Corazones En El Limbo

Capitulo 18 —El Acto Deliberado de Amar

El ascenso con Sax no fue un viaje a través del espacio, sino a través de la conciencia. La luz que nos envolvía no era ciega, sino infinitamente informativa, una niebla pulsante de pura inteligencia. Cada partícula de energía a nuestro alrededor resonaba con la historia completa del universo, desde el primer destello hasta el último suspiro cósmico. Y en ese eco, vi mi vida terrenal: no como una secuencia lineal de eventos marcada por el calendario, sino como una compleja y luminosa danza de decisiones y afectos, cada elección ramificándose en infinitos futuros posibles. Era la geometría oculta de mi alma.

Al fin, nos detuvimos. No había suelo que sostener, ni cielo que limitar; solo la presencia total de la Fuente, un mar de conocimiento y energía tan vasto y profundo que la realidad terrestre se sintió como un simple sueño. Era el punto cero, el lugar donde todos los hilos del destino, de cada alma que existió, se anudaban en perfecta, inmutable armonía. Estaba junto a Sax, pero la dualidad era una ilusión que se desvanecía. Éramos la misma entidad, un solo ser vibrando en la frecuencia de la promesa cumplida, en el tono fundamental de la creación.

—Así es como siempre fuimos. Este es nuestro mar, la raíz de toda verdad. Aquí será donde nos despidiremos antes de reencarnar de nuevo desde nuestra infancia, como gotitas que vuelven al océano y luego son liberadas otra vez —me explicó Sax, y la voz ya no venía de sus labios, porque los labios no existían. Era un pensamiento compartido que se originaba, simultáneamente, en la raíz de mi ser y en la suya—. Antes de la carne, antes de la reencarnación. La separación fue necesaria para aprender la lección de la elección libre, para sentir el valor del regreso. Pero la esencia siempre fue esta: la Totalidad perfecta.

En ese instante de fusión con la Totalidad, se me concedió el don de la visión completa. Pude experimentar la vida de Sax tal como él la vivió, con toda su intensidad. Sentí la alegría de su reencarnación temprana, la pureza de su alma antes de ser contaminada por el mundo. Luego, el dolor punzante de su juventud truncada por un accidente que lo devolvió prematuramente a este reino. Vi el inmenso acto de voluntad que lo llevó a rechazar la rueda del olvido y, en su lugar, a elegir el exilio en la grieta. Sentí el peso de sus eones de espera, la soledad profunda y estática mitigada solo por la fe inquebrantable en un reencuentro. Su sacrificio, visto desde la eternidad, me pareció aún más monumental y heroico que cualquier batalla terrestre.

—¿No te arrepentiste nunca de la espera? ¿No dudaste ni una vez? —pregunté, liberando el pensamiento directamente a nuestra conciencia fusionada, sintiendo la duda que él había tenido que superar.

—El tiempo se descubre aquí; es solo una herramienta para el crecimiento —respondió él—. La espera no fue un sufrimiento prolongado, sino un acto constante y deliberado de amor. Cada momento en la grieta fue una afirmación de la promesa que me hiciste bajo las estrellas en un ciclo anterior. El dolor que sentí, esa melancolía cósmica, era la prueba innegable de que nuestro lazo era real e indestructible.

También me mostró la verdad del amor terrenal, la belleza de lo mundano. Pude ver a mi compañero, no solo desde mi propia perspectiva limitada, sino desde la de un observador cósmico y compasivo. Su amor era una fuerza pura, forjada en la simplicidad y la honestidad de la vida humana. Y su decisión final de liberar mi alma, de soltarme en el hospital aun sin entender a quién o por qué, fue un acto de nobleza que superó las ataduras kármicas más fuertes .

—Su amor fue un espejo, mi amor —dijo Sax—. Reflejó tu propia necesidad de verdad, tu anhelo de libertad. Si hubieras partido con resentimiento o culpa, el lazo no se habría roto. Pero él te amó lo suficiente para desear tu felicidad por encima de tu propia posesión, y esa fue la llave maestra de la liberación. Su alma está libre de deuda y la tuya de culpa.

El Epílogo había hablado del "comienzo del Nuestro verdadero". Ahora entendía qué significaba. No era solo estar juntos pasivamente, sino participar activamente y con propósito en la Música de la Fuente. Nuestras almas, ahora armonizadas y completas, se unieron a la sinfonía del universo, contribuyendo a la creación, al orden y a la guía de otros seres en sus propios y tortuosos ciclos de aprendizaje.

Nuestro amor, el Amor Destino, ahora trascendido más allá de la necesidad y el deseo, no era el fin del viaje, sino un nuevo inicio de servicio eterno. Estábamos listos para las siguientes etapas de la eternidad, para las misiones de creación y conocimiento que esperaban solo a las almas que habían completado sus ciclos con integridad y memoria.

Miré a Sax, y en su mirada vi mi pasado, mi presente y mi infinito futuro. La incertidumbre se había extinguido por completo. La vida en la Tierra había sido la prueba más hermosa de que, sin importar las capas de olvido o las distancias del tiempo y el espacio, el verdadero destino siempre espera a quien se atreve a recordarlo.

¿Quién tiene el coraje de vivir su verdad?



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En el texto hay: fantasia, destino, amor

Editado: 30.11.2025

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