Corazones Rotos || Parte 1, 2 & 3 + Extras

1. EMMA OLIVER

 

CAPÍTULO UNO 

 EMMA OLIVER

 

 

Que el profesor me sentara conmigo era una pésima idea, el chico estaba entre escuchando al mexicano y querer conversar conmigo y eso no me gustaba. No podía ignorarme y que mi estabilidad emocional este a salvo con tremenda guapura a mi lado.

El profesor nos estaba explicando como era la cultura del idioma en Mexico, España, Venezuela, Colombia y de Argentina que me sorprendía con lo diferente que era la mía. Como en Mexico, que hablan mucho con "wuey"; el de España, que hablaba con un acento que me encantaba; Venezuela y su "chama"; Colombia y su acento coqueto como "mamacita" o el simple "Parce" y por último el Argentino, como un acento más rápido. Hay muchos países que su acento y significado de palabras que me quedo con los que sé... porque luego me sacaron.

Manuel paraba molestándome a cada rato que me moleste y le dije, —Deja de molestar Manuel

¿Qué? Solo estoy moviendo sin querer quitar tu paciencia, tú sigue en clase

Al parecer, para él, su folder de idiomas era todo un éxito y quería mostrármelo pero cada paso que hacía era para que la punta de su maldito folder me haga cosquillas.

Error. Sí me estás molestando, para con eso

—Ok disculpa, pero no puedo decir que no eres antipática

—Si te molesta mi presencia vete de mí asiento —dije e inglés y me arrepentí porque una chica de la esquina me vio y me cayó con la mirada

—¿Por qué estás molesta? Será porque te vi y lo recuerdas...

¡Ha sido algo último, obvio que lo voy a recordar!

Definitivamente me quito la paciencia este chico.

—No lo digas, mi cabeza no me da para más. Vete quiero estudiar.

¿Ah sí? Pues yo te veo dibujando un esqueleto en tu cuaderno —señala mi dibujo

—Eso es porque no me dejas otra cosa que hacer

Ya te pedí disculpa. Pero lo que quiero saber es... ¿no lo recuerdas?

—Sí lo recuerdo, solo que eso que paso, simplemente bórralo de tu cabeza

Manuel bajo la cabeza triste, en ese instante no sabía lo que le pasaba así que dije... en inglés.

—Olvida lo que paso en la mañana y todo estará en paz ¿okay?

—Ese día, te vi, pero no lo recuerdas. Estaba claro, pero sabes algo, no me importa. Cumplí mi promesa

—¿Qué? ¿De que hablas?

Que bueno que hablen y se conocieran pero estas no son horas, Emma sabes muy bien la falta que estás haciendo con hablar en clase sin que el profesor no te dé la palabra

—Manuel también hablo...

Pero él recién llegó a la escuela, tú estás desde primaria estudiando

Demonios

—Profesor, él me estuvo molestando... —dije de nuevo en inglés, —Disculpe por eso

Deja mi clase ahora, tienes la suspensión de dos horas y espero que hablar en clase y en inglés está mal. Anda que te espera el salón

¿Qué diablos?

—Profesor, nunca he ido a ese salón. Deme una oportunidad

—¿Alguien de aquí tiene segundas oportunidades?

Todos dijeron que no. El profesor me miro y me señaló la puerta, me levanté con vergüenza y me encaminé en bajar las escaleras, no podía creer que tenía que conocer ese salón que solo se iban los que hacía escandalo o no prestaba atención.

Me encontraba caminando hacia el salón de suspensión cuando una voz espaldas de mí hablo, —No te vayas —dijo haciendo voltear y chocar con su anatomía. Esos ojos marrones, esa mirada que mataba a una mosca popular de la escuela, esos ojos que solo estaban centrados en mí... esos que solo me hacían pegarme con una escopeta mi estúpido cerebro por imaginar algo con ese chico.

Manuel Jones se encontraba justo conmigo, observándome y callado, al igual que yo, estaba sin decir ni una palabra hasta que recordé lo que dijo... ¿cómo?

—¿Qué? —dije, se separo de mí, observando a otro lado y habló.

—Que no te vayas sin mí, vamos al salón de castigados, tienes suerte de que yo también sea el primero en ingresar en toda mi vida

—¿Cómo que toda la vida? ¿Y por qué te vas al salón si a ti no te han castigado?

—Por más que hablara en clase, jamás me botaban del aula. Soy inteligente y allá era muy torpe en tener algo de amigos. Es por eso por lo que me fui de ahí y decidí estudiar aquí. Y lo segundo, pues sí me castigó el profesor

—¿Por qué aquí? ¿Allá no hay muchas escuelas? Podías irte a unas de ellas, en vez de estar aquí.

—Me aburrí de ahí, pero otro día, si te interesa, te lo cuento. Ahora hay que irnos a salón. Por cierto, bonito nombre

—Gracias

—Apuesto que si no te hubieras visto las piernas desnudas, no me trataría así y otra persona no te hubiera dicho eso

—Cállate

—No, tienes que escucharme

—No te conozco.

—Tampoco no te conozco del todo, asi que, soy Manuel y...

—Ok. Pero guárdate tu comentario para otra persona

—Okay

Abrí la puerta del salón, había dos asientos y voltee para mirarlo, el chico se estaba yendo a otro lado.

—Aquí es el salón

—Lo sé Emma

—¿Entonces por qué no entras? —pregunté

—Por que no estoy castigado, nos vemos luego Emma

—¿Qué? ¡Espera! —se fue

 

****

 

Terminó la clase, era hora de salida y todos habían escapado como ratas a punto de cazar su queso. Me encontraba metiendo mis folder a mi mochila roja, estaba agotada por la clase de Historia y nuestro profesor chiflado con sus ocurrencias de vida.

Así que me encaminé en bajar la escaleras, pero me encontré con un montón de chicas haciendo cola, muchas chicas se tocaban el cabello y otras solo decían barbaridades. Bajé y miré a Javier sonriendo con un chico.

—¿Qué están haciendo? —pregunté




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