Corazones imperfectos (2024)

CAPÍTULO 15

Cuando despertó, dos pares de ojos la observaban con atención. Unos verdes, pequeños y alegres y los otros dorados, maduros y enfadados.

—Hola—los saludó sin saber que decirle a su tío Ángel que la miraba con el ceño fruncido.

—¡Qué bien que has vuelto tan pronto de tu viaje!—Camila la abrazó con fuerza.

—¿Me habéis echado mucho de menos?—se alegraba tanto de ver a la pequeña que la subió a su regazo.

—No deberías hacer ningún esfuerzo—la riñó su tío.

—¿Estás malita Candela?—la niña se había dado cuenta.

—Un poquito sólo—la besó en la cabeza.

—Umm, por eso has vuelto tan pronto del viaje. Yo te voy a cuidar hasta que te pongas buena ¿Vale?

—Vale cielo. ¿Me dejas un ratito sola con mi tío?—le pidió.

—Sí, iré a hacerte un dibujo y luego te lo traigo—Camila se bajó de la cama.

—Gracias cariño—permanecieron en silencio hasta que la pequeña salió de allí—Vamos, te escucho, seguro que tendrás muchas cosas que decir.

—¿Te has vuelto loca? ¿Cómo se te ocurre irte del hospital en tu estado? ¡Casi me muero del susto cuando he llegado y he visto tu habitación vacía Candela!

—Estoy bien. ¿No me ves? No pasa nada—trató de quitarle hierro al asunto, pocas veces había visto a su tío tan enfadado—Estoy harta de que todos me echéis la bronca.

—¿Todos? ¿Quiénes?

—Primero Pablo y luego tú—le aclaró—Y tal y como le dije a él, soy una mujer adulta y hago lo que quiero y no le tengo que dar explicaciones a nadie—se cruzó de brazos.

—Siento decirte que a pesar que a ti y a mí no nos une ningún parentesco, para mí siempre serás mi niña y por supuesto que siempre me voy a preocupar por cualquier cosa que te pase. Y me da lo mismo lo adulta que te creas. ¿Te queda claro?

—Sí tío, me queda claro—no conseguiría nada llevándole la contraria—Imagino que ya sabes todo lo que ha pasado con Lidia ¿No?

—Sí, y estamos haciendo todo lo posible por ayudarla—tomó a Candela de la mano—Sé lo importante que es esa chica para ti.

—Gracias…Y perdona por haberte asustado, no era mi intención—le dio un ligero apretón cariñoso—No lo pensé, sólo quería ir a ver a Lidia saber si estaba bien.

—No importa cariño. Pero la próxima vez, avisa a alguien—sonrió mientras la miraba—No quiero ser pesado, pero quiero asegurarme que estás bien. El médico viene en camino…

—¡Pero tío, no es…!—lo interrumpió.

—Es necesario. Lo he hecho para que no tengas que volver al hospital, la madre superiora está de acuerdo conmigo. Tienes que concederme esto después del susto que me has dado.

—¡Qué remedio!—clamó al cielo haciendo reír a su tío.

Ángel la acompañó hasta que llegó el cardiólogo y él prefirió permanecer fuera. Esperaba con toda su alma que Candela estuviera bien, era demasiado joven y tenía mucho que vivir.

Desde que la conoció siendo tan sólo un bebé, le había robado el corazón. Siempre supo que la relación de Miguel y Carolina no la salvarían teniendo un segundo hijo después de todo lo que pasó, y el tiempo le dio pronto la razón. Para sus padres Candela fue más un problema que una solución, a pesar de eso, él había hecho todo lo posible para que la niña se sintiera querida siempre.

Ángel nunca tuvo una pareja estable ni tampoco hijos, pero su sobrina era lo más parecido a una de ellos, y no podía sentirse más afortunado por eso.

Durante los últimos seis años, estuvo tentado muchas veces a llevársela a casa y tratar de convencerla que se quedase con él, pero nunca lo llevó a cabo por Candela, era una persona orgullosa para esas cosas y conseguiría alejarla aún más de él. Al menos sabía que estaba bien a pesar de sus carencias económicas y ahora que por fin se habían reencontrado, respiraba tranquilo.

Mientras esperaba, Pablo venía en su dirección. Cada vez tenía más claro que a ese chico le gustaba su sobrina, por mucho que quisiera disimularlo. No lo culpaba, Candela era un ser humano excepcional y una chica preciosa. Lo mantendría vigilado hasta saberlo todo de él, ya había contactado con una persona para que lo investigara.

—¿Está todo bien?—Pablo llegó hasta él.

—Sí, el doctor esta con Candela, yo mismo lo llamé, quería quedarme tranquilo—el muchacho se quedó parado frente a él con las manos en los bolsillos—Mi sobrina está bien, enfadada con nosotros, pero bien, eso sin duda es la mejor señal.

—¿A qué te refieres con «nosotros»?

—No le gusta que la agobien y le digan lo que tiene que hacer. Yo lo hice y al parecer no fui el primero o eso me dijo. Te agradezco mucho que te preocupes por ella, me quedo tranquilo sabiendo que alguien además de mí, la cuida.

—Yo no…¿Por qué piensas eso?—ese hombre sabía demasiado.

—No lo pienso, lo veo—le palmeó la espalda con fuerza—Pero estaré atento por si la cosa cambia—fue una advertencia velada—Voy a ver si el médico ha terminado con mi sobrina.

Ángel se marchó dejándolo plantado en el jardín. ¿Acababa de amenazarlo? Primero le estaba agradecido por preocuparse por Candela y luego lo amenazaba si las cosas «cambiaban» Pablo no entendía nada, pero no dejaría de hacer cosas si le nacían hacerlas, aunque debía ser cuidadoso.




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