Corazones Estrellados

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"Llegadas y malentendidos"

Harry.

Le terminé de contar la historia a Abby de principio a fin, incluso llegue a ser sincero respecto al tema de mi adolescencia.

Nunca me había abierto así con nadie.

Pero desde que ella llegó a mi vida, me siento otra persona. Soy diferente.

Ella me hace sentir mejor conmigo mismo.

—Harry, siento que tengas que lidiar con esto. —comenta apenada y extiende sus manos alcanzando las mías. Estamos en el asiento del avión, este mismo está apunto de despegar con destino a Bulgaria. —Hum, tal vez podrías darle una oportunidad. A lo mejor ha cambia-no le da tiempo a terminar la frase porque me suelto de su agarre y le espeto.

-Abbs, se que tienes buenas intenciones. Te lo agradezco, pero esa mujer no se merece una oportunidad. -dije convencido. Y no había nada que pudiera decirme que pudiera hacerme cambiar de opinión al respecto.- Le di muchas en su día, y ha faltado mucho tiempo en mi vida como para que ahora venga a reclamar algo, que ni siquiera le pertenece.

Abby me mira perpleja y luego asiente con la cabeza. —Perdón Harry, no tenía ni idea. Todo irá bien. ¿Vale?—dice con una pequeña sonrisa en sus labios, asiento y deposito un pequeño beso sobre este. —Harry... -añade sonrojándose— estamos en público. -me río leve de la situación, y ella se tapa la cara avergonzada.

—No tienes que avergonzarte, no soy tan feo—digo señalándome para molestarla. Ella alza una ceja y se ríe. —Bueno, por lo menos te he echo reír.

—Harry, esto es reciente para mí. Déjame acostumbrarme —dice con seriedad en su voz. —Es solo que... quiero que esto funcione.

Tomo sus mejillas para acariciarla y echo un mechón de su cabello hacia detrás. Cuándo de repente el sonido del altavoz hace que casi perdamos medio avión los tímpanos.

—¡Pasajeros, abróchense sus cinturones! El avión despegará en menos de un minuto.

Me lo reviso por si acaso. Ambos tenemos los cinturones abrochados, la miro y resoplo.

Cualquier día de estos me da un ataque, estos sitios son de lo peor.

—¿Harry?—Pregunta Abby. Levanto la cabeza para mirarla. —¿Puedo dormir en tu hombro?—su pregunta me toma por sorpresa, asiento con la cabeza.

-Claro. Pero, procura no roncar. El avión podría caer hacia abajo si lo haces demasiado fuerte...-digo bromeando.

Ella me mira aterrorizada por mis palabras y abre los ojos como platos.

La veo nerviosa.

—Mejor me quedo despierta. —dice poniéndose los auriculares en su oreja. Enciende el móvil y la veo entrar en una app de música descargada, después apaga el teléfono y reproduce su música desde ahí.

-Abby, era broma.—digo tratando de calmarla.

-No me digas -dice con media sonrisa. -Era evidente Harry-alza una ceja y acto seguido rueda los ojos.

Esta chica me vuelve loco.

**

El avión despegó hace una hora y hasta ahora a penas he podido pegar ojo. Se que es temprano, pero me tengo que adaptar al horario de allí.

Abby en cambio, ha cerrado los ojos alguna que otra vez. Aunque no se si habrá podido dormir algo. Aunque sea ella esta descansado, un poco.

La gente en estos lugares suele estar viendo películas, escuchando música que tienen descargadas en los móviles.

Pero a mí se me olvidó descargar música y no tengo netflix para descargar películas. Al menos no en el móvil, así que estoy un poco aburrido.

Aunque me distraigo cuando veo a la azafata moverse de un sitio a otro, su uniforme es extremadamente sexy. Me pregunto cómo sería ver a Abby vestida de azafata.

Seria la azafata más reclamada del avión, de eso no me cabe duda. No paraba de imaginarlo y cuánto más lo imaginaba más deseaba cumplir esa fantasía.

Me preguntaba si en este viaje descubriría algo más sobre ella, podía aprovechar para aprender nuevas culturas. Bulgaria nunca fue un lugar que me llamase la atención, pero eso era porque no tenía ni la menor idea de lo que me estaba perdiendo.

A la chica más hermosa del planeta.

No exagero, Abby es encantadora, tiene talento en el dibujo, aunque la verdad eso lo sé porque cotilleé sus dibujos alguna que otra vez mientras no observaba.

Se que le gusta pintar mucho. Su primo siempre me contó que una prima suya pintaba todo el día, y si sus padres no le llamaban para comer o dormir, ella hubiera seguido aún más tiempo.

Sin duda eso es pasión. Aunque, también. Puede llegar a ser un poco obsesivo. No se puede abusar demasiado de una cosa, y tampoco dedicarle poco tiempo. Hay que encontrar un término medio.

Abby finalmente se despierta. Suelta un leve bostezo a mi lado y se refriega los ojos con la mano. —Buenos días —dice con una voz relajada y soñolienta. —¿Cuánto he dormido?—pregunta exaltada al ver que es de día.

—Pues más o menos dos horas. No te preocupes, te quedaste frita y no quise despertarte. No sabía cómo serías... normalmente, cuándo despierto a alguien siempre me responde mal —admito recordando todas las veces que tuve la obligación de despertar a Wyatt e incluso a mi hermanastra Karen.

Sin darme cuenta sonrío.

—Bueno, no soy tan histérica. Tal vez te hubiera dicho "déjame dormir un poco más". Pero, a tal punto de hablarte mal, debes haber hecho algo aún más horrible que despertarme así.

—¿Cómo qué?

Abby frunce el ceño y mira hacia un punto fijo. —Como pintarme en la cara. Eso sería desastroso, o imagínate echarme un cubo de agua helada por la cabeza. —tirita de frio de solo pensarlo.

Menudas alocadas ideas andaban por su cabeza. Desde luego tenía mucha imaginación, pero, diantres. ¿Por qué nunca se me había ocurrido con Wyatt?

A ese chico no hay quien lo levante cuando se lo propone, y le da igual incluso que le destape o, le levante la persiana y abra las cortinas, para que llegue la luz.

Es muy cabezota.




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