Corazones Rotos || Parte 1, 2 & 3 + Extras

28.

 

28. El Poema II

Manuel

 

Otra vez aquí, con una taza de café y mi laptop escribo el documento que tengo que mandar a mis socios, la ansiedad que hace presentar el mejor proyecto para el prox. evento aunque no es mi labor se apodera y no paro.

Termino el documento y por vía red social se lo mando. Cansado, me saco la corbata para tirarlo a mi costado —aunque solo cayo al piso —suena el teléfono de la oficina, pero corta al entrar a mi puerta.

—H-Hola sr. Jones ¿Quiere un postre?

—Mmm ¿De que tiene?

—Chocolate, vainilla y fresa aunque le puedo dar uno de lúcuma

—Vainilla mejor

La chica saca de su carrito de compras el helado y me lo entrega, agradezco y comienzo a comerlo. Pienso en todas las cosas de mi trabajo y no logro hacer un mayor negocio con los socios de Japón, como es posible que tengo que hacer algo magnifico para que ellos acepten ¿Qué cosa? No lo sé.

Aquel mensaje altera mi preocupación.

¡¿Qué hace Emma a esas horas llamándome?! Son la dos de la madrugada

Contesto.

—Hola guapo

Espera, no sé si estoy entendiendo ¿Esta borracha? 

—Emma que haces llamando a estas horas, ten un poco de consideración

—¿De que guapo? Oh ok ya entiendo no me quieres, pues yo si. Fue un error llamarte

Esta borracha... como el día que la conocí. 

—Emma donde estas?

—En alguna parte de la ciudad en donde no estés metido, tengo cólera que seas guapo, sexy y sobre todo que estés cerca de mi porque sabes que, ya hasta sueño contigo, maldito imbécil oups! se me escapo

Pongo ubicación y encuentro que anda en la calle donde esta, al parecer esta en una calle cerca a una discoteca cerca de mi oficina. Salgo de la oficina directo a la dirección.

—Ya voy, no te alejes de ahí por favor

—No seas mi héroe, chico oh perdón mi chico guapo —ríe

—Te vas a avergonzar cunado estés en mi brazos, ya verás

—Ya quisiera estarlo, oye hablamos otro día, tengo sueño. Voy a darme un descanso en mi cama, buenas noches

—No te duermas

—¿por qué?

—Estas en la calle y no en tu cuarto, tonta

—Oh sabes te digo una cosa...24/7 juntos, hablamos, nos contamos tantas cosas y solo tú me dejaste 

—¿Que?

—Bay 

Colgó. 

Eso es lo que piensa de mi?. Rio

Al llegar, bajo del auto que manejaba y me voy con Emma, quien andaba parada ya por caer al suelo.

—Emma

—Ah?

—No te duerma, me complicarás en cárgate

 —Manuel, te cuidado —dice, abre los ojos. Yo volteo y un golpe hace que ande tirado en el piso sin ninguna reacción.

****

 

Abro los ojos y Emma forcejea con un señor borracho, con lagrimas en los ojos hace que me parara de frente con el dolor que amanda en mi cuerpo.

—Déjala

Parece un Deja Vu

—Oh nuevamente él

Todo era muy raro, era el mismo señor, la misma situación. Lo único que cambiaba era que el tiempo era diferente.

—Déjala maldito imbécil

—No esta vez no me la quitaras, chicos!

Se acercaron hombres con navajas y pistolas. Emma seguía llorando

—Cuanto quieren por ella

—¿Que?

—Dinero, cuanto quieren para que la dejen en paz

—Tú crees que queremos dinero?

—Pues si ¿Qué mas quieren?

—A ella

El señor comienza a llevársela a un auto, en una de esa comienza a besarla y ella se mueve en otras partes. Llamar a Javier es algo loco de pelear y Antonio pues hace tiempo que no lo veo, esta vez seré yo solo contra ellos.

Me acerco a los hombres y comienzo a pelear con sus navajas y pistolas. 

****

 

"De nadie seré. Solo de ti.

Hasta que mis huesos

se vuelvan cenizas y

mi corazón deje de latir"

Pablo Neruda—

Escribo aquella nota en mi oficina, es algo que me recuerda a ella, a Emma. La extraño demasiado, me duele mucho que no me quiera ver, me duele el corte que tengo.

Aquella palabra que solo rota en mi cabeza es la de ella...

 

1 mes antes - Día de la pelea

—Gracias Manuel, mi héroe tonto

 —No tienes que decirme eso, era mi obligación

—¿Por que dices eso?

—Por algo que pronto lo vas a saber

—Ok, tengo sueño. 

—Duerme en mi auto, tranquila. Te llevaré a mi casa

—Uh?

—No va pasar nada, tranquila duerme

Pasan minutos y Emma no habla, volteo y anda dormida, sonrió.

—Te quiero, merezco esa herida por lo que te hice

 

 

 

 

 




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