Corazones Tempestuosos +18

¿Qué es el amor?

La palabra amor abarca tantos significados que se entrelazan con la idea de afecto, apego y querencia, pero ¿en realidad que es ser amado o amar? Muchos ya han definido la palabra amor, más no qué significa darlo o recibirlo y honestamente, no es tan simple como creemos.

Amar no es complicado, comprenderlo claro que sí lo es, porque muchas veces confundimos amor con cariño, o incluso con amabilidad, cuando en realidad son conceptos diferentes. El amor es un sentimiento extremo hacia otra persona. A veces ciego, vulnerable, pero siempre fuerte; tanto que, por amar, no somos conscientes de los errores que cometemos hasta que ya es demasiado tarde.

No sé si exista alguien en este mundo que crea lo mismo que yo, de que el amor es un arma de doble filo; puede sanarte tanto como puede destruirte, a veces lentamente, u otras veces tan rápido que ni siquiera te das cuenta.

El amor es una emoción sublime, casi divina cuando te entregas al alma correcta y en el instante preciso, pero se torna tormentoso cuando florece en el entorno equivocado.

¿Y cómo saberlo? ¿Cómo saber si hemos elegido bien la pieza que encaja en la otra mitad de nuestro corazón?

Lo cierto es que nadie nos enseña eso, pues no hay voluntad que dome al corazón, ni lógica que le dicte órdenes. A veces amamos a quien no lo merece, aferrándonos a ilusiones que nos ciegan, y otras veces dejamos ir a la única persona que ha sabido amarnos, por miedo, por orgullo, por la insaciable necesidad que tiene el corazón de amar a quien nos hace daño, solo porque tenemos la ideología de que así es el amor.

Por mucho tiempo creí que el amor debía doler, pero con el tiempo y la experiencia, comprendí que amar no significaba sufrir. Amar es felicidad, es entregarlo todo de manera recíproca y con la misma devoción. Y sí, es verdad que el amor no es perfecto, a veces habrá dificultades que parezcan que todo se está acabando, pero si luchas, si te esfuerzas por mejorar, todo puede resolverse al final.

Sin embargo, amar no es aferrarte, no es permitir que te humillen ni perderte a ti misma por el amor de otra persona.

Cuando era más joven y apenas conocía el significado de amar, pensaba que la dependencia emocional que tenía hacia la persona que me rompió el corazón, solo era algún efecto secundario del amor. Creía que, si le rogaba, e insistía, él se quedaría y sería como había sido al principio, pero tardé un tiempo en darme cuenta que eso no era amor.

Era dependencia.

Y ahora que lo entiendo mejor, sé que el amor no es obsesión, y mucho menos rogar por él. A veces hay que entender que unas personas no están hechas para uno y que hay que soltarlas antes de que su amor nos destruya, porque incluso, amar también significa soltar lo que ya no nos hace bien.

Y, sin embargo, ni él ni yo lo entendimos.

En mi historia, yo no sabía lo que era amar o ser amada por alguien más. Solo conocía el concepto de un amor a medias, que no se quedaba, pero tampoco dejaba que me fuera.

La relación que compartía con él no era emocional, era conformista, física, sumisa. Era una relación que no conocía el amor, donde lo único que importaba era complacerlo a él y esperar que eso fuera suficiente para recibir las migajas de su atención. Sin embargo, nada dura para siempre. No en esta historia, no para mí ni para él, porque hay engaños que, cuando salen a la luz, duelen, y destruyen todo a su alrededor hasta no dejar nada.

La seguridad y la esperanza que sentía de que las cosas mejoraran entre él y yo, se esfumaron con sus mentiras y lo único que dejaron fue a una mujer desdichada, perdida y confundida.

Esta historia no es color de rosa y mucho menos justifica las acciones o reacciones toxicas que tuvimos. Mi historia es la demostración de que el amor propio es más importante que aferrarte a una persona que ni siquiera sabe lo que quiere.

Si no te amas a ti mismo ¿Cómo pretendes amar a alguien más?

Amarse a uno mismo no es egoísmo, es necesidad y fundamental, porque es el cimiento sobre el cual se construye todo lo demás: nuestras relaciones, nuestras decisiones, nuestra paz, y hasta nuestra forma de ver el mundo.

Es así de simple, como entender que, aferrarte al pasado nunca traerá nada bueno, y que las mentiras y engaños solo causan daños irreversibles.

Así que, es aquí donde te pregunto ¿crees en los "y fueron felices por siempre"?

Por siglos y siglos, los libros y las películas nos han hecho creer que en algún punto de nuestras vidas llegará ese final y que seremos felices por la eternidad, pero eso no es más que una fantasía ideada para aquellos que quieren aferrarse a mundos y personajes que no existen. Los cuentos y las películas son solo eso, historias inventadas para salir de nuestra realidad y fantasear con algo mejor; con un amor épico e intenso, sincero y perfecto.

Sin embargo, fuera de los libros y las películas, todo es diferente, más real, menos perfecto. En la vida real no existen los finales felices, ni los amores perfectos, porque siempre habrá algo que lo arruinará; un pasado, una persona, un sentimiento no correspondido.... y entonces es ahí cuando comprendemos que los finales felices no existen.

No obstante, en esta historia, hay dos tipos de personas. Los que se aferran a la poca esperanza que les queda y esperan resolverlo todo para conseguir lo que han anhelado desde el principio, y los que siembran el caos a su alrededor, sin importar el daño ni las consecuencias.

Me aferré a él como una idiota, buscando la manera de entrar en su corazón y sanarlo, pero no sabía que había gente a la que no se puede salvar. No a aquellos que no quieren ser salvados. Así que, para cuando me di cuenta, ya era demasiado tarde; ya me había consumido el caos que era él.

Pero para que entiendas cómo llegué a este punto sin retorno, necesito contarte todo desde el principio, desde el momento exacto en que supe que estaba perdida y atrapada en esta red de engaños y mentiras..




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