(Ji Min)
Los guardias hicieron lo posible por bloquear la puerta, y pude ver en la abertura que se creaba con cada golpe que daban los enemigos, una luz brillante, iban a incendiar la puerta para poder entrar, tenía que hacer algo pronto o entrarían y de paso herirían a los guardias.
Me puse de pie y sin acercarme apunte a la abertura de la puerta, saqué todo mi poder, el hielo salió de mi mano derecha para congelar madera y hierro, logrando que la puerta ni siquiera pueda moverse un poco con los golpes, me maldije a mí mismo por no haber intentado eso antes, por no haber fortificado las murallas o las entradas del palacio. Pero podía hacer lo mismo con las puertas de la sala del trono, congelando todo lo que podía sellar para al menos ganar tiempo.
Sin embargo, aquel extraño frío que sentía en el corazón de nuevo aparecía, era más frío que antes y más envolvente. Lo ignoré para seguir protegiendo este último lugar. Y entonces, pensé en lo peor, si ellos habían logrado llegar hasta aquí, significaba que habían derrotado a Yoon Gi y Jung Kook. Si lo habían logrado, entonces estaban muertos y ¿cómo le diría eso a mi esposa? Jung Kook era como su hermano.
Un muro oculto entre las sombras se abrió como si se tratara de una puerta, era un pasadizo secreto en el palacio, y de ahí salieron Yoon Gi y Tae Hyung, ambos me miraban sorprendidos por lo que estaba pasando, pero yo estaba aliviado de verlos, y aún así, me faltaba Jung Kook, tenía que estar vivo o ella sufriría mucho. Y antes de que pudiera decir algo, un color rojizo llamó mi atención, era un cabello rojizo y rizado que le pertenecían a una chica, la única que había visto en los tres reinos con ese cabello, era la hija del herrero, aquella que Jung Kook veía en secreto, la que sin duda podía saber dónde estaba.
−Yo te conozco pelirroja, eres la hija del herrero, te llamas Giselle −dije tomándola de la mano con un poco de fuerza, ella me miró asustada−. Tranquila, solo dime si viste a Jung Kook.
−Él me trajo aquí y luego se fue para proteger la segunda muralla, pero desde entonces no lo he visto −respondió preocupada al darse cuenta de lo mala que era la situación−. Yo sé que estará bien, nunca vi a nadie manejar una espada como él y mi padre le obsequió una espada especial.
La solté lentamente y la dejé irse, ella tenía razón, Jung Kook era uno de los mejores espadachines según todo el reino, e incluso lo había visto entrenar un par de veces. Tae Hyung y Yoon Gi se acercaron a mí para ver si estaba bien.
−Parece algo alterado, su majestad −dijo Yoon Gi mirando mi mano−. Traje al hechicero como me dijo, pero sé que los ancianos están ahora en el calabozo.
−Sí, pero podemos hablar con ellos ahora mismo si lo deseas Tae Hyung −los miré para que no creyeran que estaba loco−. Al parecer puedo dejar que tú decidas lo que pasará con ellos, hechicero, después de todo, te usaron para asesinar a los padres de Earthia.
−Supe desde hace seis meses lo que hicieron, no puedo cambiar lo que pasó o pasará, su majestad −respondió Tae Hyung mirándome con tristeza−. Pero no es por eso que estoy aquí, accedí a venir para hablar con usted −miró a Yoon Gi con cautela−. Si lo prefiere, quiero una audiencia privada con usted.
−Está bien, pero no puede tardar mucho porque si no lo haz notado, hay una guerra −comencé a caminar hacia el pasadizo secreto con detrás de mí−. Si te pidiera que pelees por nosotros con tu magia ¿lo harías?
−No su majestad, no puedo interferir por nadie que pertenezca a la tierra de hielo o fuego −su voz era tan calmada que me irritaba−. Pero pelearía si la reina me lo pidiera, y me temo que no le serviría de mucho.
Llegamos al pasadizo y cerramos la puerta para que nadie pudiera seguirnos o escuchar la conversación que tendríamos, Tae Hyung de por sí era muy misterioso, sin embargo, esto parecía muy importante para él.
−Sé lo que le está pasando, su majestad −soltó en cuanto la puerta se cerró−. Aquellas olas de frío en el pecho que lo están desconcertando, y esa sensación de que nada importa más que la felicidad de ella.
−No me pasa nada, solo es mi poder protegiendo mi cuerpo −me defendí volteando los ojos−. Y lo de ella es porque es mi esposa y la amo, no quiero que sufra.
−No es nada normal lo que le está pasando a su corazón, les ha pasado a otros como usted con el hielo −me agarró la mano con fuerza−. Sus poderes congelaran su corazón hasta que ni siquiera ella sea importante para usted si sigue usando sus poderes de manera desmesurada.
−Tengo que proteger un reino y solo hay una forma, y es usando mis poderes −levanté la voz un poco por la molestia de que me dijera qué hacer−. Nunca dejaría que mi esposa no sea importante para mí.
−Solo cuídese −dijo y se fue entre las sombras.
Salí de ahí sintiendo que la furia me estaba consumiendo, por alguna razón me tomaba muy personal que Tae Hyung creyera que no puedo cuidarme o que me dijera que usar mis poderes era peligroso.
Los golpes en la puerta me trajeron de nuevo a la realidad, todo se estaba yendo al demonio, y el hielo se estaba quebrando poco a poco. Sabía que solo era una solución temporal, no podría pelear contra el tiempo, pero yo era muy poderoso, había heredado el poder de la diosa Iceline, por lo que no me atraparían fácilmente.
− ¡Sabemos que el rey Ji Min esta ahí! −gritó el rey Nam Joon−. ¡Ya no van a poder protegerlo por más tiempo!