Corazones en la Tierra

El hielo

(Ji Min)

La guerra ya había llegado al pueblo, pero afortunadamente Jung Kook fue más rápido y logró evacuar el pueblo llevándolo a las catacumbas del palacio, solo los hombres quedaron fuera parra pelear en la guerra, y para mi sorpresa un buen número de mujeres estaban armadas con espadas, arcos, y hasta lanzas pesadas, las personas de Estrerrenio estaban listas para defender su hogar.

−Hace tres generaciones las mujeres también reciben instrucción militar −explicó Jung Kook al ver mi sorpresa−. Ellas son muy buenas en diferentes cosas, pero al menos las que se convierten en madres tienden a ser las más sanguinarias.

− ¿Eso incluye a la hija del herrero? −pregunté un poco socarrón, él me miró nervioso−. Tranquilo, no le haré nada a esa mujer, si quiere ir a la batalla, pide que le den armas.

−Su majestad, el ejército de fuego logró pasar la primera muralla −informó un guardia del castillo−. Y algunos no quieren acatar la orden de ir a las catacumbas.

−Si son mayores de dieciocho años entréguenles armas, o van a las catacumbas o se preparan para lo que viene −dije mirando por la ventana−. No quiero a nadie desprotegido en las calles, y un escuadrón tiene que esperar en los sótanos.

El guardia hizo una reverencia y se fue corriendo, yo me pregunté si mi padre estaba peleando, ya que habían intentado invadir Druzatría primero, por suerte, según los informes de Yoon Gi, no habían logrado ni siquiera pasar al primer ejercito de mi padre, donde él peleaba con diligencia.

− ¿Hay alguna noticia de Earthia? −pregunté a Jung Kook un poco ansioso por una buena noticia−. Si es que logró salir del jardín paraíso o algo.

−Yoon Gi aun no regresa, su majestad, pero hace poco escuché una especie de explosión que venía de ese lugar que lleva a la puerta del jardín paraíso −respondió Jung Kook acercándose a la ventana conmigo−. Yo sé que ella no dejará que su reino se consuma por el fuego.

−No me preocupa la guerra, porque confío en el ejercito de mi padre que viene en camino −dije alejándome de la ventana y tomando asiento−. Lo que me preocupa es ella, no poder verla o que nunca salga de esa prisión de los dioses.

−Earthia pudo superar una enfermedad que le quitaba sus poderes −soltó Jung Kook siguiéndome−. Si hay alguien que puede salir de eso, es ella.

Escuchamos una explosión en el lado oeste del reino y logré ver que un aro de fuego incendiaba todo ese lugar, era la muralla que cedía ante los poderes de la gente de Slosalia, el rey Nam Joon no era débil, pero si muy agresivo en la guerra.

−Cuando lleguen a la segunda muralla, quiero que prepares al ejercito que está listo en la plaza −tomé mi ropa de batalla, en Druzatría no usábamos armaduras porque nuestra piel se volvía tan fuerte como el hielo−. Tú y yo bajaremos con ellos y defenderemos esa parte del reino.

−Usted no puede pelear en la batalla, su majestad, lo mejor es que espere en la sala del trono −me contradijo sacando su espada−. Si somos derrotados, al menos el ejercito de su padre tiene que verlo con vida para que quieran ayudar en la guerra, por favor.

A regañadientes obedecí y tuve que ver cómo Jung Kook se iba por el pasillo, solo me quedaba ordenarles a todos que estuvieran listos para las ordenes que yo dé. Si lograba sobrevivir a esta guerra haría todo para encarcelar a los ancianos del consejo por haber declarado la guerra sin esperar que al menos nos dieran noticias de ella.

El palacio era un caos, las damas de la corte corrían por todas partes preparándose para ser enfermeras de los heridos, mas no veía ni una sola forma de miedo en sus ojos, ellas eran guerreras en todo el sentido de la palabra, me recordaban a mi madre que tenía el cabello palteado por culpa de haber usado mucho sus poderes en batallas que la dejaron agotada.

Un grupo de guardias aparecieron en el pasillo y se dirigieron hacia mí, con Yoon Gi como su general, él había decidido que deseaba tener un ejercito a su mando al igual que Jung Kook, por lo que yo solo le cedí aquel deseo en agradecimiento por decirme que mi esposa estaba viva.

−Su majestad −dijo Yoon Gi haciendo una reverencia algo exagerada−. Tenemos que actuar lo antes posible, ya casi llegan a la segunda muralla y asesinaron al hijo de un general.

−Muy bien, manden al ejercito de la plaza a proteger la segunda muralla −respondí sintiendo que la sangre se me congelaba en el cuerpo−. Usted, general Min, quiero que proteja toda la parte del palacio, que no logren entrar a las catacumbas o habrá más muertes.

−Ella entró al templo de los herejes que buscan al dios oscuro Maelis −susurró solo para mí y yo lo miré confundido por la sorpresa−. Los ancianos lograron llegar a ella, pero no a tiempo, los estamos buscando para traerlos ante usted, si desea podemos ejecutarlos.

−No, quiero verlos y saber qué es lo que planeaban hacer con ella si la atrapaban −caminé por el pasillo−. Manda una parte de los guardias a la parte de las catacumbas, creo que esos cobardes pueden estar ahí.

− ¿Quiere a alguien en especial si los atrapan? −preguntó Yoon Gi esta vez en voz alta.

−Sí, dile a Tae Hyung que debe estar presente cuando los encuentren, los vamos a encarar juntos −abrí una puerta que daba a un pasadizo directo a la sala del trono−. Tú haz lo que puedas para proteger este reino, y en lo posible encuentra a Jung Kook para protegerlo de ataques sorpresa.




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