El resto del día, Candela estuvo muy callada y pensativa. Por más que Alan y Pablo intentaban mantener una conversación con ella, fue imposible.
Después de la cena, se fue a dormir alegando un fuerte dolor de cabeza, les deseó buenas noches a los dos y desapareció de la cocina. Una vez lo recogieron todo, padre e hijo subieron para acostar al pequeño.
—¿Ha pasado algo hoy con tu madre?—Pablo estaba muy preocupado por ella, sólo esperaba que Ángel no hubiera ido a buscarla a ella también para molestarla.
—Estábamos terminando de pintar el despacho, cuando llegó una señora.
—¿Una señora?—al menos no había sido su padre—¿Quién era?
—No lo sé papá—aún se le hacía raro que Alan lo llamase así, aunque no le disgustaba en absoluto—Lo único que te puedo decir es que al principio mamá estaba muy seria con ella y al final terminaron abrazadas. Después esa mujer nos trajo a casa. No sé mucho más, estuvieron hablando mucho rato pero no sé de qué, mamá siempre me manda hacer algo para que no escuche sus conversaciones—se quejó—¿Sabes quién puede ser?
—La verdad es que no—lo ayudó a ponerse el pijama y lo metió en la cama.
—Ve con ella, seguro que a ti te lo cuenta y puedes ayudarla a que vuelva a sonreír. Hoy puedo dormirme solo.
—Eres el niño más generoso del mundo—sonrió—Buenas noches Alan.
—Buenas noches papá—el pequeño vio a su padre irse de la habitación para entrar en la suya.
Pablo entró y cerró la puerta tras él. Encontró a Candela sentada en la cama con la espalda apoyada en el cabecero de la misma. Estaba seria, como hacía mucho que no la veía.
—¿Alan está dormido?
—Aún no, pero quiso que viniera contigo. Sabe que te pasa algo, y yo también lo sé—se sentó junto a ella y frotó su brazo lentamente—La mujer que fue a verte…¿Era tu madre?
—Sí, mi madre fue a visitarme esta tarde…Jamás pensé en que ella se interesaría por algo que yo hiciera. Ha sido…raro.
—Supongo que no ha sido sólo su presencia lo que te tienes en este estado de mutismo ¿No?
—¿Adivina qué?—preguntó en tono sarcástico—Mi madre me ha revelado un nuevo secreto del pasado—escupió con rabia—Estoy harta Pablo, ni imaginas cuanto. Desde que me lo ha contado, tengo la cabeza hecha un lío respecto a ella.
—Mírame Candela, pase lo que pase, aquí estaré siempre. Puedes contármelo si quieres—besó su mano y la miró con los ojos llenos de amor.
Ella lo abrazó con fuerza, Pablo era el único que jamás le había fallado, el que siempre estaba ahí, a su lado. Junto a Alan, él era lo mejor que le había pasado en su vida.
—Gracias—posó una mano sobre su mejilla—A diferencia de mi familia, a mí no me gusta ocultar nada y mucho menos a ti.
—Se agradece la confianza—añadió haciéndola sonreír un poco.
—Todo empezó cuando mis padres y Miguel se conocieron en una fiesta, eso ya lo sabía porque mi padre ya me lo había contado. A él le gustó desde el primer momento, pero ella no se dio cuenta de nada. El tiempo fue pasando y por una serie de circunstancias, ellos se fueron conociendo hasta que se enamoraron perdidamente el uno del otro.
—Parece todo bastante normal…
—Esa parte sí, ahora viene lo complicado. Mi padre y Miguel eran mejores amigos y él cometió el error de contarle que estaba enamorado de mi madre y que era totalmente correspondido—le explicó—Los tres se hicieron muy amigos y todo iba bien…Hasta que un día, el desalmado de Miguel le hizo creer a mi madre que mi padre los estaba esperando en un sitio y que había pasado a recogerla para llevarla ahí. Ese hombre la engañó, y se la llevó a quien sabe donde…para abusar de ella.
—Maldito hijo de…
—Lo es—lo interrumpió a tiempo para que no terminara la frase—Esa vez fue la primera de muchas…La amenazó con que si se lo contaba a alguien, le haría daño a mi padre. Miguel le hizo eso siempre que le apetecía y al final ella tuvo que dejar a mi padre para casarse con ese tipo. Ella estaba embarazada de mi hermano y mi padre desapareció por años.
—Entonces ¿Cómo es que tú existes si ellos se dejaron de ver?
—Esa es la segunda parte de la historia…Él volvió años después, pero sin intención alguna de buscarla, pero tenían amigos en común y coincidieron unas cuantas veces e inevitablemente volvieron a hablar. Según me contó mi padre hace años, ella fue a buscarlo para pedirle perdón por lo que hizo en el pasado. Una cosa llevó a la otra y bueno…ya sabes—era demasiado raro hablar de las intimidades de sus padres—Estuvieron juntos en secreto un tiempo, y mi madre había tomado la decisión de divorciarse de su marido sin decirle el motivo. Cuando lo hizo, ese psicópata lo sabía todo y una vez más la amenazó con matar a alguien, esta vez a Gonzalo. Lo apuntó con una pistola mientras dormía para el horror de mi madre, no le quedó más remedio que ceder y volver a olvidarse de su amor por segunda vez.
—Apenas puedo creer lo que me estás contando. Nunca quise preguntar pero ¿Por qué ese hombre tenía tanto poder? ¿A qué se dedicaba?
—No te sabría decir con exactitud. Se supone que era director general de una multinacional, pero imagino que eso sólo era la tapadera de algo turbio. Recuerdo que a veces venían a casa hombres que me daban miedo, vestían de negro y llevaban armas y eso…Miguel era un hombre muy poderoso y peligroso.