Corazones en la Tierra

El templo

(Earthia)

El tiempo en este lugar pasaba de otra forma, no entendía muy bien por qué sentía que habían pasado varios días, quizás hasta dos semanas, pero aquí solo había visto cuatro lunas. Mi cuerpo me pedía a gritos que deje de entrenar mis poderes, sin embargo, no podía hacerlo, y la medicina que estaba tomando cada día estaba ayudando mucho a que el cansancio sea cada vez menos frecuente, sabía que ya era más fuerte que antes.

Pero mi corazón aún se encogía cuando pensaba en Ji Min o mi querido amigo Jung Kook, los extrañaba y eso era lo más real que sentía en ese momento. Más cuando no tenía a quien hablarle o presumirle los logros de mi cuerpo, el hecho de que ya podía hacer florecer más de veinte flores, levantar muros de tierra y hierba por más de veinte minutos. Eso sin duda lo celebraría Jung Kook trayéndome algo de vino o comida.

Y en las noches cuando me iba a dormir extrañaba la cercanía con Ji Min, esperar a que se quedara dormido solo para verlo en esa paz, para acariciar su cabello tan largo, o besar sus labios cuando él no podía alejarse de mí. Cada día me prometía que si lograba salir de aquí correría a los brazos de mi esposo y lo besaría con toda la fuerza que tuviera.

En cierto momento de mi confinamiento creí estar volviéndome loca, porque escuchaba voces venir de aquella enorme puerta cerrada con cadenas, una voz femenina que me llamaba y me pedía que abriera esa puerta, que desatara las cadenas y corriera el riesgo de ver dentro de ellas, sin embargo, se detenían en cuanto me paraba frente a las cadenas y las tocaba con la intención de abrirlas.

Esperaba ver a Yoon Gi Min pronto, pero no vino a verme, y eso provocaba mi mal humor, ya que solo se me ocurría que él era mi única conexión con el mundo exterior, con mi reino, y para estar al tanto de la salud y seguridad de Ji Min y Jung Kook. Quería saber si la guerra ya había cobrado alguna vida inocente o varias. Y en algunos momentos pensaba en el rey Nam Joon, en lo que había hecho, que me había confinado a estar en este lugar sola, para desatar una guerra sin razones.

Y en una ocasión movida por la locura, busqué desesperada la puerta para salir de este jardín, sin embargo, no estaba por ningún lado, estaba atrapada en este lugar extraño. Y se me ocurrió que quizás solo se abría de afuera hacia dentro.

−Majestad −dijo la voz que estaba esperando hace bastante tiempo−. Lamento no haber venido antes a verla, su esposo me nombró miembro del consejo de ancianos.

− ¿Consejo de ancianos? Pero tú eres muy joven para un puesto así −respondí corriendo hacia Yoon Gi−. Los ancianos no pudieron haber aceptado fácilmente.

−Fueron ellos quienes me recomendaron con el rey para este puesto −sonrió orgulloso y yo solo estaba más confundida que antes−. Me gané su confianza con algo que hice, y además el rey Ji Min sabe que usted está viva.

− ¿Y qué sigo haciendo aquí sola? −pregunté mirando que tenía una canasta en sus manos−. Quiero salir y detener la guerra, saber que Jung Kook está bien, que mi gente no morirá.

−Eso es más complicado su majestad, usted está atrapada aquí −respondió dejando la canasta en una de las bancas de la iglesia−. El hechicero ha intentado ver qué hechizo tiene la puerta, pero al parecer es demasiado poderoso.

−Pero tú entras aquí sin problemas −abrí la canasta y estaba llena de comida.

−Sí, nosotros podemos entrar y salir, pero usted no puede salir −me miró con incertidumbre−. La puerta está ante usted y no ha intentado salir ni una sola vez, por lo que creo que la puerta no es visible para usted.

Corrí hacia el jardín para corroborar la teoría de Yoon Gi y en efecto, yo no veían ninguna puerta, incluso me puse a buscarla, a pisar fuerte y palpar con las manos el suelo, y nada. La puerta no estaba ahí.

−Está justo aquí −dijo Yoon Gi levantando la mano y sosteniendo algo que yo no podía ver−. Podría intentar pasarla conmigo.

Asentí con la cabeza y lo seguí, pero yo no percibí ningún cambio mas que el hecho de que Yoon Gi ya no estaba frente a mí, sino detrás de una especie de fina película que se posaba frente a los dos, intenté quitarla como si de una cortina se tratara, mas no pasó nada, yo estaba atrapada en todo esto. Antes que el pánico me domine, sentí el brazo de Yoon Gi cubriendo mi espalda, esperando que cayera al suelo, pero no lo hice.

−Entonces es cierto, estoy aquí atrapada por los dioses, castigada por ellos −dije mirando a la nada y aguantando las ganas de llorar−. ¿Qué debo hacer para ser liberada?

−No lo sabemos con certeza, pero haremos todo lo posible por cuidarla aquí −respondió él entregándome un frasco que tenía mi medicina−. Le traeré ropa y lo que necesite. El rey quiere verla, pero aún no puede caminar largas distancias, sus costillas se están recuperando y las heridas se están cerrando.

−Está bien, de todas formas, tengo que concentrarme en recuperarme y salir de aquí −volví a la iglesia y tomé la canasta con cuidado para llevarla a mi habitación−. ¿Cómo está Jung Kook?

−Él también es parte del consejo de ancianos y fue puesto ahí por el rey en persona −me entregó una manzana de hielo−. Ellos parecen llevarse muy bien, y Jung Kook confía en mi gracias a que le dije que está aquí, quizás la visite en poco tiempo, pero los ancianos lo tienen vigilado.

− ¿Ellos saben que estoy aquí? −me detuve molesta al pensar que ellos tenían algo que ver.




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