mi novio desde dos años y seis meses, no podía romper el vínculo de confianza que ambos fuimos creando para evitar cualquier escena de celos, sin embargo, una noche decidí quebrantar esa seguridad que le brinde.

Todo sucedió repentinamente en el apartamento de la señorita Carter cuando decidí buscarla al no tener respuesta en las llamadas hechas para obtener información acerca del nuevo empleo que ejercía. 

Pensaba que ocurrió un abuso de autoridad y estaba detenida en una celda abandonada con pésima atención e higiene, así que decidí buscar una herramienta que logrará romper la puerta permitiendo ingresar sin problemas para hallarla descansando sobre una cama luciendo una pijama rosa de seda. 

Cometí el error de despertarla por la preocupación que sentía en aquel segundo, aunque debía informarle que rompí su único acceso a su privacidad personal y me haría responsable de los gastos efectuados. 

Jamás olvidaré las pláticas a altas horas de la noche preguntando acerca de su inclusión social después de haber pasado una temporada tras las rejas mexicanas fueron las mejoras horas que tuve porque pude mostrar un poco de mi verdadera personalidad con una joven y no olvidó mencionar la hermosa despedida que tuvimos donde terminamos besandonos en las escaleras de aquel edificio.

Aquel beso prohibido y mentiroso me facino que volvimos a repetirlo en los siguientes días rompiendo la ética del abogado porque mis sentimientos terminan interfiriendo con los avances logrados al intentar retenerla a mi lado y alejando los peligro.

Nuestro romance a escondidas ha llegado a un punto de requerir citas basadas en mentiras hacia Maite y mis padres para darme el privilegio de disfrutar una hermosura única.

Sentía que me volvía en el nuevo Jonathan Ross por sus engaños hacia una familia de una buena reputación para mantener escondida su elección hacia otro hombre que ha logrado robar su corazón y terminó siendo despreciado. En mi caso, la situación sería distinta porque la sociedad acostumbra a aceptar las infidelidades cuando es una persona de tu sexo opuesto, así que, nadie me hará cuestionamientos ni creará rumores.

Solté un suspiró.

Toque la puerta esperando una respuesta positiva de Sasha y en menos de tres minutos apareció una joven mujer luciendo un vestido rojo descubierto de los hombros, y con un pequeño moño en su brazo derecho y dejando ver sus piernas. 

 —Te miras hermosa —balbuceó

Ella sonrió tímidamente.

  —G-gracias —replicó nerviosamente

Extiendo mi mano para ayudarla a bajar los escalones comprendía que una mujer se le dificulta caminar con tacones altos y termina tropezando cuando no saben cómo usarlo adecuadamente.

 —Señor Ashford, no es necesaria su ayuda puedo bajar yo sola  —argumentó Carter

—¿Segura? Recuerdo una ocasión que no quiso mi ayuda y terminó en un accidente —repliqué

 —Sí.

Solté su mano dejando que bajara las escaleras del edificio. Puedo escuchar el sonido de sus tacones golpear la manera hasta que, terminó tropezando con un escalón roto y fuera rodando como un balón de fútbol en los partidos.

—Señorita Carter —dije y bajó a toda prisa para ayudarla a levantarse del suelo—, ¿está bien? ¿necesita un médico?

La joven se incorpora e intenta levantarse del piso sin la necesidad de ninguna ayuda. Me preocupa sus heridas internas no planeado asistir a una obra de teatro sabiendo que necesita un hospital.

 —Estoy bien  —respondió Sasha

Logró levantarse con mi ayuda y en esta ocasión no dejo que camine sola hasta el coche sabiendo que sus dos pies izquierdos pueden traicionarla por segunda ocasión convirtiendo en un verdadero desastre en esta noche.

 —Señor Ashford, ¿tiene otros planes?  —dijo —, le preocupa mucho que esté bien, ¿acaso está pensando en…?

 —No —la interrumpí—. Solo me preocupa porque no cuenta con un seguro de gastos médicos y nadie va a cuidarla si llega a fracturarse.

Nos detuvimos cercas del coche riendo sin parar por la caída. Ella no le daba mucha importancia a los momentos bochornosos que pueda tener sino los convertía en un chiste para verlos color rosa.

Nuestras miradas se cruzaron y ella sonrió antes de subirse sabía que dirá sus frases típicas de siempre para ponerme nervioso.

—¿Por qué piensa en eso? ¿Acaso sus servicios no incluyen protección indefinida?  —cuestionó Carter




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