18. Cena familiar.
Abby
Mis mejillas siguen acaloradas ante aquella situación. Mi mirada se desvía hacia los ojos azules de Harry. Le sonrío, y él me devuelve la sonrisa. Ambos estamos incómodos y tensos ante mi hermano, él parece preocupado. Un comportamiento extraño en él.
—Doy por hecho que es un sí. ¡estáis juntos! —dice gritando exaltado. Yo me tapo la cara de vergüenza, tratando de contener la risa.
—No, Ethan. No estamos juntos. Somos muy buenos amigos, solo fue una confusión. —dije evitando el tema. Harry me miró decepcionado por mi respuesta y agacho la cabeza.
Por un lado, me sentí culpable.
Algo si había entre nosotros dos, pero exactamente no lo habíamos calificado en ningún término.
Nos besamos. Pero, no me ha pedido oficialmente que sea su novia.
Y yo tampoco lo he hecho, sé que deberíamos hablar sobre el tema.
Pero, no creo que el lugar idóneo sea en este viaje. Me preocupa que se sienta incómodo o ambos discutamos sobre el tema.
No quiero presionar a nadie. Mejor dejar las cosas así hasta que volvamos a Londres.
Cogí el nórdico azul marino del armario y fui directa a la habitación que mi madre había acomodado para que Harry se quedase estos días.
Se lo di y entre los dos pusimos la funda blanca y las sábanas. Por último, añadimos el nórdico azul y tapamos el cojín con este.
Harry y yo intercambiamos miradas. Él estaba serio, y me miraba tratando ver más allá de mí atravesándome con la mirada.
Miré hacia abajo al darme cuenta y mordí mi labio inferior. No quería que viera lo confusa que me encontraba en ese momento, sobre todo incómoda.
La situación era demasiado incómoda.
No era sólo porque no sabíamos que hacíamos. También era porque todo se había ido fuera de control.
Finalmente tomé la iniciativa para hablar.
—Harry, creo que podríamos dar un paseo por la playa. ¿Qué te parece? —pregunté, con una sonrisa. Él asintió y se puso su abrigo metiendo sus manos en los bolsillos. —Bueno, entonces hacemos eso.
Él tomó mi mano y me atrajo hacia agarrando mi cintura. Me miró a los ojos fijamente y pego mi cuerpo junto al suyo cerrando la puerta.
Trague saliva. No podía estar más nerviosa. ¿Por qué había cerrado la puerta?
¿Estaba enfadado?
—Abby, me parece que tenemos un tema pendiente del que hablar. ¿No crees? —cuestiona.
No podía haber elegido un momento menos oportuno que este. Mi hermano estaba en casa, y no es que me importase realmente. Pero, no estoy segura de que le hiciera gracia.
Sobre todo, porque aún no sé cómo llamar a esta relación. Si es que acaso tenemos una.
—No sé de qué me hablas. Pero, deberías soltarme—dije intentando alejarme de él y dando un paso hacia atrás.
Casi me choco con la puerta.
—Abbs, ¿a qué vino eso de que somos amigos? —alza una ceja y se cruza de brazos. —¿Es lo único que sientes por mí? Amistad...
Auch. Eso había sido un poco duro. Entiendo que estuviera dolido con mis palabras, pero no podía hacer otra cosa.
Estamos en un punto intermedio, ni él ni yo hemos dado el paso de poner una etiqueta a nuestra relación, creo que después de la última relación que tuve, me lastimaron tanto, que tengo miedo de que vuelva a ocurrir.
No había caído en que no es la palabra que más me gustaría escuchar tratándose de él. ¿Pensara que solo quiero ser su amiga?
Pues a ver, tampoco le he hecho pensar lo contrario.
Primero, el beso que me dio en el avión me tomó por sorpresa, estábamos en público y no supe cómo reaccionar.
Después el pesado de mi hermano apareció y me cuestiono respecto a él.
Yo no supe que decir, porque aún no habíamos hablado nada de esto.
Y ahora... ahora Harry estaba intentando hablarlo conmigo.
Y yo solo quería huir.
Tonta. Tonta. Tonta.
—Eres más que un amigo Harry... yo, es solo que, no supe que decirle a mi hermano.
—¿Por qué no?
—Porque aún no hemos hablado sobre nosotros, Harry. Y no quiero confundir las cosas...
—Abby, me gustas.
—Harry, tú a mí también me gustas.
—Entonces, ¿cuál es el problema?
—No es que haya un problema, es que aún no somos nada oficialmente.
—¿Acaso tienes que poner etiquetas a todo lo que haces? —pregunta escondiendo una sonrisa burlona sobre sus labios.
Frunzo el ceño. Ahí tenía razón, no tenía por qué hacerlo.
Algo dentro de mí corazón me decía que tenía miedo, miedo a dar un salto más. Miedo a que mi corazón o el suyo acabaran rompiéndose de alguna manera, pero aun así me gustaba hacer las cosas oficiales cuando lo eran.
Porque si no me estaba dando a entender que nuestra relación o lo que estuviéramos teniendo en este momento no iba a durar.
—No es eso. Olvídalo, tu no lo entenderías.
Le doy la espalda y cuándo voy a irme me toma del brazo y me frena posicionándome en frente de él, y haciendo que lo mire a los ojos fijamente.
—Entonces, explícamelo. —acaricia mi mejilla derecha, puedo sentir sus dedos rozando mi piel y haciendo que me estremezca con cada caricia.
Su contacto hace que me pierda del mundo en todos los sentidos.
—Es que hace mucho tiempo que no salgo con nadie, y tengo miedo de que para ti solo sea una más. —añado preocupada. Por un momento agacho la cabeza, pero él enseguida me la levanta tomándome de la barbilla y haciendo que nuestros ojos se encuentren una vez más.
—¿Crees que solo te veo como una más? —pregunta con una sonrisa de lado. —Es cierto, no te lo he pedido oficialmente. Pero, porque pensé que te lo había dejado claro.
—Bueno, es que me besaste en aquel avión. Y... me confundí. Porque lo nuestro parece más una relación abierta, y no aclaramos nada.
La confusión en mi tono se hace evidente. No quería acabar mal esta conversación, y tampoco sabía qué hacer.
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Editado: 21.04.2021