Corazones Rotos || Parte 1, 2 & 3 + Extras

33.

 

33. Mis padres

Manuel

 

Despertar al lado de la persona que amo se hizo realidad. Me levanto de la cama y me dirijo a ver las noticias de la televisión. De repente se levanta Emma, toda despeinada y solo por ver el sol se esconde con la sabanas.

—Ay ya te levantaste, apura arriba —digo quitándole las sabanas

Se levanta y me mira con una cara de odio para luego besar mi frente. Ay como la amo.

****

—Manuel, toma tu café y no te quejes ¿Ok? —dice Emma quien anda molesta porque le dije que estaba raro que no haya preparado el café primero que el desayuno.

—No te moleste, mi vida

Ah no dije, estamos viviendo juntos. Yo creo que es mejor convivir antes de casarnos para conocernos como vamos a hacer, antes de arrepentirnos de nuestros idioteces.

¿Hemos hecho algo como ser idiotas? No, todavía no.

¿Hemos peleado? Tontas si, reales no

—Ya basta, vamos a comer ¿Si o no?

—Ay mi amor esta molesta como un bebé llorando por leche ay —digo y pongo i cara como un puchero. Ella voltea los ojos, claro odio esa cara 

—Vamos a comer ya

Comemos nuestro desayuno y interrumpo su comida deliciosa.

—Emma...

—¿Huh? —come

—Hoy vamos a ir a la casa... de mi padres —digo nervioso, ella bebe el café y se atora al decir cierta palabra "Padres".

—Emma no te me mueras antes porfa —suplico 

—No bromees con eso

—No ando bromeando, digo enserio cariño

—... Así que vamos a ir hoy ¿Tus padres saben?

—No, pero tienen que saber que nos vamos a casar en estos días

—Tienes razón
 

Mis padres no aceptan a Emma por su blog, como el día que hable con mi padre y maldecía a mi comprometida y mi madre... pues...
 

Tres meses antes

Llegue a casa de mi madre, tengo rosas rojas y una deliciosa comida para hablar de que casaré con Emma. Tocó el timbre y me abre la sirvienta.

—Hola Sr. Manuel Jones

—Llámame Manuel, sin ningún "señor" o "mi apellido"  ¿Okay?

—Ok señor

Volteo los ojos.

Mi madre, quien anda sentada con una revista de moda y un peinado para ser portada de todos lados me mira

—Hijo mío, a los tiempos que vienes a casa  —observa —María Roxanna —se acerca la sirvienta —Llévate eso

—No, yo puedo... —digo pero mi madre agarra y se la da a la sirvienta

 —Es su trabajo... siéntate cómodo 

Me siento en el sofá moderno. Y como saben ahora, soy una persona rica de dinero.

—Hijo —dice mi madre, por fin reaccionó al ver todos los sitios de esta casa.

—Estoy vivo, no morí 

—Agh ¿A que vienes? —cuestiona

—Vamos a comer y ahí te digo

—No, dímelo ya hijo mío ¿Necesitas dinero o irte de viaje o buscar una novia?

—No, nada de eso. Jeje estoy bien

—Ah ya me asustas

—Más bien es otra cosa  —digo, mi madre me mira para que siga —Voy a casarme

—Oh que bien hijo mío ¿Con quien? —pregunta

 —Con Emma, más conocida por crear el blog Corazones Rotos

—¿Enserio con ella?

—Si madre, con ella... la am..

—No te cases, no quiero que sea mi nuera

¿Que?  

—No te entiendo, solo te pido mi confirmación. Soy adulto y amo a esa chica 

—Entonces no tienes aprobación ni de mi, ni de tu padre y tu hermana. Sabes que odiamos a esa chica criticona de hombre pero, aún así te casarás con ella

—Que feo sentimientos tienes, no hables así de ella. 

—Yo digo como se me da la gana y tú me vas a respetar porque eres mi hijo

—Ok, me voy. Que tengas al menos un buen día porque tú ya me arruinaste el mío. Adiós
 

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Y ahí no vi a mis padres hasta hoy. Emma y yo tenemos que irnos a mi casa cuanto antes de que hagan algo malo en contra de nosotros.

Tocamos la puerta. Emma lleva... pues...

Y yo ando vestido

Y yo ando vestido....

María nos abre la puerta con una sonrisa de oreja a oreja, nos hace pasar y ahí estaban mis padres, todos serios y sin humor —algo que Emma tiene y me enamoro —se paran del sofá y hacen una cara de desprecio

María nos abre la puerta con una sonrisa de oreja a oreja, nos hace pasar y ahí estaban mis padres, todos serios y sin humor —algo que Emma tiene y me enamoro —se paran del sofá y hacen una cara de desprecio. De repente del pasadizo sale mi hermana Rosa, con una velocidad me abraza y me besa en el cachete.

Olvide que era muy melosa

Olvide que era muy melosa

Ah, mi hermana Rosa

—¿Qué haces aquí con ella, hijo? —pregunta mi madre, observando a Emma

—Ya tú sabes muy bien, madre —digo mirándola a los ojos, desafiándola.
 




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