Kira Weigart
Pan y agua... es todo lo que me han dado dentro de este calabozo de mierda, llevo encerrada dos días, me han asignado un abogado de oficio que en vez de ayudar creo que igual quiere encerrarme, también me han dicho que puedo realizar una llamada telefónica, pero no tengo a quien llamar, por primera vez en la vida me encuentro sola, sin amigos, sin familiares, y con un montón de psicópatas de mierda persiguiéndome día tras día. Como no logre salir de esta maldita celda terminaré volviéndome loca, y el estrés de saber que estoy siendo inculpada no ayuda para nada, entre murmullos de los oficiales que hacen guardia escuché que toda la evidencia apunta en mi contra, cuando me atraparon mi ropa estaba manchada de sangre, misma sangre que según los análisis pertenecía al cadáver que encontraron frente a mí, también encontraron el arma homicida, que igual tenía mis huellas digitales y no tengo ninguna coartada que me libere porque me encontraron en la escena del crímen, aunque no recuerdo como llegué a esa bodega, y mucho menos sé como llegó ese cadáver ahí, pero nadie me va a creer, la verdad aquí no importa cuando la evidencia les dice todo, además, es más fácil engañar a la gente, que convencerlos de que han sido engañados.
-Kira Weigart, a la sala de interrogatorios - me dice un oficial mientras abre la celda, me levanto y lo sigo a una pequeña habitación con paredes grises, un gran espejo en la pared y únicamente una mesa con tres sillas en su interior, dentro logro ver a un policía que supongo es quien está llevando mi caso, y en la silla del frente a mi abogado, por lo que tomo asiento junto a él y dejo que me quiten las esposas. Cuando el oficial que me trajo se retira y cierra la puerta se forma un silencio incómodo en la sala, al menos para mí, que ya me he resignado a que no saldré libre de este maldito hoyo, y las caras de las personas junto a mí solo me lo confirman.
Justo ahora quiero romper todo, quiero llorar, quiero emborracharme, quiero simplemente saber que clase de sentimiento estoy sintiendo porque realmente no sé si es decepción, nostalgia, ira o tristeza. Decepcionada de este mundo de mierda, de las personas sin escrúpulos que lo habitan, de esos cuervos con cara de oveja que no hacen más que herir a personas inocentes; Nostalgia por todo lo que me ha tocado perder por culpa de esos desgraciados, por aquellas personas que dieron su vida por mí en el proceso, sacrificio que fue en vano; Ira porque de una forma u otra, esos imbéciles se están saliendo con la suya, mientras que yo estoy en esta sala siendo inculpada por cosas que no he hecho, pero tampoco tengo pruebas para demostrar mi inocencia, solo mi supuesta culpabilidad; Tristeza porque no me lo merezco, en realidad nadie se lo merece, este sufrimiento, este dolor innecesario, yo solo quería tener una vida normal como una chica común y corriente, ¿Tan difícil era dejarme únicamente con los típicos problemas adolescentes? Pero no, aquí me encontraba, a mis 19 años de edad, agregando algo más a la lista de errores de mi vida.
- Señorita Weigart, la pondré al tanto del proceso de investigación, como usted ya sabe, se le acusa de homicidio, de matar a un hombre cuya identidad aún es desconocida, la hemos encontrado con su ropa ensangrentada frente a la víctima, hemos tomado muestras de sangre y ambas coinciden, también hemos encontrado el arma homicida, lo ha asesinado con un cuchillo que al momento del arresto permanecía enterrado en la cabeza del difunto, arma que mantenía sus huellas, fuera de la bodega habían cámaras, se le vio entrar, sola, por lo que la víctima debió estar ahí desde días antes ya que, no tenemos grabaciones de su persona, lo que es lógico si tomamos en cuenta que esas cámaras de seguridad solo contienen material del día del arresto, como verá, toda la evidencia señala que usted es culpable y ante un juez, el resultado de este caso sería obvio, pero aún así, necesito saber su versión de los hechos, por tanto, tiene algo que declarar a su favor?
-Yo no lo maté - le digo mirándolo a los ojos -, yo no lo hice, soy inocente, por favor, debe creerme...
- Sabe usted, ¿Cuántas veces he escuchado esa frase en esta misma sala?
- No sé que ha pasado, oficial, pero le digo que yo no lo hice. No recuerdo nada, no recuerdo como llegué a esa bodega, no sé de quién era el cadáver, lo único que le puedo asegurar es que yo no lo hice, no soy una asesina.
- Si no sabe que ha pasado, ¿Qué es lo último que recuerda, antes de estar en la bodega?
- Recuerdo estar en el aeropuerto, hacía todo el proceso para abordar el avión, todo estaba bien, iba por el pasillo que me llevaría a la pista de abordaje, pero antes de cruzar la puerta un hombre me detuvo, y luego de eso solo hay oscuridad, cuando desperté ya estaba en la bodega, buscaba una salida, pero vi el cadáver y me quedé en shock, fue entonces cuando ustedes llegaron y pues, ya se sabe el resto.
- Lo único que sé, señorita Weigart, es que en estos dos días hemos investigado cada uno de sus pasos, vimos la cinta del aeropuerto, el hombre que usted vio al final del pasillo solo estaba de paso, pasó junto a usted, pero no se detuvo, sin embargo, usted sí lo hizo, se dio la vuelta y lo siguió hasta la salida del aeropuerto, fue entonces cuando usted tomó un taxi que la dejó en la bodega, entró y de ahí salió arrestada. El taxista fue quien nos llamó, reportó llevar a una pasajera un tanto sospechosa, la cual se quedó en una zona apartada, y dijo que dentro de la bodega se escuchaban gritos, pero es mucha casualidad que usted con todas las pruebas en su contra no recuerde nada de esto.
Editado: 02.12.2021